vals para hormigas / OPINIÓN

Gritos de gigantes

21/04/2021 - 

Trato de escapar de una semana que comienza a voz en grito y me topo en el diccionario de la RAE con la palabra microscopia, cuyas dos acepciones remiten a la fabricación técnica y la elaboración de métodos para la investigación con microscopio. Pero como siempre me dejé influir por María Moliner, mucho más juguetona con los límites del castellano, amplío la definición al terreno en el que nos movemos las hormigas y los seres diminutos. La dimensión de El increíble hombre menguante, que es una de esas películas que, paradójicamente, hicieron que el cine se agigantara. Y paseo por la microscopia –así, sin tilde, aunque se puede escribir de las dos formas-, por este Liliput tan necesario, porque andan los gigantes vociferantes, con sus campañas políticas, sus superligas europeas y esa manera tan campechana de preparar un ERE para 8.000 trabajadores con la desgana de quien cruza los brazos por aburrimiento. La verdadera diferencia entre ricos y pobres es que los poderosos no tienen paciencia para el fracaso. Y tenemos que ir los demás a arreglar sus desperfectos.

La palabra telescopia, en cambio, no existe. Y es una lástima, porque la realidad se está poniendo tan intensa que a uno le da igual perderse en un laberinto de muones, que son las nuevas partículas que están dejando a los físicos con el pelo alborotado y yeyé de Einstein, o ensayar la antigravedad para cuando le dejen implantar la primera biblioteca en Marte, que estas cosas hay que pensarlas días antes de Sant Jordi. El vuelo del dron Ingenuity, el primero controlado de un planeta a otro, y la caza de muones en un anillo circular a la velocidad de la luz no son más que el mismo capítulo repetido de la novela de los últimos cientos de miles de años. Una manera de entendernos, un mapa de nuestra esencia, un túnel al centro de la tierra o una criatura fabulosa del reino olvidado de Gudú. La ciencia, la tecnología, la filosofía o la creación artística son los sistemas que hemos ideado para evadirnos de la gestión del día a día.

Fuera de microscopia el clima es mucho más frío o mucho más irrespirable. Se nota que la pandemia está más encarrilada que hace unas semanas porque Madrid no se puede comparar más que con otras capitales europeas, porque los clubes poderosos ya ocupan los primeros botes salvavidas tras estampar el fútbol contra un iceberg y porque los grandes bancos están asfaltando con propuestas de despido el sendero lleno de baches que conduce a su nuevo castillo de naipes y repartos de beneficios. Los hallazgos de la nanofísica y las aventuras en el espacio exterior son un refugio para los demás. El hormiguero en el que conseguimos perdernos antes de volver a leer a Stevenson, antes de volver a hacer cola en la puerta de embarque de un aeropuerto o antes de que se acallen los gritos de los gigantes, que seguro que buscarán nuevos desagravios para echarnos en cara su mala gestión.

@Faroimpostor

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