PEDREGUER. El MARQ ha concluido la campaña de excavaciones en la Cova del Randero de Pedreguer con nuevos hallazgos que sitúan el enclave como uno de los yacimientos arqueológicos más extensos e interesantes para aproximarse a los grupos de cazadores recolectores que poblaron el este peninsular durante el periodo Magdaleniense.
En las dos últimas campañas de excavación se ha determinado que la cueva estuvo habitada al menos desde hace 17.000 años en un ámbito no sólo próximo a la boca, como hasta ahora se pensaba, sino también en el interior. Este año, además, se han encontrado huesos humanos y una varilla plana apuntada y pulida en su totalidad, realizada sobre costilla de animal, empleada para sujetar el cabello o la ropa que portaría uno de los inhumados que depositaron en esta cavidad hacia el 2.700 a.C.
Los trabajos de la decimoquinta y última campaña de excavaciones arqueológicas en Pedreguer comenzaron el pasado 18 de agosto. Este proyecto forma parte del Plan de Excavaciones arqueológicas de la Diputación de Alicante, dirigido desde el MARQ por Consuelo Roca de Togores, y del que forman parte en la codirección los especialistas y doctores Jorge A. Soler, experto en el periodo Neolítico, y Elisa Domènech, referente a las fases del Paleolítico Superior. La campaña se ha realizado en el marco del convenio suscrito entre la institución provincial y el Ayuntamiento de la localidad.
La vicepresidenta y diputada de Cultura, Julia Parra, ha confirmado su respaldo para mantener las investigaciones en la Cova del Randero y ha manifestado que es un enclave “importante desde el punto de vista arqueológico en el que, gracias a la colaboración institucional, un año más han salido a la luz nuevos datos que nos permiten descubrir el desarrollo de comunidades del Paleolítico y el Neolítico del este peninsular y su forma de vida”.
En el equipo de investigación de esta cueva, además de los codirectores y especialistas en diferentes disciplinas, participan cada año estudiantes de Arqueología de diferentes universidades como la Rovira i Virgili de Tarragona, la Autónoma de Barcelona o las de Murcia y Alicante, con un plan de trabajo adaptado a las medidas establecidas por las autoridades sanitarias.
Los resultados científicos de este año serán publicados, documentando los restos de un hogar adscrito al Neolítico Antiguo Epicardial, con una cronología aproximada del 5.000 a.C, correspondiente a los primeros grupos que comienzan con una economía de producción, que cultivaban cereales y cuidaban de rebaños de ovejas y cabras.
En torno al 4.500 a.C., la Cova del Randero revela además un extenso aprovechamiento estacional del espacio, donde se generan distintas actividades según el ámbito interno; de estabulación del ganado, hallando huellas de un posible cercado que podría haber servido para separar los animales adultos de las crías; así como también de hábitat de pastores, documentando una huella de poste que podría servir para aguantar algún tipo de estructura de madera, así como el hallazgo de un gran recipiente cerámico dentro de una fosa excavada en el suelo, que tras los análisis orgánicos efectuados, se conoce su uso culinario, lumínico e incluso higienizante.
La galería inmediatamente contigua era utilizada por los pastores como vertedero del procesado cárnico. En ella se ha documentado una enorme cantidad de restos óseos de animales con marcas en los huesos, principalmente de ovejas y cabras, pero también bovinos, cerdos y especies silvestres.
En los últimos momentos del Neolítico la cavidad fue empleada exclusivamente como espacio funerario, representado por el hallazgo de restos óseos humanos, junto con fragmentos de vasos cerámicos, colgantes realizados en conchas y puntas de flecha realizadas en sílex, materiales correspondientes a los ajuares y ofrendas que acompañaban a los difuntos.
Los buenos resultados obtenidos en anteriores campañas han conducido a la participación del equipo de excavación de la Cova de Randero en dos congresos internacionales sobre el mundo Neolítico, el VII Congreso Internacional del Neolítico en la Península Ibérica, celebrado en Sevilla, y el Early Neolithic of Europe realizado en Barcelona.