Desayuno de trabajo en el PCA con motivo del Día Internacional de la Mujer

Hablan las científicas: "Si no hacemos discriminación positiva, los hombres pasan de nosotras"

8/03/2020 - 

ALICANTE. “A veces, me han llamado para participar en un congreso por ser mujer, y no por lo que valgo; yo me he negado”. El resto de invitadas, que van acomodándose, asienten. Sentar a cuatro mujeres con recorridos consolidados en carreras técnicas, científicas, ha sido el objetivo que se ha marcado el Parque Científico de la UA en el foro organizado este viernes 6 de marzo, haciendo coincidir con la fecha de este Día Internacional de la Mujer. La primera cuestión es por (y para) qué. “Siempre es bueno reabrirse e intercambiar experiencias, ya sea con mujeres o bien hombres, aunque es cierto que nosotras siempre hemos tenido problemas”. El motivo que nos lleva a reunirnos lo pone sobre la mesa Carmen Nájera, renombrada investigadora de la Universidad de Alicante y una de las científicas químicas más reseñables en este sentido del panorama nacional, aunque ya no ejerza en la profesión. Nájera es, además, promotora de Medalchemy, en manos de la británica Emmac, que surgió hace casi dos décadas en la UA siendo probablemente su primera spin-off. A su lado, Leticia Serrano, arquitecta investigadora de esta misma universidad, natural de México aunque afincada en Alicante hace diez años, y que opera desde el departamento de Edificación y Urbanismo, con intención de emprender próximamente junto al resto de su equipo. “Me parecen necesarios y totalmente pertinentes este tipo de foros. Aunque se ha mediatizado la necesidad de incluir a la mujer, la sociedad aún no ha tomado consciencia”, defiende.

Por tanto, poner el foco, y a toda luz, en el papel de la mujer en la ciencia es el primer paso y la primera conclusión del foro en el PCA del jueves. “Estos encuentros, que se celebran con la ‘excusa’ del 8 de marzo, son muy bienvenidos y deben celebrarse para poner de relevancia la necesidad de esa igualdad. El decir que estamos ahí, y que debemos estar a la misma altura”. María Dolores Romero es la siguiente invitada al desayuno. Es directora de Operaciones (COO) en Applynano, empresa tecnológica cien por cien mujer, spin-off también de la UA. “Sí. Me parece muy importante visualizar el papel de la mujer, hasta que llegue un día en que no harán falta estas reuniones, porque habrá una integración en todos los ámbitos, no solo en el científico”, plantea en su primera intervención la siguiente protagonista, Adela Yáñez, directora de Innovación en Labaqua, filial del grupo Suez y fuertemente vinculada al PCA, como el resto de las participantes.


“Hemos adelantado mucho a nivel de empresa, pero aún queda camino por recorrer”, prosigue la responsable de la empresa especializada en soluciones ambientales, concretamente en el control de la calidad del agua. ¿Cuál es la primera traba que se encuentra la mujer en el mundo profesional? La respuesta, inevitable y desgraciadamente, parece llevar siempre al mismo punto, que agrava la situación, según Adela. “El tema de la conciliación. Cuando salió la posibilidad de reducción de la jornada, el 90% eran mujeres. En estos diez años, también hay hombres que la han solicitado: hay que visibilizar esto, en la familia son dos personas al frente, no una sola”, insiste. Como investigadora, Leticia matiza uno de los mayores problemas que ha advertido en este sentido. “En el ámbito académico hay mucha perversión en el tema de bajas paternales: a veces dedican el tiempo a escribir y publicar artículos, o incluso hacen alguna estancia de investigación, mientras que en una baja maternal, obviamente, es más complicado”, critica. ¿Hay más hándicaps a día de hoy? Sí, los hay. “Siempre tenemos que demostrar que somos valiosas para ascender, a ellos no les pasa esto”, comenta Olga Francés, gerente del PCA, presente también como testimonio en el desayuno. La realidad que nos plantea es esperanzadora, aunque con un ‘pero’. “Además del caso de Applynano, donde las cinco trabajadoras son mujeres, se constata la fuerte presencia femenina en otras dos empresas del PCA, como son Glen Biotech y Bioithas”, remarca.

En Labaqua también hay más mujeres: representan el 56% del total de 200 profesionales trabajando, 120 en el PCA. “Son ejemplos que rompen, por suerte, el patrón. Aunque hay muchas empresas que están vinculadas a la tecnología, al final, no hay manzanas en el árbol, no hay mujeres para contratar. Nosotros intentamos animarlas desde aquí”, concluye Olga. Los datos arrojan, no solo que las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática están en peligro de extinción, sino que los estudios STEM siguen capitaneados por el género masculino. “Cuando hice la tesis me di cuenta de que el número de mujeres era mayoritario, pero en el mundo empresarial la cara visible siempre es el hombre. ¿Dónde se ha quedado la mujer? En formación estamos casi por encima, ¿por qué en las reuniones siempre aparecen directivos hombres?”, lamenta María Dolores. “Miras al público en un congreso y la mayoría son ellos. Sobre todo, en ingenierías ambientales, más aplicadas”, continua. “Sí, solamente ponen a alguna mujer en las conferencias para ‘maquillar’”, denuncia seguidamente Carmen. En el caso de María Dolores, como directiva de la empresa dedicada al grafeno y la nanotecnología, asegura no haber tenido "ningún obstáculo” a la hora de conseguir su puesto por el hecho de ser mujer. Pero hay diferencia de opiniones al respecto de si cuesta o no alcanzar la cumbre por diferencias de género. “Aunque en mi empresa no ocurre, es cierto que en general a las mujeres nos cuesta mucho más esfuerzo llegar a un cargo de gran responsabilidad. La diferencia, más que salarial, está en la facilidad en acceder a los puestos más altos. Una vez ahí, existe igualdad salarial”, reconoce Adela.

