VALÈNCIA. A José Gil Domínguez (València, 1969) le apasionaban de niño los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente y Jacques Costeau, hasta el punto que se planteó estudiar Biología. «Al final pesó más la elección de Económicas, porque entendí que, entonces, contaba con más posibilidades de trabajo; además tuve la suerte de contar con excelentes docentes y compañeros de facultad». Así lo reconoce este amante del deporte en general, y del submarinismo y nadar en aguas en abiertas en particular.
Tras acabar la carrera, tuvo la disyuntiva de quedarse como profesor o entrar una entidad financiera, dado que ya había trabajado cubriendo bajas y vacaciones. «La diferencia de salario con el sector privado era notable. Las circunstancias me llevaron a labrarme el futuro a través de la banca, donde las oportunidades profesionales eran muy prometedoras».
Comenzó a trabajar en la banca como gestor comercial del extinto Banco de la Exportación, en la primavera de 1993 hasta septiembre de 1995, cuando tuvo un ‘flechazo’ con Ibercaja. «Pues sí, me enganchó [sonríe]. Fueron muchos factores los que me hicieron cambiar de entidad: desde los cursos de acogida y formación, en las etapas iniciales, hasta los eventos deportivos y sociales, pasando por la coherencia y profesionalidad de los directivos. El mundo ha cambiado mucho desde entonces, e Ibercaja ha sabido adaptarse. Yo siempre les digo a los que llegan a la casa que son unos privilegiados por estar en una entidad que trata a los clientes bajo una perspectiva global, como personas, escuchando sus necesidades, y con vocación a largo plazo».
Camino de las tres décadas en Ibercaja -—donde fue escalando peldaños desde gestor comercial a director provincial de Valencia—, este banquero reconoce haber sido tentado en más de una vez para cambiar de bando. Sin embargo, «no todo es dinero en esta vida y trabajar en la casa es un privilegio». Asimismo, destaca el papel de Ibercaja en un sector «que tanto ha cambiado, pero hemos mantenido la misma vocación de servicio, honestidad, profesionalidad y prudencia que nos han distinguido desde nuestros orígenes en 1876».
Testigo de los cambios
Gil ha sido testigo directo de cómo el sistema financiero del Cap i Casal ha cambiado desde la crisis de 2008, «de la que hemos aprendido todos: empresarios, políticos, organizaciones y los agentes económicos». Y hablando de aprendizaje la pregunta surge sola: ¿Ha mejorado la cultura financiera de los valencianos? «La formación que reciben hoy los jóvenes en Bachillerato ya incluye bastante información para prepararlos como usuarios del sistema financiero. Además, hay diversos programas en otras instituciones y fundaciones en ese sentido, y en las que colaboramos cada año».