BARCELONA (EFE). El español David Ferrer, decimotercer cabeza de serie del Trofeo Conde de Godó, ha aceptado su nueva situación tras perder de forma clara, por 6-3 y 6-4, en su debut en el torneo ante el sudafricano Kevin Anderson.
"No me voy a tirar por un puente; es lo que hay", ha declarado tras el partido Ferrer, quien, a sus 35 años, ha descendido hasta el puesto 32 del ránking mundial, tras haber ganado solo tres partidos esta temporada, en la que ha caído en su estreno en un torneo en siete ocasiones.
"No sé cuándo cambiará esto y si volveré a ganar y cogeré más seguridad. Las sensaciones son las que son", ha reconocido el español, que fue 'top-ten', y ha explicado que su lesión crónica de tendones le está pasando factura este año.
"Llevo muchos kilómetros, ya no me recupero como antes y físicamente no estoy igual. Ahora tengo que entrenarme de forma diferente", ha explicado Ferrer, quien, sin embargo, no se queja por vivir esta nueva realidad.
"He tenido una carrera regular, nunca he tenido una lesión importante y ya hubiese firmado tener una carrera como la que he tenido y llegar a los 35 años como estoy ahora. Personalmente estoy muy bien, no hay frustración. Juego para mí, no necesito el reconocimiento de nadie, sino el de mí mismo y el de mi familia, así que no pasa nada", ha argumentado.
Además, Ferrer ha dicho que ha "mejorado" su juego respecto a la gira sudamericana de tierra y el Masters 1.000 de Miami y que confía en seguir haciéndolo hasta llegar a Roland Garros.
"Intentaré llegar lo mejor posible a París, a ver cómo estoy físicamente y, después de jugar allí, veremos", ha finalizado.