Estamos hartos. Muy hartos. Es la definición de la RAE de saciados, fastidiados o cansados de mucho. Hartos de mascarillas, de restricciones, de horarios limitantes en los locales de ocio y restauración, de cierres perimetrales, de aumento del número de contagiados, de cifras de ingresos hospitalarios y UCI, de la falta de vacunas y de los efectos de esas mismas vacunas, de los países que recomiendan a sus ciudadanos no veranear en España, de los ERTE, de la desinformación, de los bulos… Realmente esta pandemia se está haciendo muy larga y ha llevado a que la población esté harta de toda información que nos traiga malas noticias sobre la covid.
Por eso no nos puede sorprender que el 25% de los españoles no tiene interés en las noticias y no se fía de ellas. Uno de cada cuatro, por reincidir en esta espeluznante cifra.
Este es un primer dato del informe "Digital News Report España 2021", una parte de un estudio internacional realizado en 46 países con 92.000 encuestados, dirigido por el Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford y con el impulso de patrocinadores y socios académicos en todo el mundo, que ha contado con la colaboración de la Universidad de Navarra en España.
El informe analiza el impacto del coronavirus en el consumo de noticias y en las perspectivas económicas de los medios. También explora el progreso de los nuevos modelos de pago en el sector de la información, la confianza en las noticias, la desinformación, el periodismo local, la imparcialidad y las percepciones de distintas comunidades sobre la cobertura que los medios hacen de ellas.
Pero volvamos a las cifras. El 38% de los internautas españoles es interesado escéptico, es decir, tiene interés, pero desconfía. Solo un 30% está interesado y tiene confianza. Y de los más jóvenes, solo un 32% se fía de las noticias. Y esto se ha traducido en que el porcentaje de personas interesadas en la información ha caído casi 20 puntos en cinco años. En 2016 era de un 84% y en 2021 es de un 67%.
Brutal. Teniendo en cuenta lo que ha supuesto esta pandemia para la información, los medios de comunicación, las redes sociales, las plataformas y cualquier otra manera de dar noticias al ciudadano… ¿Qué se ha hecho mal…? ¿Cómo es posible que una de cada tres personas no tenga confianza en lo que se le cuenta…?
Una de las razones que destaca el estudio es que España es el país con más preocupación social por bulos referidos al coronavirus que proceden del Gobierno, los políticos y los partidos del país. Le preocupa a un 42% de los internautas. Esta cifra es lo suficientemente elocuente para no necesitar más comentario.
El problema es que los periodistas recopilan de las fuentes oficiales y dan al ciudadano la información que recaban. Esta obviedad no ha evitado que el 67% de los ciudadanos españoles no haya pagado nunca por estar informado, ni noticias digitales ni impresas: once puntos más que el año pasado. Casualmente, el mismo porcentaje de los ciudadanos que reciben información por internet y están preocupados por la desinformación. Más cifras: el 50% declara haber estado expuesto a bulos políticos y el 60% a bulos sobre la covid.
El futuro no se antoja mejor. Los menores de 25 años (la llamada Generación Z), incluso en comparación con los millennials que les precedieron, son menos propensos a visitar un sitio web de noticias o a comprometerse con la información imparcial y son más proclives a utilizar las redes sociales como principal fuente de noticias.
Es el momento de repensar qué camino han de recorrer fuentes informativas y conductores de información para que sus mensajes, veraces y contrastados, lleguen directos a la sociedad. Que las noticias no sacien y no confundan a la ciudadanía, para que ésta vuelva a confiar en la información y que ese hartazgo del que hablábamos al principio no le impida estar pendiente de la crónica que todos esperamos: que la pandemia ha terminado. Y ese día llegará. Pronto, seguro.