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Indulto al trasvase

27/06/2021 - 

El trasvase, tocado, y la mejora del sistema de financiación, sin respuesta. Malos momentos para la Comunitat Valenciana, y para el PSPV, que necesita un gesto de Pedro Sánchez para que los relatos se mantengan y no choquen contra lo que consideran el oasis del Botànic. Trasvase y financiación son dos cuestiones diferentes, pero juntas son un cocktail molotov pueden ser el PSOE. Puede que suene todo a estrépito, si a ello sumamos la polémica de los indultos a los líderes del procés. El PP lo huele, y desde hace tiempo que ha cambiado su relato para asumir esas banderas, sobre todo, la de la financiación, en la que no olvidemos que el respaldo de los populares es fundamental para el cambio surta a efecto y que la Comunitat reciba más recursos y de manera estable.

Pero vayamos por partes. Los tres escenarios son diferentes, aunque en todos, la participación del Gobierno es fundamental, y en función de cómo se mueva puede lastrar los intereses del PSPV de Ximo Puig. Lo de los indultos afectará en todo caso a la marca PSOE y al propio Sánchez, siempre que no sea traduzca en la estabilidad y normalidad anunciada, y augurada por empresarios y obispos. Operación de alto riesgo para Sánchez. Pugna entre las derechas para ver quién es más contundente.

La mejora del sistema de financiación ya no puede esperar más. Quizás sea la cuestión más tangencial para la mayoría de los ciudadanos, pero más capital para partidos, empresarios y determinados colectivos de la sociedad civil valenciana que influyen en los líderes de opinión. Sánchez debe mover ficha, y hacer con una propuesta que cuente con la participación de las comunidades autónomas. Aunque la Comunitat Valenciana es la más perjudicada, hay otras regiones que también reclaman una mejora en el sistema de reparto, y no es Madrid precisamente. Las periferias le pueden dar un balón de oxígeno a Sánchez si sabe articular una propuesta que satisfaga a la mayoría de las regiones de la periferia y, a la vez, compense a la España vaciada.

Por último, el trasvase Tajo-Segura, partida a medio plazo, pero con fecha de caducidad, 2026.  El Tajo-Segura es fundamental, no sólo por lo que aporta a la industria agroalimentaria, sino por la aportación al abastecimiento urbano de casi 80 municipios de Alicante, Murcia y Albacete. Lo más fácil y populista en este debate es ponerse del lado del agricultor y los territorios afectados, sin tener en cuenta la cuenca cedente, o la política nacional hídrica. Pero en todo hay que tener siempre una mirada más amplia. Que Castilla-La Mancha reclama el fin del trasvase no es de ahora; es de siempre. Por eso en su día se aprobó la Ley del Memorándum, que en 2013, ya rebajaba las cantidades trasvasables, y ahora el Plan de Tajo fija unos caudales ecológicos, obligados por sentencia y por las autoridades europeas, que hasta 2026 deja el trasvase con un ligero retoque, y con un abismo a partir de 2027.

Ahora bien, la rebaja del caudal ecológico en el Tajo a 7 metros cúbicos a su paso por Aranjuez supone un indulto al trasvase. Aunque es difícil que el panorama cambie, queda pendiente un periodo de alegaciones; queda la vía de los tribunales, pero sobre todo, queda la compensación prometida por el Gobierno para hacer las obras necesarias para que la desalación pueda ser una alternativa y para ello, tan importante es que el trasvase siga funcionando, y a ser posible como hasta ahora, como que exista otras opciones de agua desalada a un precio asumible, sobre todo, por la rebaja de los costes energéticos. No hay que olvidarlo: el trasvase tiene un enemigo contra el que la política no puede hacer nada; si no llueve, no hay trasvase. Pero si no llueve, si puede haber alternativa. Ahí reside el abanico de posibilidades. El alcalde de Elche, Carlos González, lo pregona: "El agricultor quiere que el agua que recibe sea de calidad y un precio razonable". Pues si el Gobierno es capaz de garantizar eso, el trasvase puede ser modulable, incluso si no llueve.

Y esa es la difícil batalla que tiene el PSPV para mantener su discurso, que llegue la alternativa, en tiempo y forma. El debate de la desaladora de Torrevieja se ganó con el tiempo: la gran nuclear del Mediterráneo ha resultado ser una parte de la salvación. Lo hemos entendido con el tiempo; quizás lo del trasvase y su alternativa también se puedan entender con el tiempo. Lo dicho, aquí lo más fácil, con el fragor de las decisiones, es decir, Teresa Ribera, dimisión, y Puig corresponsable, pero el calentamiento global es para todos, y no solo cuando no convenga. Ahora, tocar el trasvase y no mejorar la financiación son demasiados frentes.

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