ALICANTE. La permanencia del Elche en Primera División ha instalado a su entrenador, Fran Escribá, en el Olimpo del club como el mejor técnico de la entidad en el siglo XXI y como uno de los mejores en su casi centenaria historia.
El preparador valenciano, que ya estaba en los altares del Elche tras el histórico ascenso a Primera en la temporada 2012/13 como campeón de Segunda División y las dos permanencias deportivas en la máxima categoría las siguientes campañas, ha logrado el más difícil todavía al salvar a un equipo abocado al descenso en apenas tres meses.
Escribá alimenta de esta forma su fama de "invencible" en el Elche, ya que ha sido capaz de devolverlo a Primera tras veinticuatro años de ausencia o de consolidarlo en la élite con tres permanencias, con lo que rompió el tópico de equipo ascensor que acompañó al club durante las tres anteriores décadas.
Tercero con más partidos en la historia del club, ya estaba a la altura de mitos como César Rodríguez, Roque Olsen o Felipe Mesones. Escribá, de 56 años, llegó al club como relevo del argentino Jorge Almirón, el 14 de febrero, tras la derrota en Vigo (3-1), con el equipo en la penúltima posición de la tabla y a tres puntos de la permanencia.
En diecisiete partidos, el valenciano ha sumado dieciocho puntos, los mismos que logró Almirón en cuatro jornadas.
La elección del técnico valenciano, cinco años después de su salida por voluntad propia, fue un soplo de aire fresco para la afición ilicitana, que comenzaba a asumir el descenso de su equipo.
"O lo logra Escribá, o no lo logra nadie", era el comentario más escuchado en el entorno del Elche durante los días previos a su debut, tras haber aceptado la oferta hasta el 30 de junio, a pesar de poner en riesgo el recuerdo de todo lo conseguido en su anterior etapa.
"No podía decir que no por todo lo que supone este club para mí. Es mi equipo", dijo en su presentación, en la que señaló que se sentía cómo si no se hubiera ido nunca.
Escribá debutó con victoria (1-0) ante el Eibar, lo que le permitió al Elche salir del descenso y creer firmemente en la posibilidad de salvarse de la mano de su entrenador talismán.
Las palabras del propietario, Christian Bragarnik, horas antes del decisivo partido ante el Cádiz, en las que le ofreció continuar en el banquillo pasara lo que pasara, fue un refuerzo para el entrenador y para el grupo.
"Este es mi club y estaré aquí de lo que se me pida. Como aficionado, socio o entrenador", dijo Escribá, quien admitió varias veces que hubiera preferido "no volver porque eso era señal de que el equipo estaba bien clasificado".
Tras lograr la permanencia este sábado, el técnico, que siempre ha sabido gestionar las emociones, apareció ante los medios agotado y emocionado. "Es lo más emotivo que me ha pasado nunca. He ganado títulos europeos como segundo entrenador y he estado en grandísimos clubes. Pero si cuento las cuatro temporadas en el Elche, esta salvación es el momento más emotivo", confesó.
El entrenador se tomó la permanencia del Elche como algo personal y fue tanta su implicación en los últimos meses que llegó a comer en ocasiones sobre el mismo césped del estadio Martínez Valero, al juntar las sesiones de trabajo de mañana y tarde.
"El ascenso lo hicimos aburrido, entre comillas, porque lo conseguimos muchas jornadas antes y se daba por hecho. Y las anteriores permanencias fueron sufridas, pero antes de la última jornada y sin depender de nadie. Ahora estoy cansado. Y me quiero ir a casa", concluyó el último gran héroe del Elche, quien dejó entrever que aceptará seguir al frente del equipo.
