Hoy en Benissa vamos a ver consumada una fraudulenta perversión de la democracia. Los votos depositados en las urnas no dan la mayoría al Partido más votado, y los votos que una persona deposita para un determinado Partido Político tampoco son para ese Partido, sino que se pueden ir a cualquier otro. Incluso, algo más fuerte, el que tiene la última palabra no es el Partido más votado sino el que menos votos sacó.
Al mismo tiempo, vamos a asistir a una venganza fraguada con el engaño y teñida con el chantaje en la que el PP tenía que elegir desde el primer día entre suicidio o muerte.
Así es, en Benissa los votos dieron una holgada mayoría al Partido Popular con ocho concejales, y el 43,86% de los votos, muy cerca de la mayoría absoluta, y superando en más del doble de votos a la siguiente candidatura de Reiniciem que obtuvo solo el 19,41% con tres concejales, al que ahora va a apoyar ese tripartito de "izquierdas" que lo único que les une es ir contra el PP. El PP sacó el mismo número de concejales que todos ellos juntos, Reiniciem, PSOE y Compromís. Por ello, no podrían por si solos, ni juntos romper la mayoría del PP.
En estas condiciones, cualquier demócrata que se precie de serlo tendría que respetar este resultado. Otra cuestión es y será si todos los que votaron a esos Partidos estarán conformes con estos trasvases de votos entre ellos, cosa que no creo y ya se juzgará en las próximas elecciones que son dentro de dos años y medio. Aunque, visto lo visto, lo aconsejable sería que los votantes eligieran directamente y sin intermediarios al Partido Popular o a Reiniciem, que serán las opciones mayoritarias y no a opciones que son meros intermediarios como PSOE, Compromís o Ciudadanos, para evitar de esta forma esta suerte de democracia en diferido que tendremos ahora en Benissa.
Pero si esto es un defecto de nuestro sistema electoral, del que se aprovechan los que no pueden vencer en las urnas. Lo peor no es esto. Lo más grave es que este sistema puede darle la decisión de quien va ser Alcalde y que Partido va a gobernar al Partido menos votado, en nuestro caso, Ciudadanos, representado por un solo concejal y viejo personaje conocido en nuestra vida política local que es Isidoro Molla. Que lo compre quien no lo conozca!.
Después de las últimas elecciones, los llamados partidos de izquierdas, se negaron a cualquier posibilidad de diálogo o pacto de gobierno con el Partido Popular y el único que se sentó a negociar con nosotros fue Isidor Mollà. Evidentemente, todos conocíamos a Isidoro pero era imprescindible entenderse con él para poder tener una mayoría suficiente que asegurara en primer lugar la alcaldía al Partido más votado y después el apoyo necesario a los principales temas y acuerdos que un gobierno tiene que tomar, entre ellos los Presupuestos municipales. El Sr. Mollá exigió dos condiciones que hemos cumplido, la primera era que todos los partidos estuvieran en la Junta de Gobierno y la segunda era mi salida de la corporación antes de que finalizara el año 2016. A lo largo de los últimos meses esta última petición ha sido reiterada por el Sr. Mollá a diferentes representantes del Partido Popular, con la amenaza de presentar o apoyar una moción de censura, si no se presentaba mi dimisión antes de terminar el año. Mi posición fue desde el primer día ofrecer mi cargo al Partido y al grupo popular para garantizar la gobernabilidad y estabilidad política de Benissa que solo puede darle el Partido Popular con sus ocho concejales frente a 3+3+2. Pero el engaño, la venganza, el chantaje o quien sabe que oscuro interés de este personaje, que podía inclinar la balanza hacia donde quisiera, ha podido más. El PP de Benissa, desde el primer día, sabía que era elegir entre suicidio o muerte.
Por todo ello, podemos concluir diciendo que Benissa tendrá a partir de hoy un alcalde y un gobierno tripartito con menos votos que el que estaba legítima y mayoritariamente elegido por el pueblo, con el apoyo de alguien que ha utilizado las siglas de Ciutadans al que ha traicionado también, al igual que a muchos de sus electores.