ALICANTE. Pérdida de competitividad notable; disrupción negativa en sectores clave de la economía española; incentivar el impacto laboral negativo; devaluar la captación y generación de talento; no facilitar la explotación de grandes volúmenes de datos, y primar regulación sobre educación. Esos son, según Andrés Pedreño y Luis Moreno, los riesgos a los que se enfrenta la economía del país si no aplica las "imprescindibles políticas activas” en Inteligencia Artificial y el Big Data.
Pedreño y Moreno, profesores de la Universidad de Alicante, han elaborado un estudio que forma parte de un trabajo más amplio, Big Data e Inteligencia Artificial. Una visión económica y legal de estas tecnologías disruptivas, que ha sido editado en un ebook, y del que también es autor Javier Plaza. Tanto Plaza como Pedreño son miembros del Comité de Expertos del Libro Blanco sobre Big Data e IA que está preparando el Gobierno y realizan en esta publicación una reflexión sobre aspectos a considerar, desde un punto de vista económico y jurídico, en el uso de estas dos herramientas clave de la llamada Industria 4.0. El libro fue presentado esta semana pasada en el Parque Científico de la Universitat de València.
Ambos profesores, Pedreño y Moreno, parten de la idea de que "es necesario advertir que, con toda seguridad, la Inteligencia Artificial marcará una nueva era para la humanidad (el concepto de Inteligencia Artificial hace mención a un conjunto de avances que representa que las máquinas puedan aprender, razonar o comunicarse, como el aprendizaje autónomo, el deep learning, o el procesamiento natural del lenguaje (NLP) entre otros)". Y advierten de que "lejos de preverse una transición tranquila, los expertos nos hablan de una rápida aceleración en los próximos años dadas las ventajas de competitividad que supondrán para los early adopters”.
En opinión de Pedreño y Moreno, "la IA nos impone encima de la mesa una ‘agenda’ muy ambiciosa y de mayor entidad de lo que hasta la fecha suponían cuestiones como la “innovación”, “transformación digital”, “digitalización” o incluso la “disrupción”. Consideran que no se trata de "ni siquiera es una mera revolución, sino más bien una reinvención", con los siguientes efectos: un cambio en los paradigmas de la propia computación y los sistemas digitales torno a los que hemos construido plataformas, productos y servicios; la creación y destrucción masiva y acelerada de empleos tradicionales; una “reinvención” de gran parte de los sectores económicos de importancia vital en nuestras economías; la capacidad de generar servicios muy personalizados masivamente y cada vez más precisos en la satisfacción, y la necesidad de conformar ecosistemas tecnológicos donde el talento, la internacionalización y la integración de los componentes del ecosistema son fundamentales.
Y de ahí que los dos profesores incidan en la necesidad de elaborar estrategias que potencien la inteligencia artificial, pues actualmente las economías Estados Unidos y China se confirman como potencias destacadas, y con una Unión Europea rezagada. "Europa parece estar atónita ante el imparable crecimiento de China y Estados Unidos. Lejos de converger, estamos en una etapa en la que los dos líderes, en su afán por liderar la IA, seguirán marcando una distancia abismal con respecto a los demás países", alertan tanto Pedreño como Moreno.
Respecto a España, "podemos ya hablar de una situación preocupante, sin un plan estratégico definido respecto a la inteligencia artificial, y sin un ecosistema tecnológico relevante que permita el desarrollo sistemático de empresas innovadoras". Recuerdan los profesores que España tiene planteado un borrador de Libro Blanco sobre Big Data e IA que, aparte de la urgencia de su publicación, debe plasmarse en una estrategia y apuesta gubernamental ambiciosa y capaz de consolidar el liderazgo y transformación de nuestro sistema económico en el nuevo contexto internacional que se avecina. "Si un país quiere ser relevante en este sector fundamental tiene que aspirar a crear su propio “ecosistema” en torno a la IA muy integrado internacionalmente con los líderes en estos campos", defienden.
