El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, acaba de hacer saber la intención firme de la administración autonómica de comprar al Estado el edificio de Correos de Alicante en la plaza Gabriel Miró, o plaza de Correos si se prefiere. Se sigue así la estela de adquisiciones de similar naturaleza: el conjunto de Correos en Valencia y el de Castellón. La operación alicantina rondaría un importe próximo a los 5 millones de euros frente a los 24 millones del cap i casal y los 2 millones de Castellón. En apariencia el hilo argumental es impecable: la Generalitat está en fase de compra de los edificios postales de las tres capitales y ya ejecutó en su día, 2019, la adquisición del de Elche por una suma mucho más modesta; no alcanzó el millón de euros. Las tasaciones, entiendo, se han confeccionado en función del valor cultural/patrimonial de los inmuebles.
Hay que escarbar tras la epidermis de este hilo argumental. Primero y fundamental: el Gobierno autonómico ya tiene su sede en la capital de la provincia en la llamada Casa de las Brujas, un palacete singularísimo con buena parte de rasgos de art decó: el de Correos es más pastiche, casticismo ecléctico de los años 20; pero tiene su gracia con la ornamentación sevillana en la fachada principal. Hay que despejar por tanto la primera incógnita: ¿Qué va a hacer la Generalitat con la Casa de las Brujas? Algo se les ocurrirá, fijo. Ya aprobaron el pasado mes de diciembre la concesión del edificio de Sanidad del Puerto para destinarlo como sede de la Memoria Democrática de la conselleria que preside Rosa Pérez Garijo, una operación que va a costar un pequeño pastizal.
La segunda incógnita es más conceptual: la compra de Correos se hace en aras a reforzar la presencia [sic] del Consell de la Generalitat en Alicante. Es decir, que resulta más vistosa la plaza de Correos que Las Brujas, que se sitúa a tiro de piedra, en plena avenida del Doctor Gadea. Argumento vacuo. Otra cosa es que Correos sea más amplio y cómodo para los burócratas. Sinceramente, no le veo ninguna lógica a esta política de quita y pon que va a costar al erario semejante millonada. La presencia de la Generalitat en Alicante se mide por otros parámetros: Puig prometió antes de la última campaña electoral que la Generalitat instalaría en Alicante la Agencia Valenciana de la Innovación; humo. En Alicante se ha quedado un reducido grupo de funcionarios para cubrir el expediente, ya que el grueso operativo de la Agencia se sitúa en València. Convendría revisar los parámetros de la presenciabilidad... No hablemos ya de la sempiterna promesa, formulada por los unos y por los otros, sobre la idoneidad de instalar en Benidorm la Conselleria de Turismo.
Hay más. ¿Por qué no se ha analizado la opción de una permuta con el Estado para que la operación hubiera salido a coste cero? Eso es lo que se ha hecho con el cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil, ofreciendo suelo en Rabasa al Ministerio de Interior para construir uno nuevo a cambio de la propiedad del actual inmueble (antiguo Hospital del Rey). Precisemos: la operación va a costar 1 millón de euros por los trabajos de urbanización en Rabasa, que corren a cargo del Consistorio. Pero bueno, 1 millón no son 5 millones. Algo se me escapa en este trajín de compra-ventas entre administraciones públicas, más aún si ponemos el soniquete de fondo de la infrafinanciación de la Comunidad y ese tipo de cosas. Pulpo como animal de compañía.
Sombras nada más. En Valencia se quiere destinar el inmueble de Correos a usos culturales, algo así como una especie de museo de la regiones de Europa. Bien. En Castellón se ha pensado que sirva como sede del Instituto Valenciano de la Excelencia, bien también. En Elche se lleva barajando la idea de un learning factory que no sé muy bien lo que es (algo así como un CCEI, pero a lo bestia). Según la propaganda oficial, solo hay 18 en el mundo. 19 con el de Elche. Bien. ¿Y en Alicante? Para la comodidad burocrática y una más que discutible visibilidad del Consell, perdón, de la Generalitat (que somos todos). Suena frívolo, tirando a frivolón.
Última sombra. Existe un compromiso en los Presupuestos de la Generalitat de reservar una partida más o menos similar a la de Correos para la compra y rehabilitación del antiguo Cine Ideal con el fin de destinarlo a usos culturales. Compromiso derivado de los Presupuestos Participativos (demandas ciudadanas) que en no pocas ocasiones suelen quedar en agua de borrajas, que nadie se engañe. El Ideal, que literalmente se cae a pedazos. Uno de los últimos vestigios que queda en Alicante del modernismo geometrizado. Correos no se cae a pedazos. El yin y el yang. O la cuadratura del círculo.
Coda: Excelente la tribuna que ha escrito en este mismo periódico Joaquín Serrano Jaén sobre el convento de La Mercé en Elche (las Clarisas). Un exhaustivo repaso histórico sobre uno de los espacios/hitos del patrimonio ilicitano. Serrano Jaén es el presidente del Instituto de Estudios Comarcales del Baix Vinalopó, una especie de think tanks (laboratorio de ideas) en los ámbitos del nacionalismo. Impecable diagnóstico. Ambiguo pronóstico. Pone como ejemplares dos intervenciones en dos conjuntos patrimoniales: el centro de El Carme en València y la rehabilitación de Bombas Gens como espacio cultural de vanguardia, también en el cap i casal. ¿De verdad cree don Serrano que en Elche hay riñón económico, voluntad política y potenciales públicos para gestar en La Mercé un centro de referencia como los citados? Yo ya di mi modesta opinión con un rotundo no: el uso hotelero sería un mal menor. Ojalá me equivoque.