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EL TINTERO / OPINIÓN

Fitur, la dolce vita a la valenciana

Un año más la feria internacional de turismo es el epicentro de nuestro motor económico, el de España y especialmente el de la Comunidad Valenciana. Durante estos días nuestras bondades (que son muchas) se exponen y ofertan en la feria más importante. Y los ciudadanos de la Comunidad debemos asumir y creernos nuestro producto, nuestra tierra, nuestra dolce vita.

18/01/2023 - 

Uno abre la prensa y encuentra de todo, pero en grados inimaginables. Desde las rachas de viento de estos días por municipios, sí como lo leen a una información que nos coloca a la vanguardia del mundo mundial porque en nuestras cinco mil carreras populares ya inscribimos a no binarios. Aquí hay dos opciones, la clásica broma (de mal gusto) de pedir a Putin que apriete el botón rojo o la opción que yo les recomiendo: mucho Tip y Coll, Martes y Trece y Faemino y Cansado. Hace falta humor, y sobre todo el humor absurdo y surrealista para sobrellevar algunas noticias. Pero hay más, por fin una comisión fallera nombra un fallero mayor, haberlos haylos.

El turismo como motivo de orgullo

Los debates sobre nuestra economía, el empleo (más bien la falta de este), el modelo productivo y qué hacer y cómo hacerlo para ser cada vez mejores, más competitivos, más productivos, vivir más y mejor, trabajar menos tiempo y ganar más dinero y no sé cuántas cosas más cuasi milagrosas, suelen tener demasiados tópicos y lugares comunes. Uno muy recurrente es el de menospreciar que seamos una tierra de servicios, esa frase que suele decirse con tono despectivo de “somos los camareros de Europa”, porque los turistas y residentes extranjeros de poder adquisitivo eligen la Comunidad Valenciana para sus vacaciones o para vivir, y hay que servirles las cervezas y poner la comida en los bares y restaurantes donde pasan sus días frente al mediterráneo o frente alguna rotonda de las miles que destrozan el paisaje de nuestra comunidad. En definitiva, parece que ser la tierra prometida, el paraíso de miles de personas gracias a factores que no decidimos los humanos: clima, gastronomía, mar y playas, paisajes naturales de gran belleza y tradiciones culturales y festivas llenas de alegría de vivir, etc. Como digo, parece que todo lo vinculado al sector turístico sea un demérito porque sólo hay que tener muchas fábricas haciendo coches (que también tenemos) o microchips y mucho ingeniero al frente. Sí a los polígonos y parques tecnológicos y sí también a las terrazas y los bares.

Sinceramente, la Comunidad Valenciana, como otros muchos territorios del Mediterráneo, es uno de esos rincones privilegiados porque el Creador quiso que hubiera lugares donde la vida fuera dulce, bella, estética, agradable y también relajada, pausada, lenta, armoniosa. Los humanos nos encargamos de romper con todo ello, y pese a todo no lo logramos, la fuerza de la naturaleza nos sigue superando, gracias a Dios. Debemos sentir un profundo orgullo, y también gratitud, de ver en cada edición de Fitur todas las cosas buenas que la Comunitat Valenciana ofrece al mundo y por tanto a los que aquí habitamos. Hay que prestigiar las profesiones que genera el turismo, desde el guía que cada día enseña los rincones e historias de Ciutat Vella al camarero que sirve unas bravas a una pareja de daneses. Formación y profesionalidad y salarios dignos, pero, ante todo, orgullo de vivir en un museo al aire libre.

Pensat i Fet, gran dicho y gran lema

La provincia de Valencia ha utilizado este clásico dicho popular valenciano para su campaña promocional en esta edición, entre las clásicas explicaciones que ofrecen a los medios, decían: “un modo de vida, un darlo todo en todo momento, no tener plan y tenerlo, escapar de la monotonía, pasarlo bien, arriesgar, atreverse y sentir de corazón”, ahí lo tienen. Esa es nuestra dolce vita a la valenciana, algo que compartimos con nuestros hermanos italianos, especialmente los del sur y que al final es una manera tremendamente inteligente de vivir. Justo estos días, uno de los podcasts de este diario hablaba del aumento de adictos al trabajo, en concreto uno de cada diez según el estudio de la UJI y pese a que algunos ven esto como algo positivo, creo que debemos ser adictos a la vida.

Gina Lollobrigida. Foto: Jens Kalaene/dpa-Zentralbild/dpa.

Uno de los últimos regalos que he recibido es un fantástico libro del gran fotógrafo Slim Aarons, quien supo retratar como nadie la magia de los años 50 y 60 en algunas de las localidades italianas más icónicas. El libro lleva por título ‘La dolce vita’, como la mítica película de Federico Fellini con un reparto de lujo que sigue siendo un icono de una época y una forma de vivir. Justo en esta semana que conocimos la muerte de la gran actriz italiana Gina Lollobrigida. Protagonistas de un tiempo que debemos reivindicar, donde el placer de vivir era exaltado. Y así los debemos hacer todo el año, no sólo en la semana de Fitur. Vivimos en un lugar donde el sol siempre nos acompaña, y la tierra y el mar nos ofrecen los mejores productos. La Comunitat Valenciana, el destino que cualquiera sueña.

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