EL PASEO DEL CHANCO

La playa de los Ilustres

18/01/2018 - 

En el siglo XX las clases adineradas dejaron de mirar a la Huerta de Alicante como zona para levantar sus fincas de recreo y pusieron sus ojos en las primeras líneas de la Platja de l’Horta, hoy conocida con los nombres de San Juan y Muchavista. Esta playa de gran longitud solo era visitada masivamente el día de San Jaime. Los alicantinos y vecinos de la Huerta marchaban con sus burros y mulas por sendas y caminos a pasar el día a la playa. A partir de 1912 con la apertura de la línea de Trenet de la Marina y la construcción en la década de 1930 de la carretera de la playa, la zona empezó a ser accesible a los alicantinos. 

Hasta ese momento esas tierras carecían de valor, puesto que ese valor se lo daba la posibilidad o no de cultivar. La única agua de riego que llegaba a esa zona era la que arrastraban las riadas a través de las acequias que desaguaban en la zona conocida como la Marjal y de ahí, al mar desembocando por la zona de los apartamentos Náutico, Playa y Las Sirenas. Por todo ello los nuevos y modernos chalets tuvieron que abastecerse de aljibes que recogían agua de lluvia o bien del Pou del Cranc, un pequeño pozo situado en primera línea de playa que manaba agua dulce, salvo cuando soplaba de levante, que brotaba salobre.

El primer particular en ver las posibilidades turísticas de la playa de San Juan fue el Doctor García-Tapia. Según cuenta su nieta Pilar Altamira en una obra de reciente publicación, a finales de 1928 el Doctor Tapia viajó con su esposa a Alicante para adquirir unos terrenos en el Cabo de la Huerta situados al final del camino del Faro. Allí levantó su chalet de influencias neoárabes al que denominó El Morabito. Años después se levantaría aquí el recientemente desaparecido Hotel Sidi San Juan. El Morabito tenía una molineta para extraer agua de un pozo en primera línea. ¿Sería el Pou del Cranc?

Tras el Doctor Tapia y la construcción de la carretera inaugurada por Manuel Azaña se abrieron los primeros hoteles denominados Costa Azul y Mediterráneo ambos en término municipal de El Campello. Detrás de este último se abriría años después el Hotel Villa de Madrid. Tras la Guerra Civil llegaría el Hotel Playa, junto a la Marjal, en término de Alicante. Ninguno de ellos se conserva a día de hoy. De aquellos pioneros del sol y playa solo se mantienen en pie los construidos a partir de los cincuenta: el Hostal San Juan en El Campello y el Hotel Almirante en término de Alicante.

Muchavista, y especialmente la recóndita zona de La Cenia, atrajo a destacadas personalidades. El primero de ellos fue el abogado, gastrónomo y político republicano José Guardiola Ortiz que levantó en primera línea su chalet Belvedere, mirador privilegiado sobre el mar donde pasó sus años de exilio interior durante la Dictadura franquista. Un poco más adelante se encontraba otro chalet elevado sobre el mar también llamado Belvedere. Era el de su yerno Germán Bernácer, enterrado hoy junto a su esposa e hija en el cementerio de Sant Joan. De este chalet que yo conocí abandonado no queda nada. Una estructura de hormigón inacabada ocupa su lugar. Entre ellos, la ermita de Santa Brígida, a punto de cumplir las siete décadas de vida.

Al abrigo del Belvedere llegarían, como recordó Paco Huesca en Alicante Vivo, estrellas como Carmen Sevilla, Alberto Closas, Jorge Mistral, Luis Mariano, Celia Gámez, Luis César Amadori y Zully Moreno, Mercedes Vecino… hasta se rumorea que Sofía Loren pasó por allí.

Algo más adelante, ya en el Rincón de la Zofra, se encontraba elevado sobre otro promontorio el chalet del Gobernador Aramburu, gran amante del Mediterráneo. Esta pasión la suponemos porque, según la leyenda urbana, prohibió al arquitecto Julio Ruiz Olmos levantar la caseta del ascensor de los apartamentos Gloria Mar porque le taparía las vistas al mar. Así que en un edificio de cinco plantas el ascensor sólo llegaba hasta el cuarto. Junto a su chalet, que tenía un nombre en euskera, se encontraba el Bon Sol del médico Pérez-Jordá, chalet hoy convertido en camping.

Ya en término de Sant Joan d’Alacant y más cerca de la carretera de Valencia vivía la Procuradora en Cortes alicantina Ana Ballenilla Fajardo, concretamente en la finca Palmeretes, hoy abandonada, situada en el camino que une Sant Joan con La Cenia. Esta finca era punto de reunión para los ilustres vecinos que recorrían el camino a disfrutar de las fiestas que allí se organizaban. Entre los papeles que había tirados por el suelo de la casa saqueada se encontraban cristhmas de Alberto Closas, Juan Vidal

La cercanía a Sant Joan d’Alacant y la carretera y estación de tren que comunicaba con El Campello -y su famosísima sala de fiestas El Gallo Rojo- y con Alicante convirtieron La Cenia en la precursora de rincones como Marbella o Puerto Banús. Precisamente a estas localidades emigraron todos los ilustres vecinos de La Cenia. La falta de servicios básicos como el alcantarillado, la iluminación o el agua potable; el todo-vale urbanístico y la nula visión de futuro de las autoridades campelleras provocaron el éxodo del Star System español e hispanoamericano a la Costa del Sol. Siempre nos quedará el recuerdo de algo que pudo ser y no fue.

Alfredo Campello Quereda

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