ELCHE. Los bloques del 11 al 14 de San Antón, con sus respectivas fachadas principales en las calles Benedito, Palombar, Alcana y Saoni ya tienen los día contados. La empresa municipal Pimesa, promotora del Arru (Área de Renogavación y Regeneración Urbana) del barrio, trabaja ya en la demolición de los primeros cuatro inmuebles, cuyo grueso de los propietarios está ya viviendo en los dos primeros bloques nuevos, a la espera de que empiece el concurso para elegir vivienda del tercero y completar la primera fase. Mientras tanto las obras del cuarto bloque, de momento el de diseño más moderno, han empezado ya.
El futuro contratista se encargará tanto de la redacción del proyecto de demolición, como de la dirección de obras de la ejecución de los cuatro inmuebles. Por lo que posteriormente se tendrá que licitar también el derribo en base a esta redacción. Para entregar la memoria de la actuación hay un plazo de dos meses, y teniendo en cuenta que acaba de licitarse, que después habrá que sacar a concurso público la propia demolición y que esta se ha calculado en seis meses, a priori la misma finalizará en 2023 si todo ha ido según lo previsto. El coste previsto del derribo es de 1.331.000 euros, mientras que el proyecto se queda en unos 50.000.
Asimismo, los cuatro bloques tienen una superficie de 1.041,25 m2. Los del 11 al 13 una planta baja más cuatro en altura y 76 viviendas, y el edificio 14 tiene una planta baja más tres en altura y 60 viviendas. En cuanto a su fisonomía, los patios de luz y las galerías de la última planta de los bloques, al no tener cubrición inicialmente se han ido cubriendo por medio de estructuras de perfiles metálicos y placas de fibrocemento o metálicas. Según han ido señalando los concejales de urbanismo de las distintas corporaciones que defendían este proyecto frente a la reforma, se ha defendido que era más rentable y menos problemático que la reforma de los inmuebles, añadiendo que el hormigón padece de carbonatación debido a la mala calidad de los materiales.
En total se derribarán 14 de los actuales 16 edificios antiguos construidos en los años 60, porque el 15 lo rehabilitó el antiguo Ivvsa, tan solo interviniendo en la pintura, estructura y balcones, mientras que el 16 lo rehabilitaron los propios vecinos con su dinero. Aunque se podría estudiar según indicaron en su momento desde Pimesa su inclusión en el Arru si lo solicitasen. A día de hoy, el inmueble adquiere las viviendas antiguas y vende las nuevas a sus propietarios por la diferencia entre el valor de la vieja y la nueva. Las mismas con un tamaño equivalente al de la primera. En cualquier caso, el primero paso que tiene que sortear el medio municipal es el de encontrar alternativas habitacionales y/o soluciones a los vecinos que no quieren abandonar sus pisos.
Lo que hay planeado es esponjar el barrio pasando de los actuales 16 inmuebles —contando los dos que no se tocan— a 14 nuevas parcelas en las que no en todas tiene por qué ir un edificio. De estos cuatro primero derribos se generarán dos nuevas zonas verdes y cuatro parcelas, en las que sí hay planeado construir, pero con nueva orientación para las viviendas. En todo caso, dado que se está jugando con la edificabilidad permitida, al construir inmuebles de bastantes alturas permite no tener que levantar los mismos que había. Por ejemplo, los propietarios o herederos de los cuatro edificios derribados caben en los tres ya construidos. En cada manzana se intercalarán las los edificios con más zonas verdes, dotacionales y de equipamientos, así como el nuevo centro social que también dará servicio a Travalón.