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La aplicación de Inteligencia Artificial en las empresas: un reto tan solo conseguido al 10%

17/11/2021 - 

ALICANTE. La sede de la escuela de negocios Fundesem Business School (FBS) acogió el último foro organizado por Alicante Plaza, que versó sobre la Inteligencia Artificial (IA) y su aplicación en empresas. Un encuentro que estuvo moderado por David Martínez, redactor jefe del diario y responsable del área de Economía y Empresas. “Está cambiando nuestras vidas. Se veía en el mundo de la banca y los seguros, pero ya está revolucionando todos los sectores y la mano de obra”, afirmó en la apertura del debate Cayetano Sánchez Butrón, presidente de FBS.

En ese contexto de auténtica revolución, muchas son las cuestiones que avanzan a menor ritmo que la porpia técnica y que, por tanto, necesitan una solución de urgencia. Cuestiones que giran en torno a cómo vincular la IA a los retos que plantea la sostenibilidad, cuáles son las principales dificultades de las empresas para empezar a aplicarla, en qué marco jurídico se deben desarrollar o si realmente es asumible por las pymes esta tecnología innovadora. Para responder a estas preguntas asistieron expertos como Raúl Mir, CEO de Angela Impact Economy; Andrés de España, CEO en 3dids.com; Eva Mª Hernández, directora ejecutiva de Alvis Ekosystem, y Juanjo Milla, presidente de la Asociación Big Data y Analytics.

La tecnología avanza rápido y la urgencia por crear el marco apropiado en las empresas es evidente. Sin embargo, aunque resulte paradójico, esa situación, unida a la falta de conciencia sobre la importancia de configurar la IA como un elemento transversal en las compañías, está ralentizando su aplicación. De hecho, tan solo un 10% de las empresas españolas están digitalizadas o en proceso. Y es que el gran público cree que desarrollar una solución de IA es difícilmente asumible para las pymes. La cifra la aportaba Andrés de España. “El objetivo es triple: recoger datos, que esos datos sean de calidad y ver qué problema debo resolver en mi compañía”, aseguraba, al tiempo que incidía en que su aplicación no es cara. “Lo que puede ser caro es la solución que se propone cuando se ha identificado el problema a resolver”, apunta.

De hecho, esta tecnología se plantea como el instrumento fundamental para abordar la transformación sostenible a la que obligarán las regulaciones internacionales en el medio plazo. “Va a suponer la cuarta revolución. Vivimos una de las mayores disrupciones en el camino que debe andar el ámbito empresarial. No nos habíamos dado cuenta del impacto de la actividad empresarial en el planeta”, apunta Raúl Mir. Debido al cambio climático, la UE abandera un tsunami regulatorio que obliga a las empresas a reducir su impacto. Esto hace que el capital vaya a proyectos y empresas sostenibles. Por otro lado, las empresas exigen lo mismo a sus proveedores y los consumidores también acuden a corporaciones que son social y ambientalmente responsables. “Todo obliga a las empresas a cambiar”.

“Hay una necesidad de ser mucho más eficientes y objetivos en la forma de abordar estos retos; hacen falta datos y track record”, asegura. Ahí es donde empieza a tener sentido la unión de IA y sostenibilidad, según afirma. “Hace falta que las empresas identifiquen, almacenen y gestionen los datos que pueden servir para saber cómo crecer de una forma sostenible”, describe. La magnitud de esa necesidad dependerá del tamaño de la empresa. Sin embargo, asume que estamos “a años luz de que la IA se aplique en la forma en que es necesario para digitalizar el tejido productivo”. La mayoría de las empresas no están digitalizadas, así que el reto es triple: digitalizarse, aplicar IA y conseguir la sostenibilidad.

Tenemos que enfocarnos en reconvertir nuestra cultura y ver que hay muchas ventajas en utilizar esta tecnología”, afirmaba Eva Mª Hernández. Pero la abogada pedía adelantarse y preparar el marco de seguridad apropiado: proteger activos como algoritmos, apps o códigos fuente. Y es que las compañías todavía no tienen claras las implicaciones prácticas. “Hay tres vías”, afirmaba. Por un lado, las figuras jurídicas tradicionales como el registro de marcas y patentes, pero su desventaja es que este marco es anterior a la era digital. Por otro lado, la propiedad intelectual o los derechos de autor, que solo se pueden aplicar a determinadas cosas. Por último, el secreto empresarial, que está cobrando fuerza. “Es el método en el que se protegerán los algoritmos y las ideas”, confirma Hernández.