Para los profesores, existen dos estrategias a seguir por España. La primera, sería asimilar la transformación mediante la importación e incorporación (de forma más o menos eficiente) de tecnologías IA a nuestras empresas y procesos productivos, especialmente si somos objeto de disrupción a través de nuevas empresas que plantean a nuestros consumidores nuevas fórmulas de productos y servicios más ventajosos y competitivos.
La segunda opción, sin duda más acertada, es la de actuar como “disruptores”, mediante una especialización temprana en IA. Pero todas "las herramientas y mecanismos necesarios para ser un jugador relevante en sectores clave como la construcción, el turismo, la banca, la sanidad, la industria de la moda… hasta en el fútbol pasa por una estrategia ambiciosa y temprana en torno a la IA, una masa crítica educada en el entorno digital, un sector productivo que apueste por la innovación y con acceso a la financiación, y la captación de talento, que puede ser incluso más importante que la propia retención".
Explican los profesores Pedreño y Moreno que España es un país con una elevadísima especialización turística y comprobada competitividad durante décadas para atraer enormes masas de visitantes debería diseñar un plan para pivotar hacia el “turismo tecnológico”, unido al talento, las startups, el nomadismo digital. "Esta apuesta quizás no sea difícil en exceso si se eligen espacios altamente competitivos en términos de ecosistemas de innovación", aseguran. Pero desde su punto de vista, las ciudades medias con una muy alta calidad de vida, precios no muy elevados, excelentes comunicaciones y hábitats extraordinarios para residir (aprovechando los enormes stocks inmobiliarios existentes) deberían ser, junto a sus universidades y una economía digital alza, una base muy interesante para crear un gran hub de referencia europeo y mundial. "Esto que en teoría suena fácil y atractivo en la práctica no lo es, pues las división de competencias entre el Estado, las CCAA, las corporaciones locales y los municipios fomenta un conjunto de actuaciones dispersas y faltas de la necesaria coordinación que en gran medida diluyen los esfuerzos", critican.
De esta manera, según exponen, el talento queda pues a merced de las políticas universitarias (como el ICREA catalán, mal imitado por otras Comunidades) o la propia pericia de las grandes consultoras multinacionales, empresas nórdicas y anglosajonas (incentivadas por fenómenos como el brexit) que vienen a captar informáticos y programadores españoles, con una buena imagen en el mercado internacional. En Estados Unidos y en otros países líderes, por ejemplo, "el talento internacional fluye mundialmente y entre las corporaciones públicas (universidades, programas gubernamentales y privadas (gigantes tecnológicos, startups…), mientras en España se generan compartimentos bastante estancos". "España debe cambiar bastantes cosas de cara a construir espacios internacionales de referencia que sean auténticos ecosistemas capaces de consolidar empresas y captar el mejor talento mundial".
Por ello, Pedreño y Moreno proponen "un mayor esfuerzo para afrontar con garantías la urgente hibridación de todas las disciplinas de conocimiento con la computación. La IA marcará de forma irreversible, como ya hemos dicho, el futuro de nuestra economía y nuestros empleos. Esto implica que, sin dilación, todas las materias educativas se integren con los conocimientos y herramientas computacionales si quieren explotar un enorme potencial de innovación y progreso. La medicina, la biología, la arquitectura, la economía, la educación, la agricultura… cualquier campo que pensemos puede tener desarrollos muy interesantes gracias a esta hibridación, y que en muchos casos no se tratará de una mera opción, sino de un auténtico salvavidas", alertan. "Maximizar un saldo neto positivo entre empleos destruidos y generados por el impacto de la IA y las “grandes disruptoras” será posible únicamente con políticas muy activas en educación, desarrollo y captación de talento, algo que deberá pasar por la hibridando de la computación con otras disciplinas y sectores.
Por todo ello, los autores del estudio llegan a las siguientes conclusiones sobre los riegos económicos de la pasividad de no acelerar las políticas para fomentar la Inteligencia Artificial:
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