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conferencia en el iac gil-albert

Francisco Uría (KPMG): "Las criptomonedas acabarán institucionalizándose"

5/10/2021 - 

ALICANTE. Las criptomonedas, o los criptoactivos, son, además de un elemento disruptivo en el sistema financiero, un dilema, o un reto. Existen más de 6.000, suponen un riesgo elevado en inversión, no garantizan ninguna seguridad, pero con el tiempo "acabarán institucionalizándose". A esta conclusión ha llegado este lunes el alicantino Francisco Uría, abogado del Estado en excedencia y actualmente socio responsable global de banca y mercados de capitales en KPMG.

Uría ha impartido una conferencia en el ADDA sobre las implicaciones regulatorias y financieras  de las criptomonedas, titulada Las criptomonedas y las monedas virtuales, organizado por el departamento de Ciencias Jurídicas del Instituto de Cultura Gil-Albert de la Diputación de Alicante.

Uría ha hecho una exposición sobre la situación actual de la criptomonedas de lo general a lo particular y ha finalizado su interlocución con el convencimiento de que las criptomonedas acabarán regularizadas en el sistema bancario internacional y en el nacional, pero que la gran duda será cuándo y de qué manera. Según ha explicado, "las criptomonedas son parte de una familia más amplia: la de los criptoactivos; los criptoactivos (y las criptomonedas entre ellos) están vinculados a las tecnologías de registro descentralizado o DLT (distributed ledger technology) como blockchain". "Bitcoin nació con una finalidad profundamente disruptiva tanto en lo económico como en lo social lo que explica algunas de sus singularidades No están reguladas en la UE, aunque en España se está avanzando en la regulación de sus condiciones de comercialización", ha explicado.

Pese a todo ello, "no tienen la consideración de medio de pago; no cuentan con el respaldo de un banco central u otras autoridades públicas; no están cubiertas por mecanismos de protección al cliente como el Fondo de Garantía de  Depósitos o el Fondo de Garantía de Inversores y su circulación es aún muy limitada y su valor oscila fuertemente". Y pese a que no tienen ningún aval ni garantía por el sistema internacional, hay más de 200 trillones de dólares invertidos en este tipo de monedas en todo el mundo, según los datos aportados por Uría. El Bitcon está considerado como criptomoneda más representativa, más disruptiva, pero también la que tiene una mayor grado de fluctuación.

Uría ha explicado que existen tres tipos de criptomonedas. Por una parte, las criptomonedas de “primera generación”, caracterizadas por su volatilidad, como el Bitcoin o Ether, como principales exponentes; las stable coins, vinculadas a índices o a otros activos, y,  dentro de éstas, entre los proyectos “privados”, como Libra, que fue lanzada por un grupo de empresas entre las que estaba Facebook, y las iniciativas vinculadas a los Bancos Centrales, también denominadas CBDCs, como el yuan o el euro digital, también consideradas stable coins, todavía en estudio.

El responsable de KMPG  ha explicado que la elevada volatilidad de las monedas de primera generación es lo que ha dado lugar a conductas especulativas y ha despertado el recelo de las autoridades monetarias, que tratan de elevar la protección de los inversores en este tipo de activos. Y ello es lo que ha dado lugar a las stable coins o monedas estables, cuyo  valor se “ancla” en índices o en otros  activos de modo que la volatilidad queda fuertemente reducida, haciendo de las stable coins instrumentos más próximos  a las monedas emitidas por los bancos centrales que hasta ahora hemos conocido, como el euro digital.

Así que, en estos momentos, según Uría, existe un cierto interés por las autoridades de los bancos centrales por buscar una regulación a las  criptomonedas de segunda generación o stable coins. Se trataría de las actuales monedas pero en formato digital, lo que pasa es que nadie no  ha tomado una decisión  firme sobre su emisión. "El yuan digital podría ser una  realidad a medio plazo", ha indicado el experto alicantino.

De las criptomonedas de primera generación, sólo Libra es la que ha conseguido captar la atención de los reguladores, según Uría. "Libra actuó como un catalizador para los bancos centrales  que, a partir de su aparición, emprendieron programas  para el análisis y la eventual  puesta en marcha de monedas digitales emitidas por los estados: las denominadas CBDC", ha explicado.

¿Cuáles son riegos de las actuales criptomonedas que los CBDCs quieren evitar?

Uría ha especificado que las CBDC, o monedas digitales avaladas por los bancos centrales, intentarán, una vez estén regularizadas e institucionalizadas, evitar fraudes o delitos; que sirvan para pagar operaciones de terrorismo; disminuir su volatilidad y ofrecer un sistema de pagos gratuito, eficiente y seguro para los consumidores, como ofrecen ahora las monedas físicas. Sin embargo, se enfrentan a otros desafíos, según el responsable de KPMG, como que pueden perder su efecto disruptivo, como los fueron las de primera generación; el efecto de privacidad, el riesgo a exclusión social y a la desestabilización del sistema.

El abogado alicantino también ha abordado los riesgos que supondría la irrupción de una moneda digital para el sistema financiero actual. A su juicio, es necesaria una regulación; la regulación de esas CBDC puede suponer una oportunidad para mejorar la  eficiencia y seguridad de los pagos, aprovechando las nuevas tecnologías; puede ser también un complemento para la moneda física. Ahora bien, el gran cambio, según Uría, se puede dar si los bancos centrales asumiesen parte de  las funciones que hasta ahora han desempeñado las entidades de crédito. Es decir, si los bancos centrales pasan a ser los encargados de asumir los depósitos y decidir la política crediticia, lo que supondría arrebatar esa función a los bancos comerciales.

Por tanto, según Uría, la posibilidad de que exista un euro digital está en estudio, aunque la UE aborda ya la iniciativa como un  proyecto a realizar en un plazo máximo de unos cinco años; la garantía de la privacidad aparece como un elemento esencial de la nueva moneda, coherente con la actitud de la regulación, y de esta manera, el euro digital nacería con la vocación de fomentar una mayor innovación y digitalización  en los pagos minoristas y podría ser  aprovechado por las entidades financieras  para ofrecer servicios adicionales a los usuarios finales.

Por el momento, sólo existe el denominado reglamento MICA, como instrumento para regular los servicios ligados a los criptoactivos y su comercialización. Con el aumento de las operaciones, y las ventajas asociadas a las tecnologías, según Uría, están incrementando el interés del sector financiero tradicional por prestar servicios relacionados con los criptoactivos. Por ello, el responsable de KMPG, llega a la conclusión de que las criptomonedas acabarán institucionalizándose, pero mientras "los reguladores tienen que encontrar un difícil equilibrio entre fomentar la innovación y evitar los riesgos asociados a los criptoactivos", como su volatilidad y uso para el pago de actividades ilícitas, entre otros.

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