ELCHE. La empresa municipal Pimesa, promotora de la ampliación de Elche Parque Empresarial, ya ha licitado el proyecto de urbanización y reparcelación del futuro sector E-49 sobre el que se extenderán los casi 600.000 nuevos metros cuadrados de polígono. Aunque los protagonistas serán los más de 256.000 metros cuadrados de edificabilidad industrial y más de 48.600 de sector terciario, la nueva fisonomía también contempla otros aspectos importantes, como la creación de aparcamiento, con más de 1.700 plazas, así como un sistema de bici para movilidad interna, un eje verde junto a la Casa de la Mina o una pasarela peatonal que tendrá que conectar con el nuevo sector.
En este sentido, al igual que se viene comentando estos días a nivel municipal, el enclave de Torrellano también adolece del aparcamiento necesario, con necesidad de nuevas plazas. Ahora, con la expansión prevista, se ha calculado la creación de 1.775. Más de 1.400 serán para turismos y alrededor de 180 para bicis y otras 180 para vehículos pesados. Al hilo precisamente de las bicicletas, para la nueva ordenación se quiere instalar un sistema de bici pública para potenciar los desplazamientos en este transporte dentro del propio Parque. No sería el único vehículo nuevo dentro de las instalaciones, ya que además de modalidades como intentar fomentar la movilidad compartida ante la falta de un transporte público de calidad al vivero, se analizará la viabilidad de implantar una electrolinera con carga rápida, acorde con el auge de estas instalaciones, y se estudiaría la opción de habilitarla en alguna de las gasolineras del polígono.
Por otra parte, en cuanto al vial de acceso que conectará con el nuevo sector, que deberá tener como mínimo cuatro carriles de 3,5 metros de anchura cada uno, se ha planteado, aunque es una decisión que se tendrá que analizar en el diseño, la construcción de una pasarela peatonal. Esta ejercería como solución del cruce peatonal de la Vía Parque que separa el nuevo sector E-49 y el Parque Empresarial, conectada mediante la rotonda de la CV-86, para que "se genere un itinerario peatonal seguro y cómodo entre ambos desarrollos". Asimismo, y en lo referente al entorno, la ordenación del sector integrará en su red viaria el Camí de Salades a Torrellano, permitiendo su continuidad.
Del otro lado, ya es conocido que hay varios elementos patrimoniales en la zona de ampliación, como un yacimiento arqueológico, del que se propone completar la excavación total afectada antes de las obras o únicamente seguimiento arqueológico, pero sobre todo destaca la Casa de la Mina, también conocida como Torre Ibarra. Un complejo formado de vivienda y ermita del siglo XIX pero con construcciones también de 1930 y 1950, cuyo valor catastral está valorado en 100.000 euros. La misma tiene protección ambiental, y aunque en el transcurso del largo trámite se había planteado la rehabilitación o su 'construcción' —de lo que se podía desprender una reconstrucción como la de la Casa de las Palomas—, se va a conservar su estructura arquitectónica y arbolado envolvente, para que quede integrado en la nueva ordenación y se minimice su impacto visual.
Yendo más allá, al contrario que la Casa de las Palomas, a la que aún hay que encontrar un uso, "la conservación e integración de la Casa de la Mina, con su estructura tradicional y terreno asociado, es pieza fundamental en el engranaje de la ordenación propuesta". En su manzana se creará una gran zona verde. Quedará conectada con la red ciclista en su ramal norte —al igual que el elemento 'Parat del Hondo de la Mina'—, que transcurre por estas áreas verdes, y que a su vez terminará en el Camí de Salades. Al hilo de estas nuevas infraestructuras, la red peatonal discurre en gran medida paralela al carril bici, aunque se separa para proporcionar accesos más directos a los elementos relevantes de la infraestructura verde, o culturales. Los recorridos peatonales también tienen una finalidad de esparcimiento y disfrute de los espacios libres en el sector.
Así pues, se va a ensanchar el colchón ajardinado de la CV-86 con la intención de preservar y amortiguar la zona de protección de la misma, lo que supone reducir el tamaño de las manzanas al sur, que se destinarán a uso terciario, generando una mayor edificabilidad en menor superficie de suelo. Tras la introducción del uso terciario en el sector y analizando la posibilidad de liberar el espacio anexo a la Casa de la Mina, es cuando se decide generar una zona verde vinculada a la misma en el lugar que ocupaba la manzana 'M2', "aportando así una mayor visibilidad e integración al elemento patrimonial". Con ello se generará una red de parques y caminos peatonales al margen de la circulación viaria que vinculen con este bien y las zonas verdes, quedando la infraestructura verde completamente conectada. Con estos frentes verdes en Este y Oeste se neutraliza el posible impacto paisajístico de las manzanas centrales orientadas a grandes superficies. Por último, este espacio libre, a su vez, permite conectar el sector visualmente con la Serra Llarga, elemento relevante de la infraestructura verde en su entorno más inmediato.