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LA TRIBUNA DEL POLITÓLOGO  / OPINIÓN

La eterna batalla socialista

22/05/2017 - 

Cuando el lector lea este artículo ya sabrá quién es el nuevo Secretario General del PSOE. Yo aún no lo se, pero hay algo que si me aventuro a asegurar. Salvo caso muy improbable de victoria por parte de Patxi López, el partido seguirá exactamente igual de dividido que el día anterior a las primarias.

Si ha ganado Susana Díaz, la mitad del partido renegará de una Secretaria General que impuso desde la sombra una nueva gestora para derrocar al anterior líder socialista democráticamente electo, y que propició la investidura de Mariano Rajoy.

Si ha vencido Pedro Sánchez, los susanistas se llevarán las manos a la cabeza ante la situación de que vuelva a estar al frente del barco socialista aquel hombre que lo ha llevado a sus peores naufragios en toda la historia de la democracia.

En definitiva, estas primarias tienen pinta de que van a resolver muy poco los eternos líos internos que padece el PSOE siempre que está en la oposición. Y esto me lleva a compararlo con su gran rival y preguntarme ¿por qué el Partido Socialista vive en constante estado de ebullición interna, mientras que el PP siempre puede presumir de aparente unidad en torno a su líder?

Probablemente las causas son varias. Es cierto que los militantes de “izquierdas”, por propia definición, suelen ser más reivindicativos y menos conformistas. Esto da lugar a muchas corrientes internas que inevitablemente acaban chocando.

Pero no creo que la razón principal sea ésta. El PP también es un partido muy heterogéneo. Al fin de cuentas durante muchos años (hasta la aparición de Ciudadanos) capitalizó toda la derecha española. Desde conservadores religiosos partidarios de ayudas a la familia, hasta liberales ateos defensores del libre mercado.

Y por supuesto que en el PP también se forman facciones y choques de trenes. Esperanza Aguirre y Gallardón, Camps y Ripoll, etc. Pero a la hora de la verdad, saben barrer el polvo debajo de la alfombra y se presentan a las elecciones siempre mucho más unidos que sus rivales socialistas.

Personalmente, pienso que todo es cuestión de democracia interna. Porque, aunque el PSOE tenga aún bastante a mejorar en este tema, sin duda está muchos pasos por delante de los populares. 

En el PP es casi impensable vivir unas primarias como éstas. Normalmente solo se permite presentarse a un candidato, el oficialista por supuesto. En el último congreso nacional Rajoy ganó con un 95% de los votos. Similar porcentaje con el que venció recientemente Isabel Bonig en la Comunidad Valenciana o José Ciscar en la provincia de Alicante. 

La democracia siempre crea conflicto. Cuando hay dos o más bandos con posibilidades reales, por naturaleza humana surgen enfrentamientos. No lo podemos evitar, seamos de la ideología que seamos.

Por supuesto, no estoy diciendo que la solución de los problemas del PSOE pase por cerrarse aún más y acabar con los pocos procesos participativos que tienen. Más bien, creo que la respuesta está justo al otro lado.

Me explico. En Estados Unidos el Partido Demócrata (y el Republicano) organiza un sistema de primarias en el que se vota por estados y dura unos 6 meses. Los candidatos tienen unos 10 debates. Gracias a esto, en 2008 un semi desconocido Barack Obama pudo destacar y logró arrebatar una victoria que se daba por segura a Hillary Clinton. 

Sin embargo, en estas primarias socialistas solo hubo un debate, y lo programaron un día de diario por la mañana para que no se viera mucho. Una evidencia más de lo mucho que al PSOE le avergüenza su pluralidad, en vez de sacar partido de ella.

Lo opuesto sería tan sencillo como abrir estas primarias, y presumir de diversidad en vez de esconderla como si fuera una debilidad. 

Curiosamente, el candidato que más elogios recibió tras el debate fue Patxi López. Probablemente con 2 o 3 debates más (en horario de máxima audiencia) podría haber vuelto a mostrar su evidente superioridad dialéctica sobre los otros dos candidatos.

Así quizás, el único candidato que podía traer la unidad al PSOE, habría tenido alguna oportunidad de ganar. Dicho de otra manera, a veces los problemas y conflictos generados por la democracia, se pueden solucionar con más democracia. 

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