El pasado viernes me entretuve más de la cuenta con La Sexta y su apología desaforada contra Isabel Díaz Ayuso: apología desaforada o placer irrefrenable, sinónimos en este caso. Placer compartido por el director de El diario.es, Ignacio Escolar. Frotándose las manos. Las Sexta ejerciendo de portavoz oficial de Pablo Casado. Las izquierdas se la tienen jurada a Ayuso por haber arrasado en los últimos comicios madrileños, a punto de fagocitar a Vox. “Bueno, es que ella misma es Vox”, me apuntan mis amigos rojos, que son casi mayoría. A ver: añoramos casi todos los tiempos en los que el PP era un partido global, con cien sensibilidades, incluidas las más extremas, las mismas que se han fugado al partido de la extrema derecha: no en vano el propio Santiago Abascal es un hijo pródigo del PP. Añoramos todos los tiempos en el los que los ultras transitaban dentro del PP porque de un modo u otro estaban controlados, domesticados, dentro de un partido democrático y europeísta. Y ahora resulta que para las izquierdas Ayuso es mala porque es lo mismo que Vox: no lo entiendo. Ni lo comparto, al margen de que me guste más o menos doña Isabel. Menos o más.
Que la Sexta, y toda la bancada mediática afín, se frote las manos puede resultar anecdótico. Lo que no es anecdótica es la cruzada (cacería) contra Ayuso emprendida por la dirección del PP desde hace demasiado tiempo. Digo PP, digo Teodoro García Egea, ese doberman murciano máximo exponente de la inteligencia artificial en política: la presidenta madrileña hacía sombra a Casado. Hay que convocar elecciones en Castilla-León para demostrarle que somos capaces de neutralizarla repitiendo su hazaña: tiro por la culata, o cómo hacer un pan como unas hostias. Trece diputados de Abascal.
La Sexta, teodorada, se pone la botas el viernes mientras los medios del centroderecha, con matices (Cope al rescate de Casado) salen en apoyo de Ayuso con desigual ánimo. Federico, Raúl del Pozo, algunos más: han colocado por fin cremas robadas en el bolso de la presidenta madrileña, emulando la gesta contra Cifuentes. Abc ejecuta el viernes una encuesta entre sus lectores: arrasa Ayuso. El Confididencial ayer sábado: el 71% de los votantes del PP prefieren a Ayuso frente a Casado. Hasta El País ayer, en su editorial editorial: Casado no puede lanzar semejante cañonazo, corrupción, tráfico de influencias, 286.000 euros de pelotazo, sin prueba alguna: no son textuales, casi.
En estos días de furia (@Nacho Herrero) solo ha quedado clara una cosa: la profunda merdé que todo lo arrasa. Y la profunda perversión democrática (Teo) de tener que obligar a alguien a demostrar su inocencia cuando en un Estado de Derecho es al revés: el que acusa (Teo/Pablo, Pablo/Teo) es quien tiene que aportar las pruebas o, en su defecto, acudir a Fiscalía con la velocidad de un rayo. Profunda perversión que retrata el hueco paisaje ético que enfanga por completo al conjunto del PP: Núñez Feijóo ha tenido que salir al rescate, pidiendo de entrada la cabeza de Teo. Ya veremos. Yo huelo que Casado no sale de ésta; y si sale, saldrá heridísimo. El PP necesita,y van cien, otra catársis. Aunque esta vez tiene que ser como la que se hizo en la transición de Fraga a Aznar: a lo bestia.
[Acotación relativamente irrelevante: Pensará algún despistado lector que defiendo los trapicheos más o menos turbios del hermanísimo de Ayuso. No. Que investigue la Justicia hasta donde sea preciso: democracia. Y que caiga quien caiga. No sé ni por qué hago esta acotación].
A Carlos Mazón, presidente regional del PP, presidente de la Diputación, y aspirante a la jefatura del Consell de la Generalitat Valenciana, se le ha retorcido todo el guión. Compañero, amigo y ahijado político de Teo (tres en uno) compartiendo gambas y mojitos el pasado mes de junio en el más selecto restaurante de Formentera para celebrar su búlgaro triunfazo en las primarias . Carlos, Teo y el presidente murciano, López Miras. El triángulo de las Bermudas. Por partes: Ximo Puig ya no adelanta elecciones, obvio; con la tabarra que dio (tampoco las adelanta el andaluz Moreno Bonilla, no está el horno para bollos).
Hay tiempo para la recomposición (del PP). Don Mazón ha tenido la extrema habilidad estos días de alabar la gestión de Ayuso, al margen de demostrar su adhesión a Casado. No sé si Pablo Ruz (más papista que el papa) ha dicho algo de Ayuso. Es un luchador de fondo que, pese a su juventud, ha ido y ha venido cien veces. Y de todo se aprende. Consolidada su posición (está en vías de ello) no es previsible que nadie cuestione su idoneidad o le restriegue la estampa formenterense (siempre hay malos, como en todas partes). Lo que realmente debiera preocuparle es la capacidad de su partido para superar esta hecatombre lo antes posible: y eso solo depende de la altura altura de miras de Pablo Casado.
CODA: Enrique Martín ficha para su empresa de juristas especializados al ex vicepresidente del Consell José Ciscar, el que fuera mano derecha del último presidente popular Alberto Fabra. Cañonazo en toda regla. Cañonazo de tronío. Algún mal pensado ya estará equiparando a Ciscar con lo de Albert Rivera, No creo: Martín no es frívolo, aunque pudiera parecerlo. Donde pone el ojo pone la bala; me consta. Éxitos.