el sur del sur / OPINIÓN

La carrera es de fondo

20/11/2016 - 

Comenzamos esta andadura en Alicante Plaza con el enésimo impulso de la posible llegada de Ikea a la ciudad de Alicante. Entonces, era la primera columna en esta casa, ya conté algo así que era la segunda oportunidad y que quizás era la más sólida de las últimas ocasiones porque esta vez sí que había una voluntad política entre Ayuntamiento de Alicante y la Generalitat Valenciana para que la iniciativa prospere. En defintiva, hay una conjura entre Alicante y Valencia, entre PSPV y Compromís para que esto salga adelante. Otra cosa es lo que se consiga.

Y retomo el tema después de leer a mi antiguo compañero en EL MUNDO Francisco Álvarez como cuenta que la Generalitat va ofrecer la reubicación de centro comerciales para reducir su impacto ambiental. Y eso casa casi al milímetro con lo que Alicante Plaza viene contando desde el primer día, con total profesionalidad y rigor y sin tener que coger a un conseller por la pechera y exigirle: "Corta esto que se me está yendo de las manos", como pasó en las intensas primeras semanas de octubre. Es cierto, que había un plan inicial, más ambicioso, y que ahora todo ha cambiado y se trabaja únicamente con instalar la tienda en Rabasa y cuatro medias superficies, algunas de las cuales serán las mismas que ya existen en Alicante, pero ahora en su nueva ubicación. El proyecto lo empujan el alcalde, Gabriel Echávarri, y la consellera María José Salvador y lo supervisan el conseller Rafael Climent y el portavoz del equipo de gobierno de Alicante, Natxo Bellido. Ese pacto es mucho más amplio y, como ha sucedido, contempla el asunto de los horarios comerciales, con Maisonnave abierto, a la espera de resolver el asunto de los centros comerciales que han ganado el recurso contencioso-administrativo.

Y desde ese tormentoso octubre, PSPV y Compromís saben que si quieran tener posibilidades de aspirar a reeditar un pacto ganador -el futuro de Guanyar y Podemos es  toda una lotería, a día de hoy- pasa por presentarse con el proyecto de Ikea aprobado y, al menos, la primera piedra puesta. Algunos van mucho más allá y lo dan por abierto en 2019. No creo que la administración ofrezca esas soluciones tan rápidas. La bendición es que el concejal Miguel Ángel Pavón ya vea con buenos ojos la opción de Rabasa. Han tenido que pasar muchos años para que Ikea se bajara del burro y, sobre todo, para que los políticos de Alicante se dieran cuenta de que Enrique Ortiz no tenía un palmo de suelo en esa zona. Manda narices, pero es así. Y esa es la gran partida que se juega en los despachos, y que marcará el futuro de Alicante en los próximos meses y años. Y que nadie espere luz y taquígrafos. Vendrá hecha y mascada.

La otra partida será cómo canalizar todo eso en el ámbito político, sobre todo, a sabiendas que el PSPV tiene jugar una gran partida todavía: la del congreso. Muy curiosa es esa contienda porque habrá que ver cómo resitúa cada uno y porque va a convertir a los ahora amigos, en enemigos, sobre todo,  cuando se tengan que decantar por un candidato. Y vendrá la gran papeleta para Ximo Puig. Si en una cosa coinciden casi todos los analistas, es que los socialistas hoy no dominan el pulso de la calle. Podemos ha hegemonizado ese flanco, Compromís mantiene engrasado el aparato -pese a las hipotecas institucionales- y en los sitios en los que es Gobierno, el PSOE tiene una diatriba qué despejar en los próximos meses. ¿Qué sucederá aquí? Está claro que Ximo Puig tocará a arrebato y pedirá el respaldo para la candidata o candidato que avale el susanismo. Pero ¿qué harán los que están con Ximo y querrán estar con Pedro Sánchez? En esa batalla veremos dónde se resitúan el presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, y los alcaldes de Castellón, Amparo Marco, y Alicante, Gabriel Echávarri

En las comarcas del sur, el sitio está hueco. El actual secretario del PSPV, David Cerdán, ha caído en el error de los ripollistas: convertirse en contrapoder de Puig en Alicante y ha perdido todo su crédito ante el stablishmen. Se le da por amortizado. Si Echávarri mueve ficha, aunque sea sólo para brindar de nuevo su apoyo, se las tendrá que ver con sus enemigos internos en Alicante (César Sampedro, los Mira-Perceval o Elena Martín, etc...). Ni Rubén Alfaro ni Carlos González se van a mover de lo que diga Ximo. Así que o sale un mirlo blanco, o a esperar a lo que tire la marca. La regeneración, aunque es una carrera de fondo, deberá esperar. Y la calle, insisto, no la tienen ellos.


P.D. La otra batalla sigue siendo el fondo de cooperación. Antoni Such (PSPV) y César Sánchez (PP) se vieron en secreto en una cafetería del Paseo Gadea de Alicante. A Sánchez no le pareció mal la música del plan conjunto, pero cuando Císcar y Bonig le dijeron que no, tuvo que elevar el tono contra el cap i casal. Veremos como acaba eso, pero tiene pinta de que sólo la provincia de Valencia va a tener plan de cooperación municipal.

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