Las obras del puerto de Alicante en su dársena interior, para ampliar la zona de paseo de transeúntes en el muelle de Levante, han despertado la curiosidad y originado algunas reivindicaciones.
La primera, que vuelva Ícaro, la estatua que emergía del mar rozando la lámina de agua con sus pies. Se acordará de él, con sus alas bajo el brazo dispuesto a salir volando en cualquier momento. Las obras le han forzado a cambiar de lugar y de escenario, quizá arrumbado en un triste y oscuro almacén desde el que no es objeto de las miradas que recibía por tierra o por mar. Si Dédalo levantara la cabeza…… Según la mitología griega, Ícaro es hijo del arquitecto Dédalo, constructor del laberinto de Creta. Recordarán su leyenda. La curiosidad de Ícaro, su impetuosidad, rebeldía y desobediencia paterna, le llevaron a estrellarse contra el mar. ¿Le suena? Esta leyenda recobra actualidad por la actitud de muchos jóvenes que actúan contracorriente sin evaluar sus consecuencias, con resultados negativos.
La otra reivindicación es recuperar la Escalinata Real del puerto que había a la altura del actual auditorio de la Explanada. Quedó enterrada al ampliar el paseo marítimo a finales del siglo XX. Ahora que se amplía de nuevo, se propone rescatarla. Tiene importancia por recuperar lo bello de su fábrica y porque por sus escalones pasó el Rey Alfonso XIII. En realidad, se construyeron en su honor para su disfrute y, a partir de entonces, para que durase por tiempo inmemorial. Esta Escalinata Real tenía dos hermosas farolas modernistas en cada uno de los lados a los pies del primer escalón. Pero por un cambio urbanístico en 1965, siendo el franquista Fernando Flores Arroyo el alcalde de la ciudad, se enterraron los escalones (que no destruyeron) durante las obras de acondicionamiento del paseo. Ahora varias asociaciones, como Alicante Vivo o el Círculo Monárquico de Alicante, reivindican recuperarlos y con ellos, la Escalinata entera.
El Rey Alfonso XIII vino a Alicante en reiteradas ocasiones. Por tierra o por mar. Deje que le cite algunas. Apoyó con su presencia a la industria. Inauguró los edificios más emblemáticos de la ciudad de aquella época. Apoyó iniciativas medioambientales y de reforestación. Quiso acompañar a los alicantinos en las fiestas de invierno. Participó en regatas en la dársena del puerto y en la bahía de Alicante. Amante de las innovaciones y de la velocidad, incluso propuso ver Alicante desde el aire y montar en una de las primeras avionetas durante una exhibición que se realizó desde la playa del Postiguet, pero las autoridades que lo acompañaban le disuadieron de hacerlo, velando por su seguridad. Entonces esos artilugios con alas eran sólo meros prototipos de lo que son hoy. Esto último fue el 15 de marzo 1912. Durante varios días los Reyes de España Don Alfonso y Doña Victoria Eugenia participaron en diversas actividades durante las Fiestas de Invierno de la ciudad. En esa ocasión, como en otras, se hospedaron en el yate real, de nombre Giralda, que estaba fondeado en el puerto de Alicante.
La primera visita de Alfonso XIII a Alicante fue el 14 de abril de 1905. Llegó al puerto en su yate real. Una multitud entusiasta lo recibió desde los muelles, aclamándolo con vítores y aplausos. El Rey y autoridades embarcaron en un bote desde el yate real para, poco después, desembarcar en una pasarela flotante y, de ahí, a una escalera, ambas de madera, para acceder al paseo marítimo. En un vídeo de la Filmoteca española, en blanco y negro, se ve esta llegada. Alfonso XIII iba de pie en el bote durante el trayecto desde su barco al muelle, subiendo a la pasarela con energía, no así Canalejas que lo hizo con cierta dificultad, aunque también sin contratiempos. No era día para tener un traspié.
Alfonso XIII volvió a Alicante en enero de 1909. En esta ocasión el bote le llevó del Giralda a la nueva Escalinata Real, engalanada para recibir esta visita regia y alfombrados los escalones. El pueblo de Alicante se volcó con la visita. Banderas, gritos de júbilo jaleando su nombre, aplausos, vivas al Rey, fue su entusiasta acogida. Entre otros actos, fue a ver las instalaciones de la refinería La Británica donde se elaboraba un petróleo de calidad, siendo un gesto de apoyo a la industrialización de España.
Visitó Alicante de nuevo el 11 de febrero de 1911. El Rey Alfonso XIII tuvo un programa muy ajetreado en su asistencia a la ciudad durante varios días. Acompañado de José Canalejas, presidente del Gobierno, y diversas autoridades, visitaron el Pabellón Real de Tiro de Pichón y la competición de la Copa de Su Majestad en la que participaron 35 "famosas escopetas" según la prensa de la época. También, ante numeroso público que lo jaleaba, el Rey inauguró el nuevo Real Club de Regatas de Alicante. Afirmó de este club que era el mejor de España, nada menos. Así se publicó en el periódico Nuevo Mundo de Madrid. El Rey estaba entusiasmado. También puso la primera piedra del que sería el actual Mercado Central, visitó el Casino y a la Corporación Municipal en el Ayuntamiento, recorriendo calles y plazas abarrotadas de un emocionado pueblo alicantino. Se hospedaron en el yate real. Para acceder a la ciudad desde el puerto, Alfonso XIII y su esposa Doña Victoria Eugenia lo hicieron por la Escalinata Real.
Ahora toca desenterrar esa Escalinata Real, reconstruirla y acondicionarla con sus mejores galas. La ciudad recuperaría un patrimonio cultural que ahora está enterrado y con este enaltecería esa parte del puerto. En el ánimo de quienes reivindicamos esta Escalinata Real está la de que algún día el Rey Felipe VI pueda usarla como lo hizo su bisabuelo el Rey Alfonso XIII. Ambos representan a una institución que se ha convertido con los tiempos en una Monarquía Parlamentaria consolidada, sumándose así a los mejores estados democráticos del mundo que también lo son. Sólo queda que perdure así por muchos años, por no decir siglos, porque es útil y porque da estabilidad. Que así sea.
Pascual Rosser Limiñana