ELCHE. Aunque es una realidad y un problema desde hace décadas, ha sido sobre todo en los últimos años cuando la economía sumergida del calzado, encarnada sobre todo en las aparadoras, ha tomado especial relevancia fuera del municipio ilicitano a nivel mediático e institucional. Todo por la autoorganización de las propias aparadoras, que durante años han sido el eslabón más vulnerable y precario de la cadena manufacturera. Una de las asociaciones, Associació Il·licitana MAIA d'Aparadors/es i Treballadors/es del Calçat, era la que comparecía en la comisión especial de Calzado de Les Corts la última semana de abril presentando su decálogo de propuestas para finalizar con una práctica que aún hoy está vigente a través de talleres clandestinos.
Previo a su decálogo de actuaciones manifestaban su interés por "mirar hacia adelante" y aportar propuestas que vayan erradicando esta práctica, añadiendo que "no solo somos trabajamos de la moda, también aportamos salud a nuestros pies con ideas innovadoras para adaptarnos en esta era tan globalizada". La asociación fue una de las diversas intervenciones en esta comisión para la revisión del modelo de negocio para la mejora de la industria zapatera. En ella se abordaron diferentes cuestiones, desde esa economía en 'B' hasta la necesidad del relevo generacional, las cuestiones medioambientales o los posibles clústeres potenciales del sector.
Entrando en la materia, plantean la creación de cooperativas de trabajo asociado "como alternativa empresarial a los nuevos retos del sector", pidiendo ayudas y subvenciones para esta modalidad. También financiación así como medidas destinadas a "favorecer la incorporación de la mujer en aquellas secciones del proceso en las que se encuentran subrepresentadas". Otras cuestiones que se pusieron sobre la mesa fueron terminar con la temporalidad, incentivar las denuncias o "proteger los derechos de autor con más perserverancia". Al hilo de esta cuestión, otro punto es el de "medidas muy drásticas" en la competencia desleal y "multas muy severas".
En otro orden de cuestiones, pusieron encima de la mesa impulsar la profesionalización del sector y "estructurar todos los oficios de la industria zapatera, ya que son más de 200", una cuestión en la que se avanza con pequeños pasos, como el programa que se está realizando en el Sixto Marco para obtener un título certificado de profesionalidad acorde a años trabajados y experiencia. Piden asimismo un seguro laboral de producción, o una escuela de oficios del calzado, "donde se enseñe el trabajo horizontal" en equipo e incluso "la psicología", apostando por la Formación Profesional. Asimismo, las aparadoras proponen fijar los precios "aplicando un margen sobre los costes de producción, no permitiendo vender más económico para combatir la economía sumergida". Y por último, proponen también la sindicalización obligatoria así como el impulso a talleres conjuntos de modelistas, patronistas, diseñadores, cortado y aparado, "para dar una respuesta integral a los problemas del sector".
Fuera de las propuestas, señalaron la necesidad de dar un giro a los sindicatos y que se incluya en la nómina la cotización sindical, o un mayor seguimiento de las subcontratas y externalizaciones, ya que con estas, en el caso por ejemplo del aparado, hay una parte en la que la cadena se rompe y se subcontrata la faena a compañías o talleres sin dar de alta. También en su alegato pedían concienciación a las empresas y trabajadores para crear sinergias que ayuden a mejorar la situación, ya que afecta y compete a ambas partes.