¿Cuánto puede costar insonorizar, mediante paneles o cambiando la maquinaria, el ruido que emite una tienda de El Corte Inglés desde su terraza superior? Esta es una pregunta seguramente irrelevante para la mayoría pero muy pertinente para un pequeño sector de la población: los entre 300 y 500 propietarios de un apartamento en el llamado Edifio Riscal de Alicante. Sólo ellos no necesitan imaginar el tremendo ruido que emiten los aparatos de acondicionamiento del aire de la tienda que tienen a unos cuantos metros por debajo de sus balcones. No lo necesitan, porque lo oyen todo el santo día, desde las 9.30 a las 21.30 horas, todos los días de la semana, incluyendo la mayoría de los domingos. Sencillamente, insoportable.
Por alguna razón solo atribuible a la infinita paciencia del vecindario o a aquel procedimiento gradual para hervir una rana, la comunidad de vecinos no había tomado cartas en el asunto, hasta que, hace ahora dos años, la Junta de Propietarios del Riscal acordó encargar un estudio de sonometría, para determinar la magnitud del problema. El informe técnico pericial de CSG (Consultoría de Servicios Globales), de septiembre 2020, afirma que "el Nivel de Ruido emitido por la maquinaria instalada en la planta de cubierta del Centro Comercial es superior al permitido y ocasiona molestias y perjuicios a los propietarios del Edifico Riscal con viviendas orientadas al sureste. Valores muy por encima de los permitidos en el caso diurno y más aún en horario nocturno cuando la maquinaria está operativa por necesidades del Centro".
Tras el paréntesis de la pandemia, que tantas cosas ha paralizado, se hace evidente que el próximo verano también vendrá acompañado del obsesionante zumbido de los motores. La comunidad y la administradora se han dirigido a la Gerencia de El Corte Inglés con los datos de la sonometría y con el ruego de que se siente a negociar una solución para este problema. Esta es la vía ordinaria cuando se quiere evitar la judicialización del caso. En otros lugares ha ocurrido, así que no puede ser tan difícil. Los vecinos de la tienda de El Corte Ingles en Sol (Madrid), por ejemplo, lograron reunirse con la empresa, el Ayuntamiento y entidades de protección del medio ambiente. Tras estudiar el asunto, El Corte Inglés se comprometió a reforzar los sistemas de insonorización de sus instalaciones de aire acondicionado. La cosa funcionó durante un tiempo y las molestias se redujeron notablemente. Una decena de años después, el aumento de potencia de la instalación volvió a reproducir el problema y las noticias son que se volvió a encontrar un arreglo razonable. En otro caso, la insonorización de un supermercado murciano requirió la intervención del Defensor del Pueblo, pero se logró.
La pregunta con la que empecé este artículo es ¿cuánto le puede costar a El Corte Inglés hacer la inversión necesaria para dejar de molestar a sus vecinos? Un estudio técnico, quizá una obra menor para panelizar la instalación y dejar de proyectar el ruido sobre las ventanas de los vecinos o, en el peor de los casos, modernizar sus instalaciones para dejar de sonar como sonaban las cosas cuando no importaba la contaminación acústica.
En el volumen de negocio, que soy incapaz de calcular, no es posible que le resulte prohibitivo. Al menos no tanto como le resultaría a cualquiera de los 500 copropietarios del Riscal insonorizar sus casas y encerrarse en ellas lo que queda de verano. El cálculo no puede ser ese, entonces. No es lo que cuesta dejar de molestar, es lo que cuesta seguir haciéndolo.
Si ocurrió, puede volver a ocurrir. Si hubo una vez un acuerdo, nada impide que lo vuelva a haber. Es cuestión de Imagen y Sonido: mi sugerencia es que estas cosas, esta clase de negociaciones con el vecindario, esa disposición a resolver problemas en vez de causarlos, es el tipo de actitudes que mejoran una imagen, la que proyecta El Corte Inglés. Y la mejoran por el procedimiento de reducir un sonido, el que también proyecta el Corte Inglés sobre los edificios colindantes. Es un buen trato, mutuamente conveniente, ¿no creen?
Pepe Reig Cruañes
Vecino del Edificio Estudiotel Alicante (Riscal)