ALICANTE. La agricultura de la Comunitat Valenciana se caracteriza por su alta especialización en cultivos de regadío, tanto a nivel productivo como a nivel de exportación. Además, de acuerdo con el Comité Estratégico de Innovación Especializado en Agroalimentación de la Agència Valenciana de la Innovació (AVI), la necesidad de innovar la gestión hídrica en el sector agroalimentario obedece a un triple objetivo: un mayor rendimiento de las explotaciones; gestionar mayores extensiones con menor esfuerzo y de forma más eficiente; la reducción de costes y la optimización de recursos escasos tanto en el campo como en la agroindustria. Con vistas a posicionar a la Comunitat Valenciana como referente en las estrategias de aprovechamiento del agua, el evento de Innotransfer que se celebró en en el Parc Científic de la Universitat de València analizó retos y propuso posibles soluciones al desafío de la eficiencia hídrica en el sector agroalimentario.
De este modo, en la mesa redonda "Retos a abordar para una gestión eficiente del agua en agroalimentación", participaron Luis Bonet, responsable del Servicio de Tecnología del Riego, Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias; Alberto García Prats, investigador del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente; Pau Rodenas, técnico de Proyectos en Instituto Tecnológico de la Alimentación (Ainia) y Elena Zuriaga, responsable del Departamento de Proyectos de I+D+i en Sitra.
Así, cada uno abordó las claves que han representa la emergencia climática a los retos hídricos y qué no se ha hecho bien hasta ahora. Según Bonet, "en la aplicación de aguas en parcelas se han hecho muchos esfuerzos para modernizarlas. En la Comunitat se ha trabajado e invertido dinero, pero quizá no se ha sacado partido a esas infraestructuras modernizadas, también en los hábitos de riego, en cuanto a la administración. Al sector también le ha faltado interés para mejorar la eficiencia". Así, García Prats comparte esa visión y considera que las condiciones se empiezan a dar para mejorar la eficiencia. "Si no se hacen las cosas bien habrá problemas para que la actividad sea rentable. La reutilización puede ser una alternativa, pero el proceso tiene retos adjuntos y riesgos que asumir". Por su parte, Ródenas, pone la vertiente del uso del agua industrial en la industria agroalimentaria. "Hay un escollo en los costes de la tecnología que se usa. Requiere un músculo de inversión en las empresas para poder abordar esa renovación". Por último, Zuriaga asegura que el reto económico es una barrera. "Actualmente, los agricultores pueden tener agua de fuentes naturales a un coste muy bajo y si queremos implantar plantas regeneradoras no se querrán asumir costes. ¿Quién ha de asumirlos? Hay labor de gobernanza del agua para ver cómo gestionamos esa reutilización".
Según García Prats, "la palabra gobernanza está de moda. Al final, cómo se gestiona el recurso es parte del problema y de la solución, aunque me cuesta entender ese concepto de gobernanza". Para Zuriaga, asegura que es importante preguntarse si quien ha de pagar, por ejemplo, el tratamiento de una planta depuradora "¿ha de ser el ciudadano de a pie o quien va a sacar partido en su proceso productivo? Ha de haber alguien de la administración que ayude a llegar un consenso, una mesa de diálogo".
Según Ródenas, "habrá que ver qué ejemplos tenemos y cuáles debemos seguir. En Países Bajos el precio del agua va a ligado a todos los usos. Hay impuestos para mantener el drenaje de canales o el uso de ganadería. Hay consejos donde intervienen centros tecnológicos, empresarios o administración para ver cómo se gestiona a nivel económico, social o medioambiental". Para Bonet, la cooperación interinstitucional es imprescindible "ya la hay y la gobernanza del agua es la gran vía de mejora y sus herramientas se pueden mejorar mucho".
