Benidorm es una joya de la provincia de Alicante, la tercera ciudad en plazas hoteleras después de Madrid y Barcelona, principal destino del Mediterráneo peninsular, ciudad que ha roto con la estacionalidad propia de otras zonas turísticas, concentra la mitad del negocio del sector de la Comunidad Valenciana. Es conocida internacionalmente, pregunten a Julio Iglesias cual fue la ciudad que le lanzó al estrellato mundial. Pues bien a pesar de todo esto resulta que jurídicamente no tiene la consideración de Municipio Turístico.
Hace unos días Vicenta Jiménez, senadora de Podemos llevó a esta cámara una propuesta para que Benidorm sea declarado Municipio Turístico. Sin embargo no salió adelante por el voto en contra del Partido Popular. El representante de nuestra provincia por el Partido Popular (PP) en la Cámara Alta, Agustín Almodóbar, para más inri, de Benidorm, se tuvo que ausentar del hemiciclo para no tener que explicar por qué el Partido Popular iba a negar lo que es una realidad social aunque no legal. Pues en la citada votación tuvo que dar la cara un senador del PP de la Rioja (¡manda narices!) para decir que NO a la mencionada propuesta. Benidorm tiene sobrados méritos económicos, nacionales e internacionales para ser considerado Municipio Turístico, aunque sobre la ley, no tenga tal condición. Los vecinos de Benidorm tienen que estar alucinados.
Eduardo Zaplana que fue hijo político de tal ciudad, por la que se desvivió, y a la que impulsó enormemente durante su Presidencia de la Generalitat estará tan sorprendido como enojado de ver en qué manos ha quedado su legado. Tampoco sé qué pensará al respecto Sebastián Fernández, afincado en Benidorm, que fue concejal de Turismo en esta preciosa ciudad, presidente del Patronato Provincial de Turismo y director general de la Conselleria de Turismo.
La cara del Alcalde de Benidorm, del PP, debe ser un poema cuando empresarios y vecinos le pregunten por este asunto. Téngase en cuenta que la declaración de Municipio Turístico lleva aparejada la posibilidad de que se les ceda más de un 2% de los rendimientos por impuestos en hidrocarburos y tabaco. Se presume que la ciudad deja de percibir casi un millón de euros al año por este concepto.
Después del varapalo en el Senado, Joan Baldoví, valenciano, que no alicantino, hábilmente presentó una propuesta parecida en la Comisión de Turismo del Congreso y esta vez sí fue aprobada por el Partido Popular. Ante tal cambio de parecer del Partido Popular habría que saber si el diputado de Compromís tiene dotes persuasivas intensas, se dice que es uno de los diputados mejor valorados del Congreso, o si el PP retrocedió en su error. Esperemos que el recorrido legal posterior supere todos los escollos y Benidorm pueda tener el reconocimiento jurídico y financiero que se merece.
En cuanto a los representantes del PP en el Senado, mira que tenemos mala suerte, hace unos meses también los senadores del PP por la provincia de Alicante votaron en contra del regreso de la Dama de Elche a su ciudad. Como diría el refrán para tener amigos así es preferible tener enemigos. Para colmo, las elecciones al Senado no son a través de lista cerrada sino de modo personal, los electores marcan con una cruz los candidatos, aunque después, una vez elegidos se incorporan a la maquinaria del Grupo Parlamentario correspondiente y pierden la identidad de origen y olvidan la defensa de los intereses de la provincia de procedencia. Como acertadamente decía el filósofo y político Edmund Burke, "cuando habéis elegido, el candidato ya no es un representante de Bristol, sino un miembro del Parlamento". Ahí les dejo la reflexión.
Victoria Rodríguez Blanco