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LA ESCRITORA AFINCADA EN ALICANTE PUBLICA SU PRIMER LIBRO DE RELATOS CORTOS

Iria Fariñas: de poeta a narradora para seguir gritando en voz baja

5/06/2021 - 

ALICANTE. Dice Iria Fariñas (Madrid, 1996) que, a sus 25 años, su formación es una “red caótica entre la pintura, la escritura creativa y la gestión cultural”. “Es difícil de explicar”, asegura. Por eso prefiere resumirla así, aunque aclara que actualmente está estudiando un máster y que, el próximo curso, empezará el Grado en Traducción e Interpretación. Si tuviera que decantarse por una de las ramas por las que ha trepado, es firme, pero no excluyente: “La escritura es como el eje fundamental, pero el resto la revitalizan”.

Sin duda, las letras son su mejor arma. En apenas dos años, ha publicado cuatro poemarios. “¿Incontinencia verbal? ¿Obsesión?”, se pregunta a sí misma. “No sé, ha sido un mecanismo que se activó con la primera publicación (Ayer ya será tarde, 2019). Sirvió para ponerme en contacto con todo el mundillo, tanto en cuestión de festivales como de lugares de presentación, otras corrientes, otros escritores… Me fue enganchando cada vez más”. Desde entonces, afirma, cada publicación ha supuesto un escalón más en el aprendizaje. “Y me he empeñado mucho en aprender en los últimos años. Por eso esta acumulación”, concluye.

A su debut, le siguieron Vista aérea (2020), Antinomia (2020) y Las huellas deshabitadas (2021). Con la narrativa, sin embargo, solo había experimentado, pues aunque hace años publicó una novela de literatura juvenil, considera que “aquello fue más bien un juego”. Así, Gritar en voz baja, que dio el salto a las librerías este pasado mes de mayo, es su primer libro de relatos y, a la vez, su primera inmersión real en el género narrativo. En este sentido, confiesa que, si bien el intensivo poético de los últimos años le ha aportado “un conocimiento relativo del entorno”, la apuesta por este nuevo género “es algo casi virginal”.

No obstante, sus relatos y sus poemas comparten estructuras y herramientas similares. “Se nota mucho cuando un escritor narrativo escribe poesía, porque hay una utilización del lenguaje, incluso del ritmo y de las imágenes que se percibe. Al revés, también. Todo lo que aprendes escribiendo poesía se va contigo a la narrativa”, explica Fariñas, para quien definir a sus figuras de referencia siempre ha sido una tarea difícil. “¿Un referente quién es? ¿Quién te inicia en…? ¿A quién admiras en un momento determinado? ¿El diferente picoteo que va acompañando tus lecturas?”, se cuestiona. Y sin necesidad de clasificaciones, apunta varios nombres: “En los relatos cortos, me inició Cortázar; he leído la mitad del catálogo de la editorial Páginas de Espuma, una maravilla en ese sentido; y Samanta Schweblin también me encanta. En poesía, (Alejandra) Pizarnik ha estado presente siempre, y Chantal Maillard ha tenido muchísima influencia en mí”.

Para su último libro, Iria Fariñas ha encontrado la inspiración tanto en historias personales como en experiencias ajenas. “Muchas de las personas que escribimos utilizamos material de nuestra vida porque está ahí y lo conocemos bien, pero también es muy divertido jugar a escribir desde algo completamente diferente a lo que somos”, argumenta. En cualquier caso, si algo tienen en común todos los escritos de Gritar en voz baja para que el título fuera este y no otro, es “la contención”. “No son relatos de aventuras o sucesos impresionantes. Lo más importante sucede en la cabeza del personaje. Hay una voz interior muy activa, aunque alrededor ocurran pocas cosas”, precisa la autora.

El segundo nexo común es que “todos se mueven en una frontera entre el amor y el conflicto. En esa doblez que —en palabras de Fariñas— hemos experimentado todos en algún momento (según nuestra historia) y que se puede trasladar a la familia, a la amistad o a la pareja”. Una muestra de ello es el adelanto que ha publicado en sus redes sociales: el relato “Comida familiar”. En él, una joven aparentemente preadolescente narra su convivencia con el alzhéimer de sus abuelos. “Por un lado, puede ser divertido o amable y por otro, complicado”, distingue la escritora. Y revela que, en general, todos los textos del libro transitan por un territorio análogo.

Para la primera presentación en públicoeste sábado 5 de junio a las 19 h en la librería de Alicante Pynchon&Co y en el perfil de Instagram de la autora (@hiedradetinta)—, Iria Fariñas ha escogido un texto con seis puntos de vista distintos que serán narrados por seis personas diferentes: Eva Torres, la profesora de su primer taller de escritura; Nuria Guillén, estudiante de Interpretación; Manuel Forques, filólogo y dueño del bar cultural Aracataca; Cristina Guti, cuentacuentos; Aida Company, música, docente e improvisadora; y David G. Baraza, que pondrá melodía a las voces.

Tras este estreno en la narrativa, Fariñas pretende seguir persiguiendo metas en su faceta literaria: “Llevo años mareando con una novela que espero terminar en algún momento; la derribé entera y ahora estoy en proceso de reconstrucción. Tengo más poemas en el cajón y me gustaría entrar en editoriales que admiro”. Mientras lo consigue, continuará implicándose en la vida cultural de la ciudad que la acogió hace ya cinco años: “En Alicante, todavía se puede hacer mucho en cuanto a lugares de encuentro, posibilidades que puede generar la literatura… Son vías que tienen mucha proyección y aún se deben trabajar”.

De momento, contribuye a la causa con los ciclos literarios del bar Aracataca (‘El hambre’, de narrativa, y ‘La sed’, de poesía) y espera reanudar pronto Reescribiendo Nuestro Mundo, un proyecto escolar cuya finalidad es “fomentar el pensamiento crítico desde la creatividad”. Está claro que, para Iria Fariñas, imaginar y rebelarse a través del arte será siempre su particular modo de gritar en voz baja.

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