La involución que no cesa

"La crítica es tan necesaria como incómoda cuando las cosas, supuestamente, van bien. Lo contrario es un servilismo hipnótico que flaco favor hace a la institución o a las personas"

6/01/2019 - 

ALICANTE. El Hércules volvió a la senda de la derrota tras el parón navideño y lo hizo firmando un esperpento en Palma de Mallorca frente al Atlético Baleares, rival directo por la promoción.

Algo más de cinco minutos bastaron para que la defensa quedase en evidencia, y para que los
insulares aprovechasen sendos errores de Samuel y Adri Jiménez para firmar el 2-0 que acabó
reinando el partido.

La solidez defensiva, otrora seña del equipo de Planagumà, ha mutado a una especie de falta de intensidad y concentración que resulta grotesco contemplar. Además, el cambio introducido por el catalán en esta línea, sentando a Nani para dar paso a un Adri Jiménez más alto y mejor preparado en el juego aéreo, se le tornó en contra al encontrarse el lateral superado por arriba en el segundo tanto.

El experimento adaptativo de Planagumà a las condiciones en Son Malferit no ha resultado, y buena prueba de ello es el carrusel de cambios nada más iniciada la segunda parte. Un equipo que aspire a todo en esta categoría debe marcar el ritmo y el guion de los encuentros, incluso en un campo tan complicado como el que visitaba hoy. En el Quién es Quién de la categoría aparecen los personajes de cara, nunca de perfil. Mucho debe reflexionar el míster del Hércules sobre el enfoque del equipo

Soy pesado cuando digo lo del reto del técnico catalán a la hora de recuperar el mejor nivel de la plantilla, añadiendo además que no hacen falta revoluciones. Pasan las semanas, las jornadas, se van marchando los puntos, y poco o nada vemos de la remontada física y mental de una plantilla que no es mala, ni mucho menos. Ahora el equipo coqueta con la posibilidad
de abandonar los puestos de promoción, y en esas no te aferra al puesto caer bien y hablar como el Che en Sierra Maestra.

La falta de brillantez del equipo ha terminado por arrojar luz, paradójicamente, sobre las costuras del optimismo que miraban a otro lado cuando el equipo venía arrastrando señales de flaqueza. La crítica es tan necesaria como incómoda cuando las cosas, supuestamente, van bien. Lo contrario es un servilismo hipnótico que flaco favor hace a la institución o a las personas. La ambición parte de la exigencia, a veces pasa por la calle del fracaso, pero siempre acaba por hacernos mejores. Con las palmaditas en la espalda nos quedamos en Segunda B.

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