AUSTIN (EFE). El británico Lewis Hamilton (Mercedes) volvió a brillar este domingo al ganar con autoridad el Gran Premio de Estados Unidos, donde no aseguró matemáticamente su cuarto título mundial de Fórmula Uno porque el alemán Sebastian Vettel (Ferrari) acabó segundo, aunque sí festejó la cuarta corona seguida de su escudería en el campeonato de constructores.
Vettel salvó la primera "bola de Mundial" en el Circuito de las Américas de Austin (Texas), donde Hamilton ganó por quinta vez, elevando a 62 su número de victorias en F1, nueve de ellas este año. Pero será complicado que el inglés no iguale sus cuatro títulos el próximo fin de semana, en el que le bastaría acabar quinto en México, ser noveno, si el alemán es segundo; o incluso no acabar la carrera, siempre y cuando Seb no mejore un tercer puesto.
Este domingo, Lewis completó otro fin de semana de ensueño, tras liderar todas las tablas de tiempos, antes de romper a su favor la plusmarca de triunfos en Estados Unidos que le unía al alemán Michael Schumacher, convaleciente aún del grave accidente de esquí que sufrió a final de 2013 en Meribel (Francia).
El 'Kaiser' ganó cinco veces en Indianápolis, una de las seis sedes de este Gran Premio, donde el espectacular y excéntrico campeón de Stevenage se anotó la última edición, en 2007. El año de su debut en Fórmula Uno, en la que es el único piloto de la historia que ha ganado al menos una carrera cada año.
Aunque Vettel lo sorprendió en la salida de un Gran Premio en el que el español Carlos Sainz destacó en su estreno con Renault y su compatriota Fernando Alonso tuvo que volver a abandonar por un nuevo problema del motor Honda de su McLaren.
Seb sacó el orgullo de todo un cuádruple campeón mundial (2010-13, con Red Bull), arriesgó en la arrancada; y superó antes de la primera curva al inglés, que el sábado había ampliado a 72 su propio récord histórico de 'poles' en el Circuito de las Américas, donde hace dos años había festejado su tercer título.
Pero Hamilton esperó sólo cinco vueltas y recuperó el liderato de carrera en la sexta, en la que rebasó al alemán, al que superaba en casi dos segundos cuatro más adelante, con su colega finlandés Valtteri Bottas en tercera posición, por delante del australiano Daniel Ricciardo, que pocos giros después abandonaría, al romper el motor de su Red Bull.
En la décima vuelta, los españoles ya habían intercambiado sus puestos de salida y el doble campeón mundial asturiano Alonso, recién renovado con McLaren, circulaba octavo, justo delante del madrileño Sainz, que este fin de semana estrenó el Renault con el que pilotará cedido hasta finales de 2018.
Alonso paró tras el decimoquinto giro y cambió sus neumáticos ultrablandos -que en esta ocasión, en lugar de ser reconocidos por la raya morada lo fueron por la rosa, en homenaje a las enfermas de cáncer de mama- por blandos (amarilla). Pero en la 26, el motor Honda volvió a aguarle la jornada al astro astur.
"No me lo puedo creer, hemos vuelto a tirar ocho o seis puntos"; comentaba por radio Alonso, antes de aparcar su McLaren, en espera de que el año próximo las cosas se vean de otra forma, con el nuevo propulsor Renault.
Vettel había parado en la 17, asimismo de ultrablandos a blandos, regresando a pista en quinta posición; tres vueltas antes de que hiciera idéntico cambio de compuestos Hamilton, que retornó tercero, justo por delante del alemán, en unos instantes en los que lideró la prueba el holandés Max Verstappen (Red Bull).
La reordenación tras las siguientes paradas -en la 25 paró la joven estrella holandesa- devolvieron el liderato a Lewis. Poco antes de que, con Alonso fuera de carrera, Sainz enarbolara la bandera española con un sensacional adelantamiento al mexicano Sergio Pérez, que en los instantes previos imploraba, sin éxito, que lo dejaran pasar a su compañero francés Esteban Ocon, asegurando que le devolvería la plaza al final de la prueba.
Vettel efectuó su segunda parada en la 39 y pasó a superblandos, idéntico cambio que había efectuado una vuelta antes Verstappen. En la 40, Hamilton rodaba primero por delante de Bottas, Raikkonen, Vettel y Max, aunque ambos finlandeses con sólo una entrada a garajes, al igual que el líder.
A falta de diez, Kimi había rebasado a su compatriota, al que Vettel adelantó cuando quedaban cinco, en arriesgada acción por el exterior de la curva uno, en la que al mismo tiempo dobló al belga Stoffel Vandoorne. Seb ya era tercero; con lo que sólo faltó que Kimi lo dejara pasar para atrasar el festejo de Lewis, al acabar segundo en Austin.
Bottas, que acabó quinto, también fue rebasado por Verstappen, que en el último suspiro adelantó a Kimi, pero al que, una vez en la antesala del podio, se le comunicó la sanción de cinco segundos -por rodar con las cuatro ruedas fuera de la pista, que lo hizo regresar al cuarto puesto. En una prueba en la que Sainz fue séptimo, entre los dos Force India de Ocon y 'Checo'.
Por delante, Hamilton rodaba sin problemas, pensando en el tequila y los mariachis con los que, salvo hecatombe podrá festejar el próximo domingo su cuarta corona. Aseguró el triunfo sin problema alguno y subió al podio a recoger un trofeo que le entregó el ex presidente estadounidense Bill Clinton, antes de disfrutar de una ceremonia cuyo maestro fue el jamaicano Usain Bolt, que también había dado la salida y con el que se fotografió imitando el gesto ('el rayo') con el que se identifica al atleta más rápido de todos los tiempos.