VALÈNCIA. Un espacio de entendimiento y confrontación. Un puente entre Occidente y Oriente. Un sueño, para algunos; una pesadilla, para otros. En fin, el Mediterráneo. El mar que une y separa a Europa y África se ha convertido en símbolo y arma en unas relaciones históricas que, siendo reduccionistas, podrían resumirse en una palabra: tensión. Arrojar luz sobre cómo se han tejido estas relaciones, especialmente en ámbito cultural, es el objetivo de A la sombra de Occidente. Un estudio cultural sobre identidad y colonialismo en el Mediterráneo (Editorial Akal), el nuevo libro del exdirector del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València, José Miguel G. Cortés.
Este libro tiene un doble objetivo: por un lado, entender cómo se ha ido construyendo un discurso cultural e ideológico colonial en el que ha primado el “desinterés” y el “menosprecio” por aquello que se desconoce o teme; y, por otro, dar a conocer el conjunto de proyectos, experiencias y discursos poscoloniales que han elaborado distintos creadores de las dos orillas. “Vivimos en un espacio [España] que ha mirado por encima del hombro al mundo musulmán. Desde las cruzadas de la Guerra Santa hasta las batallas por materias primas”, reflexiona Cortés, quien cita al activista y autor Edward Said cuando dice que la actitud de Occidente no ha cambiado con el tiempo, una relación basada en el “temor y la ignorancia”.
De esta forma, el texto busca responder a una pregunta compleja: ¿qué es el Mediterráneo?¿El crisol de culturas, las vacaciones soñadas de los cruceristas o el cementerio de centenares de migrantes? Y, en este contexto, ¿qué nos dicen sus artistas? “El Mediterráneo es muy importante porque es un lugar donde confluyen tres continentes, tres penínsulas y tres religiones y, aunque pueda parecer paradójico, hay muchos elementos comunes”. Pero la visión del Mediterráneo no se ha mantenido fija en el tiempo. Uno de los ejemplos más claros –y cercanos- es el del escritor Rafael Chirbes, quien en 1997 habla de una mar placentera en la obra Mediterráneos para, años después, virar hacia una visión catastrofista y dolida, no solo del paisaje sino de los individuos, como es la que narra en Crematorio.
El libro trata, así, de tejer una suerte de mapa a través de distintos creadores mediante los que se intenta hacer una fotografía de la evolución de un espacio bien complejo, afectado por multitud de factores, y que tiene en sus creadores a grandes representantes de su pasado próximo y presente inmediato. Entre ellos, por ejemplo, encontramos Mona Hatoum, una persona que “epitomiza lo que pasa en el Mediterráneo”. Nacida en Beirut, en el seno de una familia palestina, Hatoum vio como su vida cambiaba con el estallido de la Guerra Civil de Líbano, que la sorprendió en Londres, impidiéndole regresar a su país, siendo ejemplo de cómo intentar construir una identidad “alejada del tutelaje neocolonial y del fanatismo religioso”. “Un artista plástico no está aislado del mundo. Me interesa mucho contextualizar. No se puede estará al margen”, refleja Cortés.
Otro de los artistas que reflejan ese puente entre las dos orillas es Abdelà Taia, un escritor y cineasta marroquí abiertamente homosexual que vive en París y que ha reflexionado profundamente sobre cómo el neocolonialismo ha influido en su manera de hablar, su visión del cuerpo y la propia sexualidad. En este sentido, en el complejo puzzle entran tanto los creadores exiliados, los que operan desde su lugar de origen y una multitud de miradas que son más que dos bloques, aunque también son dos. “Occidente lo que tiene que hacer es crear las oportunidades y espacios para que Oriente hable”, recalca el autor.
La reflexión en torno al mediterráneo no es una obsesión nueva para Cortés, que ya en su época como director del IVAM incidió muy especialmente en esta cuestión, llegando a comisariar exposiciones como Entre el mito y el espanto: el Mediterráneo como conflicto y Micropolíticas. Arte y cotidianidad 2001-1968, así como distintas muestras dedicadas a artistas como la creadora palestina residente en Londres Mona Hatoum o los artistas libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige. A la sombra de Occidente se suma a otros volúmenes publicados por Cortés, como La ciudad cautiva. Control y vigilancia en el espacio urbano (2010) o Otras ciudades posibles (2012).