ALICANTE. El médico Francisco Mira Berenguer (Benidorm, 1979) ejerce como especialista en Neurología en el Hospital General Universitario de Alicante y en Neuroklink, centro médico que conforma el área de Neurología de Vithas Alicante. Licenciado en Medicina por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, en 2004, su historial profesional comienza a atesorar grandes galardones casi desde el principio, ya que recibió el premio al Mejor Currículum MIR que entregó en 2008 el Colegio Oficial de Médicos de Alicante. Ahora acaba de recibir el Premio Pasteur de Medicina, Farmacia e Investigación Biomédica que concede a nivel nacional la Asociación Europea de Economía y Competitividad.
Un mes atrás se había colado en los TopDoctors Awards como uno de los cincuenta mejores médicos de toda España. Sin embargo, afirma con humildad que todavía no se considera uno de los mejores, aunque sí asegura que busca estar a esa altura en su trabajo diario, al tiempo que apuesta por aplicar con rapidez los avances tecnológicos. De hecho, está convencido de las bondades del bid data en el sistema de Salud y pide decisión, tanto al sector público como al privado, para poder implementarlo. “Debemos ir hacia una medicina predictiva para mantener sana a la población y evitar que llegue al hospital”, sentencia el doctor.
— ¿Qué suponen estos dos reconocimientos a nivel personal y profesional?
— Venimos de años muy difíciles en la medicina que también se han sufrido mucho en lo personal. La primera parte de esta crisis sanitaria fue muy dura, pero la vuelta a la normalidad no está ni medio gestionada. El nivel de colapso al que se ha llegado requiere ahora mucho tiempo y esfuerzo. Así que, que te reconozcan en mitad de ese contexto, que probablemente es el más difícil en mucho tiempo para ejercer la medicina, pues, es muy gratificante a nivel personal y profesional.
En el caso de TopDoctors, es agradable que con 42 años estés entre los cincuenta mejores médicos de España y que no lo hayas dicho tú ni tu madre, sino tus propios compañeros de profesión. Por otro lado, el premio Pasteur proviene de la Asociación Europea de Economía y Competitividad, y no son personas de aquí, de Alicante, que te suelen escuchar, sino que resulta que tu acción trasciende a un ámbito más amplio. Así que eso no solo sorprende, sino que reconforta.
“Esto consiste en trabajar y hacer asistencia lo mejor que podemos, con toda la humildad”
Esto consiste en trabajar y hacer asistencia lo mejor que podemos, con toda la humildad, pero tratando de estar, como mínimo, al nivel de los mejores. Por eso a nivel profesional esto se convierte en un acicate brutal, porque te impulsa a seguir innovando e implantando técnicas novedosas. A no conformarte con el nivel actual, sino a seguir buscando todas aquellas opciones que van saliendo.
— ¿Esto le implicará una participación activa en otros proyectos a nivel nacional?
— Creo que sí, pero todavía no lo sabemos. Nadie dice “como tienes este premio, vas a hacer tal cosa”, pero sí es cierto que da visibilidad a tu trabajo. Existe una tendencia a centrarlo todo en las capitales en detrimento de poblaciones que no lo son y esto ayuda a que este territorio sea más visible. Sin duda, eso abrirá puertas para participar en procesos de investigación y en otros ámbitos. La magnitud de esos proyectos no los sé, pero sí sé la magnitud de las personas que estaban en la entrega de premios y eran ‘primeros espadas’. Todos mis compañeros nominados y premiados son gente que está haciendo las cosas muy bien. Otra derivada es el prestigio que esto aporta a Vithas y a Neuroklinik. La cartera de grandes médicos que están dentro de la organización es un valor para la marca que se debería difundir más. La calidad de los profesionales que hay en este grupo hospitalario es increíble.
—¿Hay algún proyecto o investigación en la que querría participar y en la que puede serle más fácil a partir de ahora?
—Ahora estoy centrado en la ampliación de servicios terapéuticos en Neuroklinik, porque vamos a implantar una nueva tecnología muy innovadora en el primer trimestre del próximo año. Es una tecnología que no está presente en la provincia y que permitirá tratar patologías cerebrales sin fármacos, con una metodología no invasiva. Con esto no solo queremos ampliar nuestros servicios, sino también contribuir a generar conocimiento sobre una técnica que es novedosa y de la que todavía queda mucho por escribir.
—A la espera de que llegue esta nueva tecnología el año próximo, ¿cuáles son hasta el momento las técnicas más empleadas en el ámbito neurológico y cerebral?
—La microcirugía en todas sus variantes (microcirugía cerebral y de columna), el tratamiento intervencionista del dolor para aprender a manejarlo sin fármacos y la estimulación cognitiva con planes específicos. Esto último es especialmente importante en casos de covid persistente. Estamos viendo auténticos estragos en el sistema cognitivo de algunos pacientes de covid y el proceso es muy lento, pero la evolución es favorable. La clave es ponerse en manos de equipos profesionales cuanto antes porque sino la recuperación queda al azar y podrá ser más lenta y menos satisfactoria.
—Además de la irrupción de la covid persistente, ¿cómo han evolucionado las patologías neurológicas o cerebrales en los últimos tiempos?
—Al haber cada vez un mayor número de personas con más edad, las enfermedades neurodegenerativas como las demencias o el Parkinson van adquiriendo más peso, pero vivimos más y mejor. Ha habido revoluciones en el manejo de muchas enfermedades. En el caso del ictus, los tratamientos de hoy eran impensables hace poco tiempo. Los pronósticos de un paciente actual nada tienen que ver con los de hace veinte años. Con la esclerosis múltiple pasa lo mismo. También han aparecido nuevas enfermedades que no estaban o no sabíamos que estaban. Cefalitis o inflamaciones del cerebro de tipo autoinmune, recientes, con diez años de antigüedad, cuyo índice de mortalidad era muy alto y ahora tienen mejor pronóstico.
