500 años, ni más ni menos. Hace prácticamente cinco siglos finalizó una de las revueltas políticas que más influencia histórica ha tenido en la historia del Reino de Valencia en general y en la historia de nuestra Terreta alicantina en particular.
Me refiero a la conocida revuelta de las Germanías (1519-23) que sacudió como un terremoto todo nuestro territorio. Las Germanías fueron una revolución política muy compleja y significaron el tránsito en el Reino de Valencia de la edad media a la edad moderna.
¿Quiénes fueron los rebeldes agermanados?, ¿Qué demandaban?, ¿Por qué se levantaron contra el rey Carlos V que desde 1516 era el monarca común de los reinos hispánicos?
Los agermanados de las ciudades eran burgueses y clases artesanas que defendía una sociedad valenciana basada en el comercio y en las manufacturas, que se orientaba por lo tanto hacia una economía moderna. Deseaban un Reino de Valencia liderado por las urbes y no agrario ni controlado por los nobles terratenientes.
En el campo los agermanados fueron fundamentalmente campesinos pobres y también dirigieron sus quejas contra los poderosos y aristocráticos propietarios de la tierra y reclamaron unas mejores condiciones de trabajo.
Carlos V decidió no atender las justas reivindicaciones agermanadas y, en un gesto muy contrario al espíritu de Jaime I el conquistador, se alió con la nobleza contra la burguesía, los gremios productivos y los campesinos. Finalmente el monarca venció.
Su victoria, definitiva desde 1523, significó el declive de una sociedad valencia moderna, que hubiera podido prosperar y desarrollar su potencial económico en el siglo XVI, generando gran prosperidad.
Dibujado ya brevemente el marco general de la revuelta agermanada, pasemos a analizar este crucial evento histórico desde el punto de vista alicantino.
Muy conocida en la ciudad y en la provincia de Valencia, la crisis agermanada ha sido muy escasamente estudiada desde una perspectiva sur, desde las comarcas alicantinas.
No obstante, las Germanías tuvieron grandes repercusiones en nuestra Terreta ya que ayudaron a consolidar el liderazgo de la ciudad de Alicante en detrimento de la capital histórica del sur de Reino, Orihuela, y también de un Elche que trataba de ganar protagonismo.
Concretemos lo sucedido. Una vez iniciada la guerra agermanada las ciudades alicantinas tuvieron que tomar partido. Orihuela, gran defensora al igual que la ciudad de Valencia de un régimen foral que le otorgaba personalidad y autonomía, apoyó a los agermanados.
El pueblo y las élites burguesas locales de Elche, que desde 1471 era una ciudad que pertenecía por donación real a la toledana familia Cárdenas, se pusieron de parte de los agermanados porque deseaban liberarse del yugo de su señor feudal y volver a ser una ciudad libre.
Alicante, sin embargo, apostó por el bando vencedor, por el bando del rey. La urbe del Benacantil no tenía demasiada producción artesanal y los fueros no eran especialmente beneficiosos para ella. Era el comercio portuario, impulsado y organizado por la Corona y la administración real, el que otorgaba prosperidad a un Alicante cuyo auge siempre estuvo muy ligado a la monarquía.
Como dijimos, la revuelta fallida agermanada tuvo una consecuencia alicantina vital: un Alicante victorioso comenzó a liderar el sur frente a sus derrotados rivales de Orihuela y Elche, que entraron en una relativa decadencia.
Es importante por todo lo relatado seguir recordando la revuelta de las Germanías y no verla como un acontecimiento ajeno, decisivo para la ciudad Valencia pero irrelevante para la Terreta.
Necesitamos una lectura-sur, una lectura alicantina de la historia del Reino de Valencia que nos permita comprender mejor el pasado de la Terreta. Las Germanías son un buen ejemplo de un hecho histórico clave que, en este 500 aniversario, nos muestra que nuestros siglos pretéritos han de ser comprendidos tanto en su dimensión valenciana como en su dimensión hispánica/española.
Antonio Adsuar es fundador del proyecto-blog www.alicantinismo.com