ALICANTE. Majo Espuch es concejala de Compromís en Alicante, y su compañero, Ismael Vicedo es vicesecretario de la formación y trabajador de Escola Valenciana. Se conocieron en 2011 y desde entonces, llevan una vida en común. Todo el mundo sabían que era pareja. Natxo Bellido es el portavoz de la formación valencianista en el Ayuntamiento de Alicante, y Manuel Alcaraz, el conseller de Transparencia de la Generalitat. Uno es y será el candidato a la Alcaldía, el otro siempre ha sido la eterna alternativa nunca consumada Unos del Bloc, otros de Iniciativa. De momento, se llevan bien. Han estado en el equipo de gobierno municipal, y ahora en la oposición. Mientras, el PSOE de Echávarri tenía problemas judiciales o el Guanyar de Miguel Ángel Pavón, de ética con su concejala podemita Nerea Belmonte, Bellido y Compromís daban lecciones de buen gobierno: ética y estética. Ahora, en una semana, al aflorar los acuerdos entre las concejalías de Compromís y Escola Valenciana -por entonces, Espuch y Vicedo ya eran pareja, pero nadie reparó en ello- las costuras de la ética han saltado por los aires.
La política de trazo grueso no distingue. Y eso se ha notado este lunes entre el conseller Alcaraz y Natxo Bellido, donde han coincidido en la conferencia que daba el primero y presentaba el segundo en la sede la UA en el centro de Alicante. El acto estaba programado desde hace dos meses. Pero se notaba algo de pelusilla. Alcaraz ha declinado hacer declaraciones públicas, Bellido ha insistido en su relato: el consistorio contrató con Escola Valenciana porque era la única que podía montar una feria del libro en valenciano y que Ismael Vicedo era y es trabajador de la fundación desde 2008.
Pero en el seno de Compromís se han generado dudas y controversias. No por los hechos, que nadie los discute. Sobre todo, por la estrategia de defensa: estos zarpazos mediáticos, de unos acuerdos que ningún técnico ha cuestionado, han pillado a contrapie a la coalición valencianista. Hubo una primera reunión de la ejecutiva, el pasado lunes y se filtraron -con todo tipo de especulaciones- unos comentarios de Alcaraz en el grupo de whatsapp del partido. Ni el propio conseller las ratificó en público.
Bellido ha medido mucha las respuestas, sin comparecer públicamente. Ha contestado a todos los medios que le han preguntado. Ha reconocido errores, pero ha insistido en la legalidad de los acuerdos, pero ¿ha convencido? Casi todo el espectro político ha pedido aclaraciones a Compromís: desde Podemos a Ciudadanos. El PP no duda, exige la dimisión.
La presión interna ha ido por bandos. Mientras, Bellido iba paso a paso, con temor de que aparecieron nuevas informaciones que comprometiera su defensa; la cúpula de Compromís quería más contudencia: los acuerdos con Escola Valenciana son habituales, que Ismael Vicedo trabaje en la fundación es una circunstancia. "No teníamos porque escondernos de ese acuerdo", explican desde el partido.
Este domingo, saltó otro imput: desde la concejalía de María José Espuch se habían pagado otros 1.600 euros a Escola Valenciana -de que su pareja es y era trabajador- para una actividad sobre el Día de la Mujer. Otra vez vuelta a empezar; esta vez, la coalición también pidió contundencia y emitió un comunicado para justificar que esa actividad la habían contrato muchos ayuntamientos, algunos de ellos del PP. Nuevas reacciones: el PP quiere cabezas; Ciudadanos habla de tomadura de pelo. Pero (la dirección de) Compromís no ha vuelto a dudar: respaldo total al colectivo de Alicante.
De domingo a domingo, semana de estrés en Compromís. Mucha tensión interna porque nunca se le había visto en una de esas. Es cierto, Escola Valenciana se les ha atragantado, el PP ha sido hábil. No sólo se ha quitado de encima de la Plaça del Llibre, que no quería ver ni un pintura, sino que ha sacado los colores a Compromís. Y, además, les ha maniatado el relato de la ética. Bellido y compañía ya se han estrenado en esto de los chiringuitos, pues ese será la respuesta que reciban cuando intenten hilvanar ese discurso de la limpieza política. Sólo la magnitud de un escándalo podrá sepultar las rojeces que lucen en sus rostros, por legal que sea y razón lleven. Como dice Pablo Simón, "no hay nueva política, hay partidos nuevos". Pues eso, la política es la misma. El foco se traslada al viernes, cuando le pregunten a Mónica Oltra.