DEL DERECHO Y DEL REVÉS / OPINIÓN

La procesión va por dentro

5/04/2021 - 

ALICANTE. Homenajeando al genial Gómez de la Serna, de esta atípica Semana Santa, y ya van dos, podríamos decir algo así como “me comí una torrija, la procesión va por dentro”. Y nunca mejor dicho, porque lo que se dice de procesiones en vivo, nada de nada por aquí. Independientemente de las creencia de cada cual, el actual está siendo un momento tan anodino como cualquier otro, si no fuera por los días vacacionales, que siempre nos alegran y sirven para reparar el cansancio del trimestre. La llegada del buen tiempo está resultando también un signo de esperanza, tras el duro invierno de limitaciones y encierro doméstico, más o menos aceptado por todos. Por lo demás, nada haría sospechar que nos encontramos en plena Pascua, salvo por los dulce típicos que inundan los comercios.

Hecha la ley, hecha la trampa y esta sigue siendo la patria del Lazarillo de Tormes. Muchos ciudadanos, cansados de no poder moverse, han optado por recurrir a emitir y portar en sus desplazamientos fuera de su lugar de residencia salvoconductos, más o menos creíbles, para poder justificar sus desplazamientos. Dicen que hasta los hijos de la infanta Elena y varios ministros han salido de vacaciones, en pleno cierre perimetral, pero dudo mucho que a ellos los llegaran a multar en ningún caso. Ya saben, siempre ha habido clases. Entre la gente corriente las obras reales o ficticias en la segunda residencia parecen haberse multiplicado por doquier, y ya hay quien hasta recurre a la delación de la vecina anciana, que se vino haciendo trampas a tierras alicantinas para pasar estos días.  Lo aburrida que tiene que estar una persona para ponerse a emular a la vieja’l visillo, como diría el genial José Mota. Mala barraca eso de andar denunciando al de al lado, salvo causa grave que no haya otro modo de solucionar, como lo de ese burdel en pleno centro de la capital alicantina, a puntito de cerrar y no precisamente por vacaciones. Los vecinos, hartos de la movida y de que entrara y saliera de allí gente como si eso fuera la Inquisición, prepararon un buen tocho de denuncia. En ese caso, sí, pero porque una buena mujer se venga a Alicante a que le dé un poco la brisa marina…. Y es que no hay mejor que la terreta para poder cambiar el chip, seamos un poco comprensivos con quienes no tienen la suerte de poder gozar del mar en su día a día. Además, si recibimos bien a los extranjeros, practicar la discriminación con los españoles de otras regiones no parece muy coherente. Mejor dejemos  en paz a los vecinos y metámonos en nuestros asuntos.

Volviendo al tema de la Semana Santa, considero una verdadera pena que las procesiones no hayan podido celebrarse tampoco este año, y eso que no soy muy de procesiones, ni de desfiles, salvo cuando me lié la manta a la cabeza y procesioné, como dicen aquí, debidamente tuneada de dama de mantilla años ha, cumpliendo una promesa. Lo incomprensible es que las procesiones se hayan suspendido, y que en cambio haya habido mítines electorales en la campaña de las pasadas elecciones catalanas, so pretexto de proteger el derecho a la participación política. Se ve que ese derecho sí es digno de especial protección, a ojos de nuestros gobernantes, pero que no lo es del mismo modo el derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades, que conforme al artículo 16 de nuestra Constitución Española se ha de poder ejercer sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. De ahí que me pregunte por qué los fieles católicos han aceptado este año, de tan aparente buen grado, la renuncia a las procesiones típicas de estas fechas, con sujeción a las debidas limitaciones que impondría la lógica en tiempos de pandemia. Otro ejemplo más de que aquí se aplica a voluntad la ley del embudo, según le interese a quien tenga que dar los oportunos permisos.

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