ALICANTE. La Cámara de Comercio de Alicante trata de adaptar su actividad a la nueva situación sin tener que acudir a un ERTE como están solicitando decenas de empresas en la provincia en estos días o, sin ir más lejos, su homóloga en Castellón, que se va a quedar con el 25% de su plantilla habitual. De momento, la cúpula de la Cámara se niega a aplicar una reducción temporal de su plantilla, pero todo dependerá de cómo evolucione la situación en la próxima semana.
Según las fuentes consultadas por Alicante Plaza, la institución que preside Juan Riera se ha dado de plazo hasta el próximo miércoles, cuando tiene previsto celebrar un comité de dirección telemático, para abordar las posibles medidas a aplicar. Para llegar hasta esa fecha, se han adoptado diversas medidas para reducir la presencia de empleados en la sede de la Cámara sin aplicar un cierre total. Una solución poco factible en estos momentos, además, en los que muchos asociados acuden a la institución en busca de asesoramiento.
En este sentido, las medidas que se han adoptado han sido fomentar al máximo posible el teletrabajo, para aquellos empleados que (por ejemplo, en el caso de las tramitaciones de ayudas) pueden realizar su función desde su domicilio; y por otro lado dar los días de vacaciones no disfrutadas esta semana (que además tiene un festivo) a aquellos empleados que aún tuviesen días pendientes de 2019, que deben agotarse antes de finalizar marzo. También, según estas fuentes, se ha sugerido a algunos empleados que cojan ahora algunos días de los que les corresponden en 2020.
En cuanto al personal que permanece físicamente en la sede de la Cámara, en el edificio de Ruperto Chapí que tiene alquilado, las mismas fuentes explican que se han seguido los protocolos aplicados por otras empresas para separar equipos, y que en estos momentos aquellos empleados que no tienen más remedio que realizar su labor presencialmente están repartidos uno en cada planta del inmueble para limitar el riesgo de contagio. Entre ellos, el conserje y la responsable de atención telefónica. Precisamente, las consultas telefónicas se han disparado, al caer a mínimos la asistencia de asociados a las instalaciones.
El próximo miércoles, el comité de dirección de la institución cameral mantendrá una reunión por videoconferencia para decidir posibles medidas adicionales a adoptar, en función de cómo evolucione la situación del estado de alerta y la carga de trabajo de los empleados. En este sentido, las mismas fuentes insisten en que aplicar un ERTE es la última opción, y que de momento no se ha planteado, aunque no descartan que tenga que hacerse si la crisis sanitaria se prolonga. De momento, las medidas adoptadas han permitido capear la situación con el presupuesto de Personal que ya se había consumido hasta marzo, de forma que no ha habido sobrecostes.
El ERTE, en cualquier caso, podría llegar si el aislamiento se mantiene o se recrudece en las próximas semanas, y la Cámara seguiría el camino de otras muchas empresas de la provincia que adaptan sus recursos a la caída de actividad. Algo que, en realidad, no ha sucedido en la institución, dado que precisamente estos días es cuando más pequeños empresarios y autónomos buscan el asesoramiento de la Cámara para afrontar decisiones en sus propios negocios.