SPA (EFE). El piloto británico Lewis Hamilton (Mercedes), líder del Mundial de Fórmula Uno, se llevó el premio de la 'pole position' en Bélgica arriesgando en su última vuelta sobre la pista mojada, donde fue un segundo más rápido que el alemán Sebastian Vettel y desposeyó del primer puesto al Ferrari.
Lewis Hamilton es un piloto dotado para la velocidad a una vuelta. No en vano es el que más 'pole position' acumula en la historia de la Fórmula Uno: 78 triunfos a un giro, con este.
Su quinta 'pole' en Spa-Francorchamps la consiguió contra los augurios que apuntaban a Ferrari como el coche más rápido durante los entrenamientos, y aliado con el pronóstico meteorológico: la lluvia que abrió la Q3 y cesó en los instantes finales, permitiéndole mejorar su registro en el último intento.
A la mejora del asfalto, Hamilton le añadió un pilotaje genial, asumiendo riesgos para buscar el primer lugar de la salida de mañana, hasta el punto que Vettel, que hizo su último giro por detrás suya -y por ende, con las mismas o mejores condiciones- se quedó muy lejos: 726 milésimas más lento. Un mundo en la F1.
Por detrás de los dos duelistas por el título de la Fórmula Uno se ubicaron dos sorpresas: los pilotos del renombrado equipo Racing Point Force India, el francés Esteban Ocon y el mexicano Sergio 'Checo' Pérez.
Los pilotos de los monoplazas rosas pasaron de no saber si su escudería podría competir el viernes -Force India, con problemas económicos ha sido comprada por un grupo de empresarios liderado por Lawrence Stroll, padre del piloto de Williams Lance Stroll- a copar la segunda fila de la salida por la lluvia y los errores ajenos.
El francés Romain Grosjean (Haas) se ubicó quinto por esas mismas razones, seguido por el finlandés Kimi Raikkonen (Ferrari) que era el principal candidato a la 'pole' pero no pudo salir a realizar el último intento, y con los Red Bull del holandés Max Verstappen y el australiano Daniel Ricciardo séptimo y octavo por un error en el cálculo de gasolina del conjunto austríaco.
El danés Kevin Magnussen (Haas) y el francés Pierre Gasly (Toro Rosso), que avanza un puesto por la sanción por cambio de motor al finlandés Valtteri Bottas (Mercedes), cerrarán los diez primeros lugares de la salida de mañana.
En ella, los españoles Carlos Sainz (Toro Rosso) y Fernando Alonso (McLaren) saldrán decimocuarto y decimoquinto, respectivamente, tras una mala clasificación en la que el madrileño tuvo problemas de agarre y el asturiano tuvo que resignarse de la debilidad de su monoplaza en este tipo de circuitos.
El bicampeón del mundo (en 2005 y 2006, con Renault) hasta intentó hacer una vuelta rápida apoyándose del rebufo de su compañero belga Stoffel Vandoorme en el primer sector, pero no fue suficiente para salir de los últimos cinco lugares en la Q1.
Lo que no contaba en las previsiones era que Sainz se quedara fuera a las primeras de cambio. El madrileño había estado entre los diez mejores en los entrenamientos de ayer, pero su coche perdió todo el agarre del eje trasero. "En un circuito como Spa, si no hay confianza y agarre, es imposible", explicó tras la eliminación.
Hasta la aparición de la lluvia, Ferrari había dominado de forma indiscutible: mejor tiempo de Raikkonen en la Q1 (1:42.585, inalcanzable para los Mercedes) y de Vettel en la Q2 (1:41.501, con Raikkonen y Hamilton a 50 milésimas), pero todo cambió en la Q3.
Los nubarrones que se asomaban por las Ardenas hicieron que todos los pilotos salieran a toda prisa buscando una vuelta rápida antes de que lloviera, pero a ninguno le alcanzó para lograrlo con los superblandos. En ese intento derraparon Bottas y 'Checo' Pérez, y todos retornaron a los talleres para poner las ruedas de lluvia.
Ricciardo puso el primer tiempo con los neumáticos de mojado, de poco más de dos minutos, le superaron los Ferrari, con un mejor tiempo de Vettel (2:01.188), pero la lluvia había pasado, la pista se estaba secando y por lo tanto habría mejores marcas.
Conforme la pista se secaba los tiempos de mojado quedaban obsoletos, pero no todos los monoplazas podían salir a mejorar: a los Red Bull se les había acabado ya la gasolina, fiada a un solo intento, y Raikkonen tampoco podía salir a la palestra.
Fue el momento de Hamilton, que voló sobre los restos de lluvia en Spa, arriesgó, y puso el registro definitivo, de 1:58.179. Poco después llegó Vettel, pero ni de lejos había apurado tanto como el británico y se tuvo que conformar con la segunda plaza.
Un golpe anímico del líder del Mundial, que mañana saldrá a la búsqueda de su cuarta victoria en Spa-Francorchamps.