Juanjo Milla advierte de que el primer desafío al que se enfrenta el tejido productivo es tomar conciencia del dato como activo. “Estamos en una era en la que la gran propuesta de valor de las empresas se debe basar en cómo ellos te ofrecen el dato en forma de recomendación o experiencia. El dato es un activo necesario y deben velar por él salvaguardando su calidad y seguridad”, asegura. El segundo desafío se plantea en forma de expectativa. “El dato es útil, pero las pymes tienen dificultad para aplicarlo porque hay desconocimiento y eso es un gran desafío porque, si no lo hacen, no podrán entrar en esta era”, sentencia. Es decir, que hay que aplicarla con conocimiento de causa, sabiendo para qué se hace. No solo con la intención de captar fondos europeos o de buscar las deducciones fiscales. “La IA no es un fin, sino un medio para lograr un objetivo”, apunta.

Sobre esta cuestión, Andrés de España explica que “si las empresas duran es porque pagan impuestos; si pagan impuestos, es porque dan resultados y, si dan resultados, podrán aplicarse políticas de deducción fiscal”, resume. El medio es la IA y el objetivo no es la deducción fiscal sino lograr ser más eficientes y mejorar su cuenta de resultados. “Casi todas las empresas con las que trabajamos hacen un recurrente anual de partidas para aplicar tecnologías novedosas porque la forma de trabajar de las compañías debe incluir desarrollar proyectos de innovación”, explica.

La sostenibilidad y la cuenta de resultados

En cuanto a la sostenibilidad, también hay analizar para qué se necesitan estas técnicas. “Hay que hacerle ver al mundo de la empresa que esto es como otras muchas soluciones en gestión. Cuando un empresario sea capaz de verlo con una visión estratégica, conseguirá que su proceso sea más eficiente, pero todavía hace falta aterrizar ahí”, afirma Raúl Mir, que apunta también la importancia de valorar el tamaño, capacidad y objetivos de la empresa, y pone el ejemplo de Balearia. En su caso, ha decidido cambiar de combustible porque en 2050 ya no podrá usarlo. “Están identificando riesgos a medio plazo para solucionarlos. Hay que identificar riesgos a corto, medio y largo plazo para solucionar los retos. La sostenibilidad no solo es hacer el bien sino hacerlo porque así mi empresa perdurará”, asegura. Es por ello que insiste en que “más que convencer, hay que divulgar y explicar mucho”.

De hecho, las empresas de más de 250 trabajadores ya tienen que reportar su impacto medioambiental y próximamente serán todos, independientemente del tamaño, quienes deberán presentar un informe de sostenibilidad. “Hay que calcular qué impacto tiene eso en la cuenta de resultados y qué ventajas aporta en nuestra competitividad”, explica Mir. La vinculación de los estadios no financieros y financieros hará que se comprenda mejor cómo integrar la sostenibilidad. “Eso no es más que ver lo que estoy haciendo para conseguir ser más respetuoso con el medio ambiente”, explica, y avanza que serán igual de importantes los métodos de gobernanza de las compañías.

Todos esos informes serán públicos porque se busca poder comparar y medir. Las técnicas de IA permitirán que toda esa información genere estadísticas. “Lo que busca el organismo regulador es aplicar técnicas que permitan a los sectores predecir y guiarse”, comenta. Algo que ya se ha hecho en el ámbito energético para ser más eficientes. El objetivo es hacerlo ahora con las actividades contaminantes para evitar que lo sean. “Si no eres sostenible, vas a ser menos competitivo; eso, seguro”, sentencia Mir.

Diseñar una estrategia transversal 

Pero ¿cuál es el freno para el desarrollo de todas estas tecnologías? “Estamos teniendo una carencia de perfiles que se dediquen a la tecnología. Faltan desarrolladores, expertos en data sciences, etcétera”, apunta Juanjo Milla, que además indica la falta de ambición por no estructurar las empresas con departamentos dedicados a todo ello. “Un reto va a ser el talento que vamos a encontrar”, insiste. La alternativa que propone para las pymes más pequeñas es crear clusters de empresas que trabajen juntas y se ayuden unas a otras.

