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CRÍTICA DE CINE

'La ruleta de la fortuna y la fantasía': la magia de la conexión

5/11/2021 - 

VALÈNCIA. En un tiempo récord, Ryûsuke Hamaguchi se ha convertido en uno de los autores más prestigiosos del cine japonés contemporáneo demostrando una capacidad inusual a la hora de acercarse de forma limpia y transparente a la sociedad de su país a través de una serie de personajes lastrados por la soledad y por toda una serie de frustraciones que tienen que ver con la propia naturaleza del mundo en el que vivimos.

En el pasado Festival de Cannes ganó el premio al mejor guion por adaptar el relato de Haruki Murakami de forma muy personal en Drive My Car y en el último Festival de Berlín ganó el Oso de Plata por la prodigiosa La ruleta de la fortuna y de la fantasía, una película formada por tres historias independientes, pero recorridas por una idea común, como si se tratara de una pequeña sinfonía en tres movimientos en la que late el peso de las casualidades, los encuentros y los desencuentros que marcan nuestras vidas.

Los tres relatos mantienen una armonía interna entre sí, no solo porque estén entrelazados por una pieza a piano de Shumann, sino gracias al estilo delicado y sereno que imprime el director. Para Hamaguchi la palabra, los diálogos, adquieren un sentido fundamental. Puede que su origen sea teatral, pero en este caso se aleja totalmente de la representación para abrazar la más extrema pureza a la hora de captar cada expresión de los personajes que se hallan conversando. A veces entre ellos se produce un choque incómodo, o se establecen relaciones de poder. La sombra del pasado siempre suele estar presente, pero lo realmente milagroso es la forma en la que asistimos a esos pequeños momentos de conexión entre los personajes donde algo mágico sabemos que está ocurriendo frente a nuestros ojos y que nos perturba de manera muy íntima, casi a modo de epifanía sobre nuestros propios errores y aciertos, sobre las paradojas que conllevan nuestras decisiones.

El primer episodio hace precisamente referencia a esta sensación. Se titula ‘Magia (o algo menos reconfortante)’ y en él una joven descubre que su mejor amiga ha tenido un encuentro muy especial con el que fuera su pareja. Sentirá entonces la necesidad imperiosa de verlo y escarbar en las miserias de su relación, quizás para perpetuar la espiral de daño que ha generado a su alrededor, quizás para darse cuenta de que debe aceptar el destino como una señal y continuar su camino para sanar su dolor.

En el segundo capítulo, ‘Una puerta abierta’, una madre de familia que ha comenzado los estudios universitarios de manera tardía mantiene una aventura con uno de sus compañeros, que ha sido suspendido por un profesor de francés que acaba de ganar un prestigioso premio literario. Ambos urdirán una trampa de seducción para que en ella caiga el profesor, pero durante el trascurso de su plan, la protagonista se dará cuenta de que está jugando con un material muy sensible que le hace enfrentarse a sí misma y a sus propias amarguras.

Por último, ‘Una vez más’ surge de un equívoco. Una mujer asiste a una reunión de antiguos alumnos con la esperanza de reencontrarse con su primer amor. Antes de regresar a Tokio cree verla y comienzan a hablar hasta que se dan cuenta de que todo ha formado parte de una confusión. Sin embargo, esa coincidencia servirá para que ambas exorcicen sus fantasmas interpretando la una para la otra, los papeles de las mujeres que en su adolescencia les dejaron un vacío en el corazón.

Desde que el director rodara Happy Hours, sus películas se han impregnado de sensibilidad femenina. En La ruleta de la fortuna y de la fantasía Hamaguchi consigue acercarse al imaginario de las mujeres de una forma muy sencilla como virtuosa. Sus heroínas cotidianas están repletas de contradicciones, algunas son egoístas, otras soñadoras, todas están algo perdidas. Y las refleja de una manera profundamente libre, en la forma y en el fondo, a través del impulso de sus emociones, la mejor manera de acceder a sus respectivas verdades internas.

¿Qué nos hace sentir distancia con otras personas? ¿Por qué creamos una barrera? ¿Por qué no somos capaces de abrirnos a las posibilidades de la comunicación y de la conexión? Sobre estas y otras cuestiones habla esta pequeña gran pieza maestra sobre las relaciones humanas en un mundo contaminado por la falta de esperanza en el que de pronto, puede surgir una chispa reveladora.

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