La tecnología de hoy es diferente y, por un lado, se puede pensar que antes era todo más difícil porque no había tantos métodos diagnósticos ni tecnologías como hay ahora, pero realmente es más difícil en este momento precisamente porque ese abanico es mucho más amplio. Hay mucha más tecnología, y es cierto que eso ayuda, pero también hay que aprender a manejarla y a dominar esos escenarios.
“Cuando la inteligencia artificial y el big data se pongan a funcionar de verdad, será una revolución”
Imagínate lo que habrá en dos décadas con la transformación digital y la medicina genómica. Porque, hasta el momento, la mayor parte de la medicina ha sido como ir a una tienda de ropa y comprarte lo que ya han fabricado, pero ¿y si fabricáramos lo que cada uno necesita? En este caso, ¿y si tú tienes un gen que hace que no respondas a un fármaco convencional? Cuando la inteligencia artificial y el big data se pongan a funcionar de verdad, será una revolución.
—¿Cómo afecta la transformación digital a este sector?
—La transformación digital en la medicina tiene dos ámbitos: teoría y realidad. Lo teórico es espectacular, pero la realidad está asociada a una falta absoluta de impulso e inversión. Ya podríamos estar aplicando muchas cosas que no se están haciendo. Podría ser realidad en muchísimos sitios. La cantidad de información que nosotros tenemos volcada en los sistemas informáticos de los hospitales y centros de salud es muy útil.
Un software inteligente, bien desarrollado, podría leer e interpretar todos esos datos para predecir muchas enfermedades y patologías. Eso nos llevaría a cambios que ni imaginamos. El evolutivo de cada paciente es clave para aplicar medicina predictiva. Si hay un paciente que cumple ciertas características que encajan dentro de una probabilidad, eso se detectaría, abordándolo antes de que suceda la patología y con el lógico beneficio para la salud del paciente, pero también con el consiguiente ahorro para el sistema de Salud.
Debemos ir hacia una medicina predictiva, que no es lo mismo que preventiva, aunque también es necesaria. La medicina está orientada a sanar el enfermo, cuando la derivada debería ser lograr que no enferme el que está sano. Esa medicina predictiva va a ser muy potente. Por otro lado, en cuanto a medicina preventiva, sabemos que el estilo de vida está detrás de gran parte de las enfermedades. Por ejemplo, entre el 30 y el 50% de las demencias en el mundo son evitables con cambios en el estilo de vida. Con sistemas de información y sensores adecuados se pueden anticipar y predecir esas consecuencias del estilo de vida de cada uno, siempre sin invadir la libertad individual. Hay que mantener sana a la población evitando que llegue al hospital.
—¿Qué transformación requiere el actual sistema de Salud para llevarlo a cabo?
—La medicina hay que sacarla de los hospitales. El hospital debería ser el último sitio al que acudir cuando nos ocurre algo. Hace falta una medicina primaria muy fuerte y una comunidad sanitaria muy fuerte que esté fuera del hospital, aunque esté supervisada por este. Quizá no se esté percibiendo todavía, pero, en un mundo en el que la información y el big data tengan más peso, trabajaremos para que la gente no enferme y, si lo hace, lleve la enfermedad en su casa. Los equipos de cuidado en casa son muy necesarios, cómodos e incluso más sostenibles.
“Trabajaremos para que la gente no enferme y, si lo hace, lleve la enfermedad en su casa”
En muchos casos es más barata una hospitalización a domicilio y además elimina esa quiebra que supone para una familia un ingreso hospitalario en cuanto a los horarios, acompañantes, etcétera. Hace falta reforzar eso. Los hospitales se deben quedar como sitios para enfermos agudos y quirúrgicos. Sin embargo, falta inversión y decisión por parte de la Administración y de las empresas. No se apuestando lo suficiente. Hay mucho programa simbólico y página web que luego no se materializa.
—¿Si la Administración no toma la iniciativa, podría la empresa privada acelerar ese proceso?
—Sí, podría, pero el debate Sanidad pública Vs Sanidad privada es falaz. La Sanidad debe ser pública, gratuita y universal, pero ¿quién presta ese servicio? Eso es otra cosa. Debería prestar el servicio quien sea mejor en eficiencia y resultados, siempre bajo unos criterios de calidad laboral, y no quien esté adscrito a un sistema público o privado. Debe prestar el servicio quien sea el mejor en cada campo. No hay que demonizar ni un sistema ni el otro, sino impulsar ambos para que coexistan y aporten cosas diferentes. Uno puede tener unas características muy buenas y el otro otras. Habría que priorizar la Sanidad en general, pero de verdad, no a nivel de titulares, y habría que definir muy bien qué prioridades hay y cómo se desarrollan. Para eso falta liderazgo.
—¿Cuál es el gran reto?
—La gestión de la cronicidad. Vivimos más y mejor, pero muchas enfermedades se están cronificando y eso supone un consumo brutal de recursos. En muchos casos, se consigue cronificar aquello que no se puede curar, pero el gran reto es gestionar todo eso ahora. Enfermedades como hipertensión, obesidad, tabaquismo, diabetes, etcétera, suponen muchísimos recursos. Hay un cambio de paradigma y no se puede excluir o priorizar la aplicación de tratamientos según la edad del paciente. Ahora estamos desbordados por la covid, pero es algo circunstancial que pasará. La covid no hundirá el sistema, pero un cúmulo de enfermedades crónicas sí podría hacerlo.