ALICANTE. José Luis Villacañas es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Ha escrito densos ensayos entre los que figuran La Revolución Pasiva de Franco y Ortega y Gasset: una experiencia filosófica española.
— Hay una frase que dice que la historia se repite, ¿tú crees que es así?
— Nunca se repite igual, la historia es una continua variación, se repiten más las representaciones de ella. Esto constituye una de las muestras de la fragilidad del ser humano, que tiene que basarse en representaciones que fueron útiles para aprender del pasado. La historia cambia pero nuestra mente va más lenta que las transformaciones históricas, y tendemos a pensar que la memoria se repite.
— Da la sensación, por la cantidad de relatos o de historias que se cuentan de esa época, tenemos reciente la película Oppenheimer de Nolan, que vivimos todavía en el Siglo XX, como si no hubiésemos pasado página de esa era.
— Aquellos interesados en mantener el poder, interesados en un orden de continuidad tienen mucho interés en que todo se repita, en transmitir la sensación de que las cosas son eternas. Determinados aspectos de nuestra realidad siguen obedeciendo al siglo XX, aunque también podríamos pensar en esta época como un largo siglo XIX, porque en esta época persisten los enfrentamientos imperiales. Estamos ante una representación de la lucha de los grandes poderes sobre la tierra, y este ejercicio de repartirse la tierra tiene similitudes con otras épocas en los que la tierra se dividió. Esto se ve muy bien en el Consejo General de las Naciones Unidas, que conforma un grupo de grandes vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
Se plantea la situación actual como una nueva guerra fría buscando analogías con la del siglo pasado, pero ya le gustaría a Rusia estar en la posición que estaba por aquel entonces, a día de hoy el Kremlin tan sólo es un peón.
— Algunas voces dicen que Rusia va camino de convertirse en una colonia de China.
— Hay que tener cuidado con esas aventuras, la situación mundial es magma que cambia constantemente. Rusia es uno de los puntales de la tierra, pero aún así no puede operar en solitario en el mapa geopolítico. A día de hoy los rusos no pueden tener una política internacional propia, necesitan actores que le sufraguen a través de la compra de petróleo y ahí es donde entra China. Sin embargo, Rusia no va a permitir ser colonia de nadie, y ha luchado grandes batallas en la historia como para permitir ser colonia del mejor postor.
— Determinados medios sacan cada día noticias relacionadas con Franco, ¿por qué no pasamos página?
— Estamos ante una pregunta de índole metafísico, e implica una pregunta concreta para discernir sobre la mentalidad del poderoso español. Lo que caracteriza su mentalidad es la del completo sentido de la más absoluta razón de lo que él mismo encarna, la convicción de que Dios está de su lado. La protección divina bloquea una conciencia moral, nuestros poderosos tienen una conciencia teológica pero no tienen una conciencia moral. Si los que están enterrados en el Valle de los Caídos no tienen la misma conciencia del poderoso no son seres humanos, son vencidos, están despersonalizados. Con Franco está mentalidad se llevó a su máximo exponente, pero desgraciadamente sigue muy latente en parte de la ciudadanía, ese es uno de los motivos por los que nuestra democracia no termina de avanzar.
— Comentabas lo de la democracia española, hay una percepción que en España más que vivir en sistema democrático vivimos en una oligarquía manejada por dos grandes partidos, ¿crees que nuestro país tiene una democracia plena?
— No existe una democracia plena, existe una lucha democrática. El resultado de esa lucha democrática determina si hay mayor o menor democracia. Nuestro sistema es inmensamente flexible, se puede corromper o puede florecer. En países como Venezuela vemos como la democracia encumbra un régimen autoritario. Tenemos que reconocer las incoherencias del capitalismo, en el pasado cuando había una coherencia económica entre los partidos no había tanta tensión en el ambiente. La inercia de las élites está evocando a España a un nuevo bipartidismo, porque a los grandes terratenientes les interesa que exista. Sin embargo, ya no hay una alineación entre las élites de que haya un bipartidismo, sólo hay que ver la influencia de la burguesía catalana en Junts, el partido de Puigdemont. Todo está diseñado para volver al bipartidismo pero las disyuntivas actuales no se pueden solucionar con el viejo bipartidismo.
— ¿Por qué crees que el Partido Popular va a tener complicado absorber a Vox?
— El PP es una reunión de muchas cosas, pero sobre todo es una reunión de élites centrales y de élites regionales. Estamos viendo las contradicciones entre el centro y las periferias, y estas contradicciones van a afectar al propio Partido Popular en sus estructuras regionales. Vox va a luchar por los intereses del centralismo, la formación de Abascal es la puerta de entrada del capitalismo. Vox quiere que el espíritu de Madrid irradie a toda España.
— ¿Crees que tendríamos una clase política más facultada si conocieran la historia de España?
La ignorancia nunca ha hecho bien a nadie, y cualquier tipo de beneficio está atravesado por algún tipo de conocimiento. Si tuviésemos una clase política más culta que la que tenemos estaría más capacitada para conocer la realidad. Estarían capacitados para conocer que la pluralidad en España no es un invento de ahora sino que siempre ha sido así. Lo que no acaba de entender la derecha es que el modelo de país no ha podido evolucionar por su obcecamiento.