TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

Hacia una economía gratuita

12/01/2021 - 

Somos todos conscientes, de los importantes cambios que se están produciendo en nuestra sociedad en los últimos años, derivados de la Revolución Industrial que estamos viviendo basada en la Inteligencia Artificial.

Estos cambios, están afectando a la estructura misma del sistema capitalista. La mano invisible de la que hablaba Adam Smith, no es tan invisible, ya que detrás de ella encontramos a la iniciativa empresarial, que lleva al empresario a innovar, a reducir costes, a introducir servicios y productos cada vez más baratos y con más prestaciones en el mercado, y así posibilitar el desarrollo económico.

Y esta iniciativa empresarial, impulsada por las nuevas tecnologías, nos esta llevando a unos costes marginales casi nulos, o incluso nulos, en muchos productos y servicios, y a una nueva era económica de la historia donde más y más bienes y servicios serán gratuitos o con un precio muy reducido.

Muchos de estos nuevos bienes y servicios que se están desarrollando en los últimos tiempos, pueden copiarse muy fácilmente. La digitalización de la sociedad, esta implicando una desmaterialización de la vida, que implica una menor demanda de productos físicos.

Y esto afecta directamente a la base del sistema capitalista, que centra su desarrollo en un consumismo de productos físicos elevado que suponga un proceso de fabricación y comercialización, que genera riqueza en todas las fases.

Además de la desmaterialización, la tecnología de la información ha lanzado un proceso de "desmonetización". Muchas de las cosas por las que solíamos pagar, hoy son esencialmente gratuitas, incluidos los anuncios clasificados, las noticias, las enciclopedias, los mapas, las cámaras, las llamadas telefónicas o videollamadas, la formación, la música…

Pero no solo estos efectos están actuando en esta Revolución, también tenemos que considerar lo que se conoce como Economía Colaborativa, que implica un intercambio entre individuos de bienes y servicios, con una vertiente de colaboración que implican en definitiva una reducción del coste de dichos bienes y servicios, aprovechando la infrautilización que existe en el uso de muchos bienes.

El ejemplo más ilustrativo y que más efectos puede provocar en el mundo industrial, es la transformación que está sufriendo la industria automovilística. Un vehículo normal, se encuentra sin uso un 90% del tiempo, si estas nuevas herramientas permiten que en un futuro muy próximo se pueda compartir el vehículo de una forma sencilla (como ocurre en la actualidad con aplicaciones como Blablacar), nos podríamos encontrar con un aumento del uso del vehículo, convirtiéndose más en un servicio que en un bien físico, y reduciéndose drásticamente la demanda de vehículos. Esta situación ya esta afectando a la industria, que alcanzó un máximo de producción de mundial en el año 2018, y que muchos expertos consideran podría ser el techo histórico de la fabricación automovilística.

Pero este cambio no está llegando únicamente al sector automovilístico, existen muchos otros casos, como el alquiler turístico de viviendas particulares, el servicio de alquiler de bicicletas por horas…

Y no quiero dejar de mencionar otra tecnología que poco a poco se está desarrollando no solo a escala industrial, sino también para el uso de cualquier persona, se trata de la tecnología de impresión en 3D, que cada vez nos permite imprimir más tipos de materiales, a una velocidad más elevada y a un coste más reducido. Imaginemos la posibilidad de que cualquiera de nosotros podamos fabricarnos mucho de los productos que consumimos a través de esta tecnología.

Este movimiento transformador que cada vez está suponiendo una mayor proporción de la economía mundial, es uno de los factores que puede desestabilizar el sistema capitalista, basado en el intercambio monetario de bienes y servicios.

Solo el futuro nos dirá como afectará a nuestro sistema económico estos cambios que se están produciendo.