ALICANTE. El principio de acuerdo sobre la regulación de los horarios comerciales alcanzado este lunes en la reunión del Observatorio autonómico de Comercio no fue ni fácil ni gratis. Si el tiempo puede servir como indicador objetivo de la complejidad de la negociación, basta con tener en cuenta que la reunión se prolongó durante tres horas y media. Hubo intervenciones duras por parte de los representantes de los dos sindicatos con mayor implantación social (CCOO y UGT) y también desde el pequeño y mediano comercio, en ambos casos contrarias a que las aperturas en festivo se generalizasen. Y, de igual modo, también hubo intervenciones que generaron incredulidad en el foro, como la del director general de Comercio, Natxo Costa, que quitó trascendencia al impacto de la Volvo sobre el comercio, o la del representante del Ayuntamiento de Alicante, el asesor de Comercio Pedro de Gea, obstinado en defender la autonomía de la ciudad para decidir su política comercial. Sin embargo, según las fuentes consultadas, nadie llegó a votar en contra en aras de un acuerdo que permitiese desbloquear una disputa enquistada desde hace años. Como resumió el conseller de Economía, Rafa Climent, se trata de un principio de acuerdo que no satisface plenamente a nadie y que precisamente por eso puede ser bueno: implica cesiones de todos. Lo que implica que todos ganan y todos pierden.
Hipermercados y centros comerciales: Cedieron las grandes superficies, agrupadas en Anged. Pese a que hasta ahora habían reivindicado una liberalización total, de modo que se pudiese abrir todos los festivos del año, este lunes mostraron su disposición a renunciar a los festivos de cinco meses: los comprendidos entre enero y junio.
Además, también se comprometieron a respetar lo previsto en los convenios sectoriales, de modo que los trabajadores del comercio no tengan que trabajar más de un 33% de los festivos hábiles, ni más del 50% en el caso de los empleados del comercio textil, según fuentes participantes en la reunión. Esa situación, según las mismas fuentes conllevará necesariamente el mantenimiento de buena parte de las contrataciones.
De ratificarse el preacuerdo, perderán las ventas que pudiesen registrarse en unos 23 festivos al año. Pero tendrán garantizado el negocio que pueda generarse en los festivos de los meses que se consideran temporada alta, en los que se registra una mayor actividad comercial: el verano con la consiguiente llegada de visitantes, las rebajas de esa misma estación, el pico de ventas del fin de semana asociado al Black Friday y las campañas de Navidad y Reyes, cada vez más adelantadas.
Ese mismo escenario resulta igualmente válido para los centros comerciales de Alicante, ya que se cumple la lógica que vienen reivindicando desde 2013: que se establezcan las mismas condiciones de competencia para todos.
Pequeño y mediano comercio: Cedieron las tiendas de proximidad, contrarias a la liberalización al tener más dificultades que las grandes superficies para abrir en fin de semana por sus limitaciones para ampliar plantillas. Sin embargo, ganarán al restarse 23 festivos de apertura y, además, conseguirán acabar con la delimitación territorial que no gustaba a los minoristas excluidos de zonas ZGAT. Ahora, todos podrán decidir si abren o no a voluntad en busca del cliente que pueda arrastrar la apertura en domingo de una gran superficie próxima. En Alicante, por ejemplo, algunas asociaciones de comerciantes de determinados distritos así lo habían reivindicado frente a la ZGAT del Centro.
Sindicatos: Los representantes de los trabajadores también cedieron y no votaron en contra para propiciar un acuerdo que tampoco colma las expectativas de las grandes superficies. Los 40 festivos aperturables son menos que 63, lo que amplía las posibilidades de conciliación de la vida laboral y familiar de los empleados del sector. Además, se aferran al compromiso de mantenimiento de los contratos suscritos para cubrir las necesidades de los festivos y siempre pueden seguir exigiendo que las empresas se ciñan a los convenios.
PSPV y Compromís: Los dos partidos aliados en el Consell también tuvieron que relajar sus posiciones. En líneas generales, las dos formaciones abogaban por buscar un punto de encuentro entre los intereses de todos los actores del sector. Y en ese deseo, venían mostrando su inclinación por la protección de los derechos de conciliación de los trabajadores. Por pura lógica, esa voluntad se venía haciendo más visible en el caso de Compromís, como titular de la conselleria competente sobre la materia. Desde 2015, ni su máximo responsable, Rafa Climent, ni el director general de Comercio, Natxo Costa, han escondido sus reticencias a ampliar las ZGAT con el argumento de la defensa del pequeño comercio. Es más, Compromís mantiene su estrategia de tumbar desde el Congreso la obligación legal de que las grandes ciudades deban contar con al menos una ZGAT.
Así que llegar a una autorización de 40 festivos cuando, en todo caso, especialmente Compromís había puesto todo el empeño en llegar a una regulación estacional limitada al verano, con unos 22 domingos de apertura, no puede considerarse precisamente un éxito. Pero tampoco es una derrota: no son los 63 que se venían aplicando en Alicante y València. Y, además, los dos partidos -e igualmente por lógica, especialmente Compromís- pueden llegar a apuntarse el tanto de haber encontrado un punto intermedio que pueda resultar estable y que acabe con la inseguridad jurídica y las incertidumbres que se vienen arrastrando sobre el tema desde el año 2013.
Después, las interpretaciones pueden ser diversas. Habrá quien quiera atribuir al PSPV y a su líder, Ximo Puig, las presiones necesarias para que Compromís y Rafa Climent se bajasen del "no es no". Y habrá quien quiera colgar la medalla a los nacionalistas y a su conseller como responsable de haber procurado un acuerdo tras meses y meses de contactos con todos los implicados. Pero lo cierto es que, al menos en lo básico, los dos partidos han estado de acuerdo. Un ejemplo: Puig llegó incluso a respaldar públicamente la propuesta de regulación de Comercio para la ciudad de Alicante frente a las críticas lanzadas por el alcalde socialista, Gabriel Echávarri.
Alicante: La posición defendida desde el Ayuntamiento -fundamentalmente desde Alcaldía y desde la Concejalía de Comercio, ambas en manos del PSPV- tampoco es al 100% la que podría llegar a conseguirse. No se respetará la autonomía municipal. No se abrirá todo el año y tampoco se limitará la autorización al Centro tradicional: leáse El Corte Inglés y Fnac Bulevar. Pero, como aducen las grandes superficies, se consigue el objetivo principal: los periodos de máxima afluencia de visitantes y de mayor volumen de negocio. También se sientan las bases para salvar la Volvo, pese a que, desde 2015, nadie había incluido explícitamente al evento deportivo en el debate. Y, además, se logra que, de algún modo, se reconozca la situación especial de las dos capitales de provincia respecto al resto de la Comunitat al procurar una delimitación propia.
Está por ver, no obstante, qué sucederá con el recurso municipal interpuesto ante el TSJ contra la sentencia de primera instancia que abre el paraguas de la ZGAT del Centro a otros tres centros comerciales. Y también cuál será el futuro del recurso de alzada presentado contra la ZGAT acordada por Comercio a finales de julio, aunque en exposición al público desde el 23 de agosto. En principio, esa regulación estacional (de 15 de junio a 15 de septiembre) es la que seguirá vigente en lo que resta de 2017 por lo que el Ayuntamiento podría mantener su recurso.