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de la vía pa arriba / OPINIÓN

Jugar en las plazas

31/10/2019 - 

El lunes la portavoz adjunta del grupo municipal de Vox en el ayuntamiento de Elche, Aurora Rodil, intervino en el pleno para explicar que no iban a apoyar una moción sobre la necesidad de acabar con la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual y tampoco la moción para erradicar todo tipo de discriminación de género que sufren las niñas en el mundo. Sus argumentos, fueron que no creen que las mujeres en España sufran discriminación, al menos salarial y porque “todo esto es ideología de género”. No aportaron mucho más.

Hace tiempo, desde que entró en funcionamiento la Ley de Grandes Ciudades, que hay muchas decisiones del ámbito local que no necesitan pasar por el pleno. Apenas tres o cuatro asuntos como los presupuesto, los impuestos municipales y temas de urbanismo requieren de su debate y aprobación en el máximo órgano de representación municipal. Esto ha provocado que los partidos políticos alimenten las sesiones plenarias con mociones, algunas de contenido y competencia local y otras, meras declaraciones de intenciones o posicionamientos políticos respecto a temas generales.

Ni unas ni otras sirven de mucho, más allá de proporcionarnos titulares a los medios de comunicación, que en definitiva es lo que buscan. Las mociones que se debaten y se aprueban en las que hay competencias locales, se suelen quedar en un cajón, si no interesa ponerlas en marcha, o en lista de espera hasta que interese. Y las declaraciones políticas pues solo propician debates como el del pleno de este lunes en Elche donde se habló de los conflictos de orden público en Cataluña o por ejemplo de la discriminación de la mujer o su utilización como mercancía sexual.

En la anterior legislatura era fácil que estas mociones salieran aprobadas por unanimidad, o cuando algún partido de la oposición se abstenía, (no se posicionan en contra), era por cuestiones de forma, no de fondo. En esta legislatura con el nuevo partido que ha entrado en la corporación, Vox, con dos concejalas, hay siempre “una nota de color”. No apoyaron una moción “facilona” del pleno anterior contra el cambio climático y en este pleno han dicho que “en España no hay discriminación salarial entre hombres y mujeres”. Aurora Rodil además se atrevió a asegurar que “a igual puesto igual salario” y que, en todo caso, si las mujeres tienen contratos de media jornada o no trabajan fuera de casa es “porque les gusta ir a buscar a sus hijos al colegio y jugar con ellos en parques y plazas”.

Y se quedó tan ancha. Y se le olvidaron los datos. Por eso me veo en la obligación de darlos yo. La brecha salarial entre hombres y mujeres en España según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística reflejan que, en el año 2017, (los últimos datos que se disponen), el salario anual más frecuente en mujeres era de 13.518,6 euros por 17.501,5 euros de los hombres.

Seguramente Aurora Rodil dirá que eso es porque las mujeres preferimos trabajar con horario reducido para recoger a los niños y niñas del cole y jugar con ellos y preparar la cena, lavar la ropa, planchar, hacer la compra, hacer los recados a la abuela, llevar al niño al pediatra, coser los botones que se han caído de una chaqueta, llamar al de la lavadora para que venga a arreglarla, bajar la basura, explicar las divisiones por dos cifras, duchar a los niños, recoger la ropa del baño, preparar los almuerzos del día siguiente, pensar qué hacemos de comer para el día siguiente, bajar corriendo por patatas que no quedan, poner la olla para el día siguiente que habrá que comer algo, recoger el salón, frotar a mano la mancha que no sale, dar una pasada a los aseos y pintarnos las uñas. Sobre todo, eso, pintarnos las uñas.

Pero es que los datos siguen sin confirmar su argumento. Para poner de manifiesto las diferencias salariales de género, es necesario considerar el salario por hora y distinguir el tipo de jornada. Lo dice el INE. En el trabajo a tiempo completo, el salario por hora de las mujeres es de 14,9 euros en 2017, y el de los hombres en las mismas condiciones de 16,4 euros por hora. La brecha salarial que para el INE es un hecho, (para Aurora Rodil no), se va modificando según la edad.

A más edad la diferencia salarial se amplía en favor de los hombres. Solo un dato, el salario (o pensiones) de los hombres mayores de 65 años en España es de 44,9% más que el de las mujeres de la misma edad. También hay diferencias en los datos entre las personas que trabajan en el sector público o el sector privado, siempre es mayor la diferencia salarial entre hombres y mujeres en la empresa privada. Según los datos oficiales del INE en 2017 fue de 15,9 % en el sector público por 19,3 en el sector privado.

Estos datos demuestran que, en España, en contra de lo que dijo en el pleno la concejala de Vox, hay diferencias salariales entre hombres y mujeres. Rodil es médica de profesión, trabaja en el sector público y en un sector económico donde se estrecha la diferencia un poco, solo un poco. Quizá sea de esas personas que piensan que “como yo no he sufrido el machismo, no existe”. O de las que dice “me he pedido reducción de jornada para estar con mis hijos y verlos crecer”.

He escuchado más de una vez a mujeres hacer estas reflexiones, yo misma hace años incluso dije algo de esto. Pero cuando empiezas a analizar fríamente la situación te das cuenta de que te pides reducción de jornada porque es el rol que te han asignado y además los horarios de trabajo en España y los recursos públicos ayudan bien poco a la conciliación. Y encima si tienes que trabajar porque tu sueldo es necesario en casa, la cultura machista te hace sentirte culpable o “mala madre”.

Alguien me dijo una vez, “lo que te pasa a ti no es lo que le pasa a todo el mundo”. Y así es. No podemos creer que nuestra experiencia es lo general. Una persona que se dedica a la política, a la gestión de lo público, no puede basar sus proposiciones o líneas de trabajo en su experiencia personal.

Es más, las feministas no solo luchamos por acabar con el machismo en España. Es necesario amplitud de miras y pensar en las mujeres y niñas de otros países, obligadas a casarse con 12 o 13 años, objeto de violencia sexual y de venganza en los conflictos bélicos, con derechos limitados o sin derechos y sin voz ni voto en las decisiones propias sobre su vida su cuerpo o de la comunidad.

En fin. Nos sobran argumentos. Solo pido a esas mujeres que alguna vez han pensado como la concejala de Vox, que se quedan en casa porque les gusta jugar con los niños, si han tenido otra opción. Si han podido elegir de verdad. Si las han educado como a sus hermanos varones y si sus opiniones o talentos han sido considerados igual que el de sus amigos. Y si han tenido la rara e inmensa suerte de que haya sido así en su caso, que miren alrededor y piensen cuántas más han tenido esa experiencia personal.

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