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el abogado de vicente sala y la juez protagonizan varios encontronazos en la sesión

Juicio de los Sala: la 'pista' magrebí, los 'whatsapps' y el micro apagado de la acusación

17/10/2019 - 

ALICANTE. El abogado de la acusación particular, Francisco Ruiz Marco, está decidido a convertirse en protagonista del juicio con jurado por el asesinato de Carmen Martínez, matriarca del clan Sala Martínez, por el que se está juzgado a su yerno Miguel López. A falta de declaración del único acusado, que se acogió a su derecho a no hacerlo por su "frágil estado psicológico", según su abogado, el letrado de Vicente Sala (el único heredero del matrimonio que cree en la culpabilidad de López) ha sido el auténtico protagonista de las dos primeras jornadas del proceso.

Con excesiva teatralidad, y buscando siempre el límite del reglamento, Ruiz Marco consigue que el jurado oiga lo que él quiere que oigan, aunque la juez lo haya advertido en varias ocasiones de que no puede hacerlo. Este miércoles se empeñó en sacar a colación los 38 whatsapps que, según parece que obra en el sumario, se cruzaron el acusado y su esposa durante la celebración del consejo de administración de la discordia (donde las mujeres destituyeron a su hermano como presidente del órgano de administración en el verano de 2016). Esos, y otros muchos que también están registrados pero que, tal como le advirtió la juez en varias ocasiones, no pueden ser analizados por el jurado aún porque el perito correspondiente no los ha validado en el seno de la vista oral. 

Vicente Sala, durante el interrogatorio del fiscal

Daba igual. Magistrada y letrado protagonizaron hasta cinco rifirrafes durante el interrogatorio a Vicente Sala (y antes, con los testigos de Novocar, ya habían sido otros tres) a cuenta de qué o cómo se podía preguntar. Ruiz Marco se salió con la suya a través de la fórmula de preguntar a su representado, acusación particular pero que este miércoles declaraba como testigo, si era conocedor de dichos mensajes y su contenido, que reprodujo en varias ocasiones. La juez no le dejó tampoco mostrar la agenda personal de la víctima, y sorteó la prohibición leyendo la pregunta que la juez inadmitía (cosa que sí está permitida para que conste a efectos de recurso con posterioridad) y, de paso, leyendo la anotación que quería colocar.

La intención de la acusación particular, como la del fiscal, es demostrar que Miguel López, el acusado del crimen, era fundamental para la estrategia de las tres hermanas, enfrentadas a su hermano varón, su madre y su tía por el control de las empresas. De ahí que leer los whatsapps fuera clave, aunque no condujera a ningún lado, como hizo notar la defensa. "No entendemos este lío que se ha montado". Pero se montó, porque harta de que no le atendiese, la juez llegó a apagar el micrófono del abogado para que el jurado no oyese su intervención. Al final de la sesión, Ruiz Marco pidió disculpas a la juez por el constante quebradero de cabeza.

Miguel López sale del juzgado durante un receso

La estrategia de acusación de Ruiz Marco, mucho más agresiva que la del fiscal, contiene más notas exóticas. A todos los testigos del concesionario Novocar que han declarado (cinco) les pregunta lo mismo para cerrar: ¿tenía usted enemistad con la víctima? ¿sabe disparar? Parece querer buscar que, con el descarte del resto de personas que estaban allí el día de autos, solo quede uno a quien apuntar: Miguel López. Por cierto, que también preguntó lo mismo respecto del acusado a Vicente Sala (la respuesta fue que sí), dado que no pudo hacerlo directamente con el procesado.

También exótica es la línea de defensa que ha seguido hasta el momento el abogado de López, al menos en los interrogatorios a empleados de Novocar. A todos sin excepción les ha preguntado por un grupo de clientes magrebíes que, al parecer, pasaron por allí aquella tarde sin llegar a interesarse por ningún coche en concreto. Una especie de 'pista' alternativa que parece querer integrar en el relato de los hechos para sembrar la duda sobre un posible culpable alternativo. La defensa siempre ha sostenido que, dado que su cliente mantiene su inocencia, quizá la muerte se debió a una venganza o a un intento de robo que salió mal. La presencia de esos extraños magrebíes que todos vieron pero que nadie sabía qué querían dejaría abierta la puerta a pensar que alguien más tuvo móvil y oportunidad.

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