El planteamiento de la investigadora Carmen Nájera dentro de la Ingeniería Química es un tanto particular. “Se ha notado muchísimo la evolución. En nuestros tiempos había poquísimas mujeres. El problema es que a veces ellas no quieren quedarse en el laboratorio, por problemas físicos, si se quedan embarazadas, por ejemplo. Es un caso un poco especial, hay más riesgo laboral y contaminación, aunque es cierto que a veces son más ellas quienes se cierran la puerta”, concluye. Le responde María Dolores. “Además del riesgo laboral, tenemos que pensar si no somos nosotras mismas las que nos ponemos esos límites. Esa vinculación como madres, hace que a veces nos volquemos por remordimiento de conciencia, y no delegamos. Pero igual que yo me cojo la mañana para llevar a mi hijo al médico, mi marido también puede hacerlo; hay que entonar un poco el ‘mea culpa’”, argumenta.

A colación de lo hablado, surge la siguiente reflexión: si una discriminación positiva es, por tanto, ‘real’ y beneficiosa para la mujer o si, por el contrario, la hace más vulnerable. “Es necesaria para romper la inercia social, que nos ve como ‘secretarias’, y con los techos de cristal. Mal empleada es un arma de doble filo”, asegura Olga. “Cuando pides una beca en el campo de la ingeniería industrial, por ejemplo, si eres mujer te facilitan la entrada, porque somos más en el paro. Es una forma de incentivar. Es difícil: para un lado es positivo pero igual crea un poco de discriminación en el otro”, comenta Adela. “Habría que analizar caso por caso. También existen estas ayudas para que las mujeres podamos estar como directoras al frente de proyectos I+D, donde hemos quedado más relegadas. No sé hasta qué punto puede crear cierta vulnerabilidad”. La más veterana de las expertas en la mesa lo tiene claro. “La discriminación positiva, de momento, hay que hacerla. Lo ideal será cuando salga de manera natural: que una persona, por sus méritos, llegue adonde quiera llegar. Ahora, si no hay discriminación positiva, los hombres pasan totalmente de las mujeres”, defiende Carmen.

Con todos estos frentes abiertos, ¿cuál es el rumbo que toma la mujer en la ciencia, y en la sociedad en general? El trabajo es hacia una concienciación propia, primero, y un hacer y trabajar en y por la ciencia con apoyo del hombre, también. Esa es la conclusión vertida en el encuentro por la arquitecta investigadora, que observa un gran valor añadido que imprime competitividad a las empresas. “Es una gran oportunidad introducir a los dos géneros en la toma de decisiones por esa complementariedad, precisamente”, apunta Leticia. “Es nuestra responsabilidad como mujeres el no sentirnos culpables y cambiar ese chip. Concienciarnos de que podemos jugar el mismo papel en el equipo nos quitará muchas trabas psicológicas. Todo empieza por nosotras”, sentencia.

“E innovar en femenino en particular; esto ya se comprende, no somos las feministas ‘locas’ que decían antes”, recuerda Olga. La gerente del PCA tiene claro que un punto clave es la educación, igual que el resto de invitadas. “Que en los dibujos animados de la televisión, no solamente aparezca la mujer haciendo las tareas, sino también el ‘papá’. “La importancia de que las mujeres lleguen a estar en las especialidades STEM repercutirá en el diseño de los videojuegos. Si no estamos en estas carreras tan imprescindibles, no estaremos tampoco en el futuro, y somos ese 50% del talento, un lujo que podemos permitirnos perder”, insiste. “Sí, porque si trabajamos en inculcar valores y luego, como contrapartida, tenemos a los ‘youtubers’, pues no hay nada que hacer”, matiza María Dolores quien, no obstante, se muestra optimista con el cambio. “Todavía está todo muy arraigado en la mentalidad y la educación. Hay que hacerlas partícipes de qué significa ser ingeniera, porque no tienen ni idea, para que sepan adónde quieren llegar”, añade Adela. En el hecho de modificar el imaginario colectivo está también de acuerdo Carmen. “En las carreras técnicas que se estudian en la universidad, debería ser obligatorio tener un programa que acercara a los chavales a los laboratorios”, asegura. “Lo cierto es que no sabemos ni cómo va a ser el trabajo del futuro: tal vez, con todo el asunto del coronavirus, muchas tareas podrán realizarse desde casa, lo que será positivo para las mujeres futuras, y también para el medio ambiente”, concluye, poniendo punto final a este interesante y tan necesario foro de grandes mujeres científicas.

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