MADRID. Las horas posteriores al estreno de España en la Eurocopa dejaron un sentimiento de unidad del grupo en torno a Álvaro Morata, dolido por los silbidos de su propia afición en un partido de un gran torneo, y una exhibición de humildad de un niño de 18 años al que se le entrega el balón y el mando. Es Pedri y pisa con la misma firmeza que descaro en cada paso que da.
Hace un año ya sabía que su periplo por la división de plata del fútbol español era una aventura pasajera. Con la satisfacción personal de dar su primer paso en el fútbol profesional en la UD Las Palmas, a Pedri se le quedaba pequeña la categoría. Jugaba a otra cosa con 17 años, rodeado de mayores y en cualquier estadio.
Estaba para hacerlo en la elite y asumir con responsabilidad el peso de un escudo como el del Barcelona. A Pedri el balón no le quema. Es su gran amigo. Y nada de lo que ha ido protagonizando, ni los récords en precocidad que ha ido superando, le cambian un ápice su forma de ser. Por humildad recuerda a Andrés Iniesta. Sobre el campo, para esa comparación, aún le quedan muchos escalones que subir paso a paso.
De momento cuenta con la confianza ciega del seleccionador, Luis Enrique Martínez, que no dudo en convertirle en el futbolista más joven de la selección española en debutar en una fase final de un gran torneo. Con 18 años y 201 días. Esquivando cuando podía las patadas de Suecia, lanzando amagues, bailando con el balón en un partido en el que fue de menos a más para acabar siendo el referente. El faro al que acudían sus compañeros, quien buscaba el pase imposible entre un rival encerrado para derribar el muro.
Pedri representa la ilusión de la selección española. Y antes de responder en rueda de prensa quiso tener un recuerdo para los que le han permitido llegar a lo más alto siendo tan joven, sus entrenadores. "Quería agradecer a todos los que he tenido en mi carrera, desde pequeño, que me han aportado muchas cosas", destacó.
"Especialmente a Pepe Mel, que apostó en Las Palmas por mí, a Koeman y Luis Enrique. Es un orgullo ser el más joven que ha debutado en una Eurocopa en la historia de España", manifestó mostrando a los seguidores más pequeños que en la vida, a veces, los sueños se cumplen y que, cuando ocurre, se pueden mantener los pies en el suelo.
A Pedri hasta le da vergüenza que le pregunten sobre si Leo Messi le escribió un mensaje de felicitación. Bastante tiene con disfrutar de su compañía en el césped en su club, saborear cada conexión con un futbolista que marca una época inolvidable, absorber todo lo que puede de él. Del astro argentino no lo tuvo y se queda con los más importantes, los de su familia que "son un chute de energía".
Desde Pedri hasta Marcos Llorente, pasando por Luis Enrique, el respaldo a Morata tras el capítulo de La Cartuja ha dejado muestras en declaraciones y apoyo en privado al delantero madrileño. El primero que acudió al rescate fue el seleccionador en el momento del cambio, sabiendo lo que siente un futbolista cuando es rechazado por su propia afición, incrédulo ante el hecho de que ocurra en una Eurocopa.
Nadie en el seno de la selección entendió al grupo de aficionados que la tomó con Morata. Ya molestó algún silbido del Metropolitano en el amistoso de Portugal, entendiendo que podría venir de aficionados del Atlético de Madrid o Real Madrid por su pasado, pero fue insólito verlo en un partido de un gran torneo como una Eurocopa. En una ciudad como Sevilla, que históricamente fue casa de la selección española y llevó en volandas a sus jugadores con ánimos desde la grada.
A Morata le afectó el tiempo que tardó en ducharse. Con el apoyo de todo el vestuario, unido como hace tiempo, no tardó en lanzar mensajes de revancha desde su móvil. No se permitirá dudar de sí mismo, convencido de que marcará en la Eurocopa y que la crítica se convertirá en elogio.
"Me di cuenta de que no estaba equilibrado y necesitaba ayuda de un psicólogo. Era cuestión de ajustar la cabeza, que es lo que manda en el cuerpo". Son palabras de Morata tras un bache en el Chelsea del que salió reforzado. Ahora, con 28 años, se siente en la madurez para superar cualquier situación adversa. Su respuesta, no esconderse. El viernes, en la víspera del partido en el que confía en levantarse, ante Polonia, dará la cara en rueda de prensa con el objetivo de cumplir con la exigencia del gol para una selección que lo demanda en el mismo escenario donde se sintió rechazado.