crítica de cine

'Jet Lag': la intimidad, a dos tiempos

15/06/2022 - 

VALÈNCIA. Cinema Jove recuperó, desde la entrada en la dirección de Carlos Madrid, el requisito de que los autores de los filmes fueran menores de 40 años. ¿Qué significa esto? Pues una tendencia generacional; una sección oficial que, a diferencia de otros grandes festivales con directores que solo buscan aferrarse al cine verdadero™, de manera natural muestra una manera fresca y desacomplejada de entender el papel del audiovisual. De la sección oficial de este año, tal vez la película que mejor encaje en esa filosofía del cine sea Jet Lag, de la directora china Zheng Lu Xinyuan.

Jet Lag plantea una historia a dos tiempos, que forman en sí una mezcla entre el documental y el video ensayo. Por una parte, una familia viaja hasta Myanmar a buscar explicaciones y restos del abuelo de la cineasta, que marchó al país en la década de los 40 y nunca volvió. Por otra parte, la misma cineasta y su pareja observan desde un piso de la ciudad austriaca de Graz lo que les permite el campo visual del confinamiento, en abril de 2020.

Los dos relatos se van entrelazando, sin que en realidad haya un punto de encuentro o un eje coherente que los una. La propia directora habla de un montaje “muy personal” que ha abstraído el proceso a niveles que llevan estos dos documentos a confluir en una película de arte y ensayo. El espectador ha de intuir o divagar qué les puede unir, qué les interesa, qué prefieren desechar.

Una idea desde la visión personal: el concepto de intimidad o de soledad. A dos tiempos diferentes, a décadas de distancias, el abuelo y la propia cineasta viven experiencia de lejanía de casa. Y cada circunstancia la rodea un misterio diferente. En el primer caso, es imposible —por pedagogía o incluso por prejuicio— no sobreentender ciertas connotaciones políticas, sobre todo con referencias como el de observar, a través de Google, la Asamblea Popular Nacional de China.

Jet Lag es, a su vez, el trastorno del paso del tiempo entre lugares muy separados entre sí. Pero, un sentido más poético, también el de la vida que cambia. Y en el tránsito, cabe preguntarse qué pasa y qué permanece. El proceso de memoria, de buscar definir bien cuáles son las huellas del pasdao, permite ver de manera más clara el camino que se podría seguir, todo un elixir contra la incertidumbre coronavírica.

Zheng Lu Xinyuan activa este viaje de ida y vuelta llevando su relato personal hasta el último punto del proceso creativo. Cruzar dos historias sin aparente (y en un primer momento, sin pretendida) intención es una marca de su autoría, algo que eleva al mezclar estilos, estéticas, técnicas de grabación, archivo y filmaciones propias. Si los relatos son diferentes, cómo no va a serlo la manera de representarlos. En un lado, el calor de una familia buscando las respuestas de una soledad; por otro, el de una pareja manejando la suya propia por imperativo, pero de una manera reflexiva en busca también de respuestas.

Jet Lag es un collage que permite mirar desde muchos puntos a un espacio misterioso que cada espectador debe resolver. La directora se apea de dar respuesta siquiera a cuál puede ser el encuentro que desvele la unión de los dos ejercicios fílmicos, montados de manera aparentemente anárquica. Un ejercicio que solo consensuado funcionará; si no, quien se ponga frente la pantalla encontrará una caja fuerte complicada de abrir. Seguramente, el mayor reto que plantea la Sección Oficial de esta edición de Cinema Jove.

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