Así, parten con ventaja quienes plantean y definen una estrategia de datos. “Hay complejidad en transmitirlo, pero la mejor forma es escribirlo: hacer una estrategia de analítica de proyectos basados en problemáticas”, recomienda. Un documento que debe ser redactado con todo el equipo de la compañía para que se entienda. “Explicar y difundir; eso tan obvio es lo más importante”, incide. Y ahí debe estar involucrado, de forma cruzada, toda la organización. “Todos tendrán interés en leerlo y aportar lo suyo para que se tengan en cuenta sus problemas”, predice. Del trabajo de todos surge ese documento estratégico. “La gente quiere aprender porque saben que esto resolverá sus problemas e incluso los automatizará”,

El oro del siglo XXI: datos, una 'mina' sin regulación

En la regulación de la Inteligencia Artificial existen retos y mitos que nos hacen replantear su futuro. “El dato parece que es el oro del siglo XXI, pero, a nivel regulatorio, tenemos mucho por delante”, afirmaba Hernández. La técnica va muy adelantada, pero, a nivel de protección, no se tiene en cuenta su regulación en la fase previa al diseño del producto o servicio. Una falta de concienciación que genera después inestabilidad. “Ese es el primer obstáculo que hay que salvar”, confirma la experta. El segundo es lo que denomina el ‘complejo de Frankenstein’ o, lo que es lo mismo, “el miedo a que vayamos a ser devorados por una inteligencia superior”, describe. Conviene, de nuevo, adelantarse y plantear ya las supuestas encrucijadas morales en las que nos podamos encontrar.

“Es importante dar derechos. Con las personas y animales, lo vemos normal, pero con un robot todavía no. Si tiene que cotizar a la Seguridad Social y resarcir sus posibles daños, ¿por qué no le vamos a dar derechos?”, plantea. En caso de negligencia, se tiene que delimitar. Según explica, ahora se usa el marco del ‘producto defectuoso’, pero muchas veces son servicios, no productos, y ahí no encaja. “Si dentro de diez o vente años esto avanza, ¿cómo vamos a regular la protección de los menores? ¿Se podrá hacer un volcado de la mente en un robot para solucionar enfermedades mentales? Hay que adelantarse y poner remedio antes de que todo eso llegue”, sentencia.

Ayudas europeas: un marco más colaborativo

El marco legal de las ayudas europeas a la innovación introduce un sistema más colaborativo y de mayor protección a nivel interno. Así se ha materializado en los dos nuevos escenarios que se plantean: Horizonte Europa y Next Generation. “Lo más importante del marco regulatorio es cómo se funciona por dentro, a nivel interno, tanto en las compañías como en los consorcios, porque se promueve la colaboración en la innovación a través de consorcios”, describe Hernández.

Según explica, en estas ayudas lo más importante son las fases contractuales. Horizonte Europa, por ejemplo, plantea un contrato con la Comisión Europea en formato estándar, revisado por la Comisión Antifraude y con un acuerdo en el consorcio para detallar la propiedad intelectual, confidencialidad, gestión del control, etcétera. “Se le está dando importancia al funcionamiento interno porque la UE permite ahora que los resultados puedan ser explotados por terceros y tiene que estar todo muy atado”, asegura.

IA que mejora la gestión de los eCommerce

En el caso de la consultora estratégica 3dids.com, su base histórica de datos le permite trabajar en una herramienta que sea capaz de deducir, por ejemplo, cuánto hay que fabricar en una empresa. De hecho, ese es el objetivo, según explicaba su CEO, Andrés de España. Una herramienta que diga qué hay que fabricar, según lo que se está vendiendo. Dónde comprar, cuándo y de qué características. “Estamos trabajando en una herramienta que se base en eso porque las empresas han dejado de poder recibir la información de la navegación de sus clientes”, explica el directivo. “Las empresas que han comprendido que el valor de la compañía son sus clientes y lo que ellos hagan, son las que van a perdurar”, explica el CEO. De ahí lo que le está pasando a Facebook y su evolución hacia Meta, según explica, y es que la gestión de los datos de sus clientes le ha ocasionado problemas.

La verdadera revolución está por venir

“Todos coincidimos en que el avance definitivo de la IA va relacionado con la comprensión del lenguaje natural. Un algoritmo que nos esté hablando y nos comprenda”, afirma Andrés de España. Ahí habrá un cambio global. “Cuando la IA comprenda lo que estamos diciendo, todos los ámbitos de las empresas se digitalizarán y miles de gestiones se podrán hacer a través de la IA”, sentencia el experto. “Hay cosas que nos van a afectar mucho más que el coche autónomo y este es el caso, pero hay que ser conscientes de que la IA nos podrá intervenir y no debemos dejar que nos domine”, advierte.

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