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En una exposición que se puede visitar hasta el 28 de febrero en el Archivo Municipal 

Las chicas del cable de Netflix existen, y están en Ibi

23/02/2020 - 

IBI. Aunque con una grave falta por un tema de anacronismos, la famosa serie Las chicas del cable, que ha popularizado Netflix, ha rescatado uno de los oficios femeninos más bellos del pasado. Lejos de ubicarse en la época de los felices años veinte, la antesala al mundo del teléfono automático es posterior, y aguantó hasta los ochenta. "Las llamadas comenzaron siendo manuales, marcando una cifra, dos o tres, no tenían más como ahora, y las asistía una teleoperadora". El reto estaba claro: buscar que se despejara una línea, ya que solo era posible mantener dos conversaciones activas a la vez. Los entresijos de las telefonistas han sido ilustrados por el periodista Antonio Teruel, a raíz de un reportaje publicado hace unos años en el que investigó sobre cómo funcionaba este trabajo en la provincia de Alicante, sobre todo en las zonas rurales. Una exposición titulada Les nostres xiques del cable que puede visitarse en el Archivo Municipal de Ibi hasta el próximo 28 de febrero, organizada junto al Col·lectiu Saginosa, del que forma parte Teruel.

El resultado de sus pesquisas es un compendio de documentos, aparatos telefónicos, carnés de empleada, auriculares y nóminas. Sobre todo, guías telefónicas, ya que coleccionarlas es una de las mayores aficiones del periodista. "Tengo más de 700 (…) Me gusta 'cotillearlas'; tienen un gran valor documental, igual al de una fotografía". Entre sus páginas, ya sea en las ediciones blancas, las amarillas o las especiales, un completo listado de los comercios de la época que, por aquel entonces, contaba con un número de teléfono. "Aportan mucha información desde el punto de vista socioeconómico". Un momento en el que ser telefonista gozaba de cierto estatus social. "La exposición reivindica el papel de las mujeres, ya que para muchas era su primera oportunidad laboral de un trabajo cualificado, especializado y bien pagado", explica Teruel. Porque, claro, solo se hablaba de chicas. "Yo creo que esto lo marcó el machismo de la época: la idea de 'señorita', de que la voz femenina es más agradable". De ahí el ejemplar de la revista Ama, para amas de casa, incluido en la muestra del Archivo Municipal de Ibi, que abre con este oficio femenino como reportaje del día. 

"Tengo más de 700 guías telefónicas; las colecciono, tienen el mismo valor documental que una fotografía"

Una de esas reconocidas voces fue, precisamente, Laura Cantos quien, junto a su hermana, Lola, ya fallecida, ha sido homenajeada por el Ayuntamiento de Ibi en su labor de telefonistas. La primera, y también una prima suya, Lucía, participaron en el acto de inauguración de la exposición. Y es que su familia obtuvo la concesión del servicio de telefonistas desde el 1955 hasta los setenta. "La empresa –Telefónica- adjudicaba la explotación de las diferentes sucursales a familias con necesidades sociales, nombrosas o casos de viudedad, que a su vez subcontrataban a más trabajadoras", explica el responsable de la muestra.

Algunas de las telefonistas de Ibi, una de Agost y familiares de las operadoras ya fallecidas, en la inauguración de la muestra

Un negocio a tres niveles que cerró sus últimas centralitas en julio de 1980 en la provincia Alicante. No obstante, la más longeva, ubicada en la localidad andaluza de la Alpujarra, siguió trabajando hasta diciembre de 1988. "En nuestras comarcas, las llamadas 'las del teléfono' de Beniarrés fueron las últimas telefonistas. Por norma general, la población rural era la última en conectarse, aunque es circunstancial". Teruel asegura haber recopilado el testimonio de la gran parte de las trabajadoras del cable de Ibi: una veintena de mujeres que ocuparon la profesión durante treinta y cinco años. Husmeaban ocasionalmente entre conversaciones muy diversas e íntimas que, aún a día de hoy, siguen manteniendo en secreto por respeto a la cláusula de privacidad, sin importar que haya quedado obsoleta. "Se ponían a escucharlas cuando se aburrían. Como, por ejemplo, aquella señora que llamaba frecuentemente para ver cuál de los dos curas era el que confesaba ese día, y, si era su favorito, le dieran el aviso", narra a modo de anécdota Teruel, recordando que la centralita estaba justo enfrente de la iglesia. Un servicio, por cierto, los avisos de conferencia, que realizaban, igual que el de comunicar inmediatamente cuando una línea quedaba libre.

"si se aburrían, escuchaban las conversaciones: y la mujer que avisaban cuando llegaba su cura"

"Trabajaban en su propia casa; que tenía una dependencia reservada al oficio", señala el periodista. Podía haber una llamada en cualquier momento, lo que obligaba a tener un servicio ininterrumpido de veinticuatro horas al día, 365 días del año. "A veces, incluso, sin turnos". Es el caso de María Inés Tudela, la chica del cable de Alfafara quien desempeñó sola la labor de telefonista. "Un hecho tan básico como una llamada de Ibi a Cocentaina había quien prefería ahorrársela conduciendo, ya que podían esperar horas hasta que conectaran la línea". La profesión de la que presume Netflix ha cambiado con los pasos agigantados que ha dado la tecnología. Para los amantes de lo analógico –y quienes hayan agotado ya sus cinco temporadas-, una gran propuesta expositiva, la de Les nostres xiques del cable.

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