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VALS PARA HORMIGAS / OPINIÓN

Kane en Benidorm

2/02/2022 - 

Los periódicos son un multiverso paralelo. Ya lo eran cuando William Randolph Hearst se inventó una guerra para vender ejemplares y pasar luego a la posteridad como Ciudadano Kane. Y lo son ahora, quizá aún más, cuando no solo tratan de poner al día al lector sobre lo que sucede en la realidad, sino que también se nutren de la subjetividad de las redes sociales para reflejar lo que el lector cree que sucede. Durante el último fin de semana, hasta la victoria de Rafa Nadal en el Open de Australia, tres asuntos dominaron la actualidad. Primero, el conflicto de Ucrania, en el que da la impresión de que todas las partes, Rusia, EEUU y OTAN, se han disfrazado de Hearst para la venta masiva de sus respectivas estrategias geopolíticas y económicas. Segundo, que, como decía un amigo mío, Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón se han disgustado, porque no sé si se le puede llamar divorcio a lo que sus abogados llevan entre manos. Y tercero, el Benidorm Fest, cuyo resultado ha generado una repercusión que entremezcla la vida con las sombras de Platón, como corresponde a una buena novela histórica.

Lo de Ucrania debería importarnos a todos y lo de Urdangarin a nadie. Así que pasemos a lo de Benidorm. RTVE, la Generalitat Valenciana y el ayuntamiento de Toni Pérez han conseguido lo imposible. La repercusión del festival ha sido brutal y los organizadores han conseguido erigir en lo que antes era un páramo baldío el castillo de colores que los eurofans veían en sus sueños. Nunca, ni siquiera en la época de la primera edición de Operación Triunfo, el representante de España en Eurovisión ha concitado tanto interés. Lo he visto en Twitter, donde quienes se mofaban de los sucesivos resultados patrios en el certamen europeo, e incluso pedían explicaciones al ente público por el gasto, ahora se han erigido en paladines de las dos principales propuestas perdedoras, Rigoberta Bandini y Tanxugueiras, frente al triunfo de Chanel. De repente, Eurovisión se ha convertido en un asunto de Estado. Literalmente, con preguntas referentes al sistema de votación elevadas al Congreso de los Diputados. No podía salir otra cosa de una ciudad de la que se habla bien y mal con la misma vehemencia e indistintamente. Ha ganado Benidorm y eso nos beneficia a los que vivimos de lo que sucede en esta provincia. Veremos el año que viene.

El eco del asunto en los medios de comunicación es fascinante. Hemos contado lo que sucedía, lo que sucederá, lo que podría haber sucedido, lo que unos quisieron y otros querían. Todo. Para los que creen en Eurovisión, para los que no, para los que se saben de corrido hasta En un mundo nuevo de Karina y para los que jamás han salido del jazz de Miles Davis. Para los que les importa, para los que no les importa y para los que ni fu ni fa. Yo mismo, que ni siquiera vi las galas porque no me gusta el festival, aquí estoy, dando mi opinión. A partir de lo que he podido vislumbrar en las redes sociales, no de lo que ha pasado de verdad. Y con esto, no les quepa duda, el periodismo pierde. Porque a todos nos asombra lo que hizo Hearst para vender periódicos: crear una realidad a partir de lo que pensaba que los lectores querían leer. Nosotros, lo mismo, con las diferentes versiones de los internautas. Pero con un punto de melancolía, porque casi ningún usuario de redes a los que damos voz nos lee.

@Faroimpostor

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