VALÈNCIA. (EFE/Inmaculada Martínez) El catedrático de Fundamentos del Análisis Económico por la Universitat de València y director adjunto de Investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, ha afirmado que en estos momentos es "importantísimo" un pacto de rentas que "reparta los sacrificios" que supondrá el aumento de la inflación derivado de la guerra en Ucrania.
Maudos ha manifestado, en declaraciones a EFE, que los sindicatos deben entender que la espiral precio-salario se tiene que romper y ello implica un pacto de rentas para repartir el coste de la subida de precios, en línea con las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Entre ellas está la de impulsar un pacto de rentas con los agentes sociales para la moderación de los márgenes empresariales y los salarios para evitar que la subida de precios desemboque en una "espiral inflacionaria que mine el poder de compra de las familias", según el plan anunciado en el Congreso de los Diputados.
Maudos ha señalado que una parte de los costes tiene que asumirla los trabajadores y otra las empresas y "estar dispuestos a perder", y los sindicatos deberían entenderlo así.
Respecto al aumento del salario mínimo, ha opinado que ahora mismo, con la incertidumbre que existe sobre el impacto de la guerra en la economía, no es el momento de subirlo sino que debería esperarse a la consolidación de la recuperación. Entonces sí será un objetivo loable que ningún trabajador cobre menos del 60 % del salario medio, pero en las circunstancias actuales no, ha afirmado.
A su juicio, se debe tener cuidado con la revisión de las pensiones que se haga en el futuro para no poner "la soga al cuello" al déficit público.
El sector público, por su parte, tendrá que seguir inyectando ayudas a los sectores más vulnerables, como ya ha hecho el Instituto Valenciano de Finanzas con una línea de financiación para las empresas más expuestas al comercio con Rusia y Ucrania.
Los impactos indirectos de la invasión rusa de Ucrania serán más graves que los directos, entre ellos un estancamiento con inflación (estanflación) que nadie puede cifrar y que dependerá de cuánto dure el conflicto, del desarrollo de los acontecimientos y de su internacionalización.
Advierte de que, como ejemplo, si el impacto de la guerra fuera de un punto en el PIB, supondría 12.000 millones de pérdida para el crecimiento económico de España aunque, insiste, es imposible cuantificar los efectos.
El resto de países europeos se halla en la misma situación o peor, en función de su dependencia de las materias primas, como le ocurre a Alemania, más dependiente que España del gas natural de Rusia.
El impacto directo sí se puede cifrar y es "limitado" porque las cifras son modestas tanto en exportaciones como en importaciones, en activos financieros, préstamos bancarios e inversión directa extranjera.
Según los datos recabados por el experto, España exportó bienes a Rusia por valor de 2.213 millones de euros en 2021, que suponen el 0,7 % del total de las ventas al exterior, e importó por un volumen de 6.000 millones, el 1,8 % del total. En el caso de Ucrania, las exportaciones ascienden a 682 millones y las importaciones son de 1.500 millones.
Si se suman los dos países, el impacto de lo que España deja de exportar a estos dos países representa para España unos 2.800 millones de euros y en importaciones asciende a 7.600 millones, unas magnitudes que no "son preocupantes" para la economía española, pero que sí son de calado en aquellas empresas con dependencia de estos mercados, como le ocurre a la industria azulejera.
En cuanto a activos financieros (deuda), en España solo hay 141 millones de activos rusos en manos españolas, y los préstamos bancarios de España a Rusia suponen 812 millones.
Maudos ha reiterado que los impactos directos están "muy acotados", mientras que los preocupantes son los indirectos como la subida de precios de las materias primas (petróleo, gas natural, electricidad, minerales o cereales) que ocasiona mayores costes para las empresas y un aumento de la inflación.
Sobre el aumento de los costes, señala que si Europa decide dejar de comprar petróleo a Rusia para que el cierre económico sea mayor, tendrá que acudir a otros países que puede subir el precio ante un aumento de la demanda.