ELDA (EFE). La emblemática vara de mando de Manuel Azaña ha protagonizado la investidura del socialista Rubén Alfaro en su reelección como alcalde de Elda, población alicantina que acogió la última sede del gobierno republicano.
El socialista Alfaro, con la mayoría absoluta con 13 de los 25 concejales, repite en un cargo que ya ha ocupado los últimos cuatro años, y por primera vez se ha usado el bastón de mando de Manuel Azaña, presidente de la II República entre 1936 y 1939, en la toma de posesión.
La vara de mando de Azaña se halla en Elda desde 2007: primero en el archivo histórico municipal y, tras ser restaurado en el taller eldense de Julián del Olmo, desde el 11 de abril de 2018 en una vitrina en el vestíbulo del ayuntamiento.
Cada cuatro años los concejales entrantes costean una vara que, sin valor patrimonial, se entrega al alcalde en la investidura, aunque en esta ocasión y en conmemoración del 40 aniversario de los ayuntamientos democráticos -también coinciden los 80 del final de la República-, se ha decidido utilizar el bastón de Azaña.
Ha sido al término del pleno de investidura que se ha desarrollado en el teatro Castelar, y el encargado de entregar la vara de mando al alcalde ha sido el concejal de mayor edad, que en esta ocasión es el único de Vox, José Francisco de Mateos, quien no ha puesto objeción alguna a que se utilice el bastón de Azaña.
En las pasadas elecciones municipales el PSPV-PSOE obtuvo 13 concejales (la mitad más uno), por 5 tanto del PP como de Ciudadanos (Cs) y 1, respectivamente, de EU y Vox. Elda acogió la sede del último Gobierno republicano del 25 de febrero al 6 de marzo de 1939.
De 93 centímetros de largo y 1,5 de diámetro, la vara de Azaña está elaborada con madera, resina imitación de carey, metal y fibra textil, su empuñadura es dorada y contiene la inscripción "M", de Manolo, como le gustaba que le llamaran.
Bajo el puño, dos borlas acordonadas de colores oro y negro atraviesan un orificio circular con remache metálico dorado, y está rematada en su extremo inferior por una punta plateada o regatón. Este simbólico bastón recaló en Elda después de que, en 1990, la viuda de Azaña, María Dolores de Rivas Cherif, exiliada en México desde 1941, la cediera a la Liga Española Pro-Derechos Humanos, entidad continuadora de la Liga Española por la Defensa del Hombre y el Ciudadano, fundada en 1913 y a la que perteneció Manuel Azaña.
Esta organización la restauró y la entregó temporalmente al presidente de la República de Portugal Jorge Sampaio para que lo custodiara durante el tiempo que estuviera al frente de su país (1996-2006). Al término de su mandato, Sampaio la devolvió a la Liga Pro-Derechos Humanos, cuyo presidente, José Francisco Alonso, determinó que fuera Elda el destino final por haber sido escenario del final de la República en territorio español.
Y esa decisión se tomó pese a que la vara había sido solicitada por las Cortes Generales, el Ministerio de Defensa, el Ateneo de Madrid e Izquierda Republicana.