ALICANTE. La gloria o morir con las botas puestas. Con esa intención afronta el Hércules la vuelta de la eliminatoria final por el ascenso de este sábado en Ponferrada.
Tras el 1-3 de la ida, el equipo de Lluís Planagumà lo tiene crudo, pero no imposible: ha de vencer por 0-3 o por una ventaja mínima de dos goles anotando al menos cuatro (un 2-4 o 3-5 le valdría). Marcadores que no ha logrado en todo el año ante un rival que solo ha perdido un partido como local este curso (en enero ante el Salamanca por 0-1) y al que su público no ha visto encajar un tanto desde el 17 de febrero. Es más, en la última década solo ha firmado cinco resultados que le dejarían sin el que sería su cuarto ascenso a Segunda A División A (el primero lo lograron en Alicante en 2005).
La Ponferradina del exblanquiazul Jon Pérez 'Bolo' protagonizó un encuentro de ida perfecto o casi perfecto ya que encajó un tanto en la última jugada del partido que incrementó algo las opciones del Hércules, aunque desde el club de El Toralín lo valoran como positivo porque no les permite confiarse. De hecho, durante toda la semana, si los mensajes que salían del vestuario local del José Rico Pérez eran en la línea de que el ascenso no estaba perdido, desde el equipo berciano se han esforzado en dejar claro que no han conseguido nada todavía.
Por segundo partido consecutivo, Bolo no podrá contar con el central Jon García, lesionado de gravedad. Su sitio en el eje de la zaga lo ocupó Míchel Zabaco en la ida, solución que parece que volvería a ser la elegida para la vuelta. De hecho, todo apunta a que la Ponferradina repetiría el mismo once inicial con el que jugó en Alicante: Manu García en la portería; Son, Trigueros, el citado Zabaco y Ríos Reina en defensa; Isi, Larrea, Sielva y Pichín en la zona ancha; y Bravo tras Kaxe en punta.
A por los goles
Como ya hiciera ante el Barakaldo, el Hércules se ha desplazado el día antes en avión para la disputa de este partido. Ahora bien, en esta ocasión lo hace en un vuelo chárter, que empleará también para regresar tras el partido. Ambos trayectos son vía Santiago de Compostela al no poder usar para la vuelta el aeropuerto de León. Eso sí, el cuartel general de la expedición blanquiazul, que integran desde Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez al alcalde Luis Barcala, ha quedado instalado en un establecimiento hotelero de la ciudad de Ponferrada.
Planagumà se ha llevado a toda la plantilla, por lo que habrá de ordenar varios descartes antes del inicio de un partido que el viernes preparaba a puerta cerrada.
Aunque no ha dado pistas, lo normal es que en El Toralín apueste por un once más ofensivo que bien podría ser el formado por Falcón en la portería; Juanjo Nieto, Samuel, Pablo Íñiguez y Nani en defensa; Jesús Alfaro, Fran Miranda, Diego Benito y Chechu en la zona ancha; y Jona y Benja como pareja de delanteros. Es decir, que Adri Jiménez dejaría su sitio en el lateral zurdo a Nani, que se caracteriza por tener mayor velocidad y mucha más profundidad, al tiempo que jugaría con dos nueves arriba, si bien cabe la posibilidad de que de entrada repita Carlos Martínez junto a Benja y Jona tenga que esperar su oportunidad desde el banquillo, pudiendo prescindir a lo largo del choque de uno de los mediocentros para dar entrada al delantero malacitano sin retirar al barcelonés o directamente hacerlo de entrada para poner casi toda la pólvora sobre el césped.
Si durante el curso el Hércules no ha marcado tres goles o más a domicilio, en el estadio de El Toralín no conoce ni siquiera la victoria: tres derrotas, dos de ellas goleadas, ha encajado en esta instalación de Ponferrada que se llenará con 8.400 espectadores, de los que un mínimo de 350 serán aficionados herculanos desplazados desde Alicante.
El árbitro placentino Guillermo Conejero Sánchez será el encargado de dirigir el partido. Esta es la cuarta temporada en la categoría para este trencilla de 30 años (los cumplirá a final de julio), que ha arbitrado 51 partidos en ella, con un balance de 22 victorias locales, 11 visitantes y 18 empates. Su promedio de tarjetas es de 4,92 amarillas y 0,33 rojas por encuentro. La Ponferradina ha empatado los tres choques que le ha dirigido, mientras que el Hércules será la primera vez que lo tenga como árbitro.