Leo en un medio de comunicación que Zaplana se encuentra mal, que su enfermedad le está agotando, que ya se ha abandonado al descuido y que parece que no quiera seguir viviendo. Las vueltas que da la vida ¡lo que ha sido y lo que es! En mi opinión, ha tenido muy mala suerte con la Jueza que lleva la instrucción del caso y determinadas medidas que está adoptando parece que ya son excesivas. Existe sobre él la presunción de varios delitos de malversación, blanqueo de capitales, etc. pero no ha asesinado a nadie ni se le imputa ningún delito de sangre. Posiblemente se haya enriquecido ilícitamente pero no más que otros políticos españoles en los últimos años. La corrupción en este país durante muchos años ha vestido traje y corbata y usaba coche oficial en sus desplazamientos. Asesinos de ETA más bárbaros que el ex Presidente de la Generalitat han tenido la posibilidad de abandonar la prisión por causas de salud. Recuerdo entre otros muchos a Bolinaga que asesinó a tres guardias civiles y fue el autor del secuestro de Ortega Lara, el rapto más largo de la historia de ETA
La Jueza instructora mantiene el secreto del sumario que ya supera los seis meses y mientras tanto al investigado sólo se le comunica de forma sucinta los hechos que se le imputan pero de forma escueta con lo que las posibilidades de defenderse son mínimas hasta que no exista un auto completo y detallado de los delitos de los que se le acusa.
Zaplana está en prisión provisional desde el 22 de mayo, debe tenerse en cuenta que ésta es una medida cautelar personal y sólo debe ser adoptada como indica la Ley de Enjuiciamiento Criminal cuando “no existan otras medidas menos gravosas para el derecho a la libertad a través de las cuales puedan alcanzarse los mismos fines”. Son varios los informes médicos que avalan el deterioro de la enfermedad que está sufriendo el ex presidente y la jueza puede, a tenor de dichos certificados, acordar la prisión provisional domiciliaria con las medidas de vigilancia necesarias (artículo 508 de la LECRIM). La prisión provisional es una medida cautelar que ya se está dilatando mucho y suele considerarse como la intromisión más grave que el Estado puede ejercitar de forma lícita sobre una persona.
Cuando sigues el asunto procesal como mera observadora, se aprecia una cierta dureza por parte de la jueza. Existen jueces con vocación acusadora y existen fiscales con vocación conciliadora y esto es muy fácil de entender porque debajo de la toga hay una persona con sus propias circunstancias. También existe los jueces estrella y los jueces políticos. Aunque en la opinión pública se suelen confundir ambos perfiles, se trata de dos prototipos distintos. El juez estrella es aquel a quien le gusta los medios de comunicación y la proyección pública, escribe libros o participa en tertulias políticas y pueden llevar o no asuntos de relevancia política. El juez político tiene otro perfil puede ser sibilino, silencioso, y ajeno a los medios de comunicación. Su labor se medirá a través de su actividad jurisdiccional, sin mayores altavoces que los implicados en el proceso. Intentan en su actividad jurisdiccional imponer su sentido de la justicia y hacer indagaciones generales y universales cuasi “demoniacas”, puede verse la S.T.C.63/96 y S.T.C.41/98. Son jueces que pretenden hacer política con la jurisdicción y resulta al final y en muchos casos, ser jueces prevaricadores.
En el caso de Zaplana aparentemente se percibe una inquina casi inhumana cuando la Jueza instructora desoye todos los informes médicos que alertan del deterioro de su salud. Las medidas cautelares en el ámbito penal deben ser: “instrumentales”, “provisionales” y “proporcionales”. Proporcional quiere decir que no puede imponer un sacrificio más oneroso que la propia condena. Cabe preguntarse si sería proporcional que al final, lamentablemente, aconteciera la muerte de Zaplana antes que el cumplimiento de la pena que una futura sentencia le pudiera imponer. Al Juez le asiste la garantía de la independencia de todo tipo de presiones pero esa independencia viene limitada por la responsabilidad penal, civil y disciplinaria.
Victoria Rodríguez Blanco es autora del libro La politización de la Justicia: claves de una realidad, editorial Tirant Lo Blanch, 2017