Hollywood ha resuelto definitivamente la batalla que empezó en julio del año pasado en la cartelera: Oppenheimer es la gran triunfadora de estos Premios Óscar 2024, al arrasar con siete galardones en la gran noche del cine mundial. Su gran competidora en la grandes categorías, Pobres criaturas, se ha tenido que conformar con cuatro estatuillas. El sabor amargo se lo lleva el cine español, que se va de vacío a pesar la promesa creada en tres categorías (dos para La sociedad de la nieve, y una para Robot Dreams).
La película de Christopher Nolan y la de Yorgos Lanthimos se han repartido la mayoría de galardones. En casi todas las categorías las apuestas eran casi intercambiables. Finalmente, Oppenheimer se ha hecho con muchas de las artísticas (Mejor película, Mejor dirección, Mejor Actor Principal y Mejor Actor de Reparto) y algunas de las técnicas más carismáticas (Mejor Montaje, Mejor Fotografía, Mejor Banda Sonora).
El cine de Nolan ha siempre muy popular, a pesar de mantener su carácter de autor. Sin embargo, siempre se había que tenido que conformar con premios en las categorías técnicas. Oppenheimer es el gran salto del director británico; además del triunfo esperado de sus dos actores de cabecera, Cillian Murphy y Robert Downey Jr.
Por su parte, Yorgos Lanthimos ha acariciado el triunfo, pero se ha quedado precisamente, con los restos de la batalla frente a frente con Nolan. Pobres criaturas se alza con Mejor Maquillaje y Peluquería, Mejor Vestuario y Mejor Diseño de Producción; y por supuesto, se alza con uno de los premios menos discutidos en la porras, el de Emma Stone como Mejor Actriz.
La zona de interés, de Jonathan Glazer, consigue colarse en el podio del palmarés con dos únicos galardones, sin embargo muy relevantes. La reñidísima categoría de Mejor Película Internacional, y Mejor Sonido, que es el gran pilar sobre el que gira la puesta en escena de este film sobre la banalización del holocausto. En su discurso, Glazer ha querido recordar la guerra contra Gaza, aunque el público lo ha recogido con aplausos tímidos.
El premio a Da'Vine Joy Randolph como Mejor Actriz de Reparto, por su papel en Los que quedan, de Alexander Payne, es una de la revelaciones y sorpresas que deja la gala; al igual que el galardón a Mejor Guion Adaptado para American Fiction. La revelación europea, Anatomía de una caída, también se ha hecho hueco ganando el premio a Mejor Guion Original, tras no haber sido seleccionada por su país, Francia, para competir en la categoría de Mejor Película Internacional. Son las categorías en las que se ha podido agrietar el binomio Oppenheimer-Pobre criaturas hacia otras películas igualmente muy bien acogidas por público y crítica.
Dos elefantes en la habitación se quedan en el Dolby Theatre. Por una parte, Barbie, que a pesar de haberse desinflado en los galardones tras todo lo conseguido en la taquilla veraniega, ha protagonizado un buen puñado de bromas durante la gala y los dos mejores momentos de la noche: las actuaciones de Ryan Gosling (I’m just Ken) y de Billie Eilish y Finneas O’Connell (What was I made for), esta última premiada como Mejor Canción Original.
Por otra parte, las manos vacías de Martin Scorsese y su película Los asesinos de la luna, que era el símbolo de una manera de hacer cine en la cosecha de 2024. A pesar de la unanimidad en los aplausos de la crítica, el director de Taxi Driver o Uno de los nuestros no consigue volver a atraer la atención de los premios, como ya ocurrió con El irlandés. Deja, por tanto, una pregunta en el aire: ¿es un problema de olfato de los premios o es el ocaso de la atención mediática del cine de autor más clásico?
Hasta tres Oscars podrían haber viajado a España con sus directores. Las nominaciones insuflaron la esperanza de un gran triunfo para el cine español, pero en las opciones se disiparon en los primeros minutos de la gala. La sociedad de la nieve, de J.A. Bayona, perdió su oportunidad frente a Pobres Criaturas en Mejor Maquillaje y Peluquería y frente a La zona de interés en Mejor Película Internacional, dos categorías muy complicadas.
Más difícil aún era el triunfo de Robot Dreams, que se enfrentaba a dos titanes: la hollywoodiense Spider-Man: Cruzando el Multiverso y el maestro Hayao Miyazaki en su posible testamento cinematográfico, El chico y la garza. La Academia finalmente se ha decantado por el japonés, a pesar de la gran campaña del film de Pablo Berger.
Jimmy Kimmel ya es perro viejo en la presentación de los Oscars y cumplió con soltura y notablemente su papel. En el monólogo inicial, repasó con bromas amables las presencias y ausencias del palmarés que se iba a resolver en las tres horas siguientes. Bromeó con el retraso de cinco minutos en el inicio de la gala y burlándose de Donald Trump.
En tiempos de guerra y a las puertas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la gran mayoría de discursos se han ceñido a los agradecimientos de siempre, con la excepción ya mencionada de Jonathan Glazer y Cillian Murphy, que recordó el peligro de una escalada bélica y dedicó su premio a los “facilitadores de la paz”. Más allá de Hollywood, los responsables del documental ganador 20 días en Mariúpol también han querido lanzar un alegato en favor de la paz.
Las actuaciones musicales y los gags fueron simpáticos y han conseguido entretener sin necesidad de crear polémica ni momentos icónicos. Y eso es una buena noticia para Hollywood, después de encadenar durante años galas aburridas y polémicas extra-cinéfilas que hacían sombra a los propios premios.
Por otra parte, el palmarés apunta a que mantendrá su brillo algo más que otros años, tras el destello breve de Todo a la vez en todas partes o Nomadland y la irrelevancia de CODA. La batalla de Barbie y Oppenheimer, con Pobres criaturas como invitada de última hora, ha remado a favor de las expectativas de estos Oscars, y se resuelven de manera más o menos satisfactoria para más o menos todo el